Prólogo.

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La historia ha cambiado con cada paso que da el ser humano; a veces manteniendo la verdad, a veces siendo transformada para la conveniencia de algunos, a veces desapareciendo para siempre de la eternidad.

Algunas veces las hazañas se conservan durante siglos y siglos, pero su veracidad se va perdiendo con el tiempo quedando en la historia como cuentos para dormir o como pequeños y llamativos mitos. Algunos de ellos son tan bastos y de dudoso origen que se conservan por las civilizaciones como Mitologías.

¿Alguna vez escuchaste acerca de los dioses? Déjame contarte una historia...

Hace mucho tiempo, cuando el universo estaba vacío y en total soledad, habían 3 astros que viajaban de extremo a extremo del vasto cosmos buscando algo por lo que tuviera sentido vivir en la eternidad.

Sol, Luna y Oscuridad eran sus nombres.

Un día Sol tuvo una maravillosa idea: buscó un planeta grande y vasto, en el centro del universo, en el cual separó el día de la noche, lo llenó de agua y de mucha vegetación. Su hermana Luna se encargó con él de crear la vida, dándole forma a pedazos de barro en los cuales luego ambos soplaron y dieron comienzo a la primera forma de vida: Los animales. Oscuridad ayudó a sus dos hermanos mayores a separar los días y poder contarlos, dio estrellas a la noche y separó la jerarquía en los animales.

Ellos amaban su creación, pero a pesar de que era maravilloso bajar y pasear por la tierra creando nuevas especies o embelleciendo sus terrenos con nuevas especies, sentían que algo más faltaba. Algo con una inteligencia superior, casi igual a la de ellos...

Los tres se juntaron una noche y tomaron barro, esculpieron, le dieron forma, lo dotaron de virtudes y dones, planificaron todo y finalmente soplaron en su rostro, dándole el regalo de la vida al primer ser humano. Aquella forma de vida los sorprendió tanto y los maravilló a tal magnitud que está raza se volvió su favorita por entre todas. Crearon más seres humanos que se esparcieron por la tierra, dejaron que se reprodujeran y empezaron a convivir con ellos.

Los humanos adoraban a los astros, alzaron templos, ofrendas y estatuas es su nombre y honor. Les agradecían cada segundo que pasaban con ellos, enseñándoles nuevo conocimiento con cada respiro que daban y cada tribu de distintas partes del planeta les comenzó a dar distintos nombres, nombres con los cuales los tres astros estaban satisfechos y felices.

Los hermanos, por su parte, alzaron sus moradas y palacios en distintos lugares. Luna tomó aquel astro nocturno que alumbraba cada noche al ser humano, Sol tomó aquella esfera de fuego que daba luz y calor al día y por último Oscuridad tomó un lugar alejado y profundo de la tierra, dónde la nieve y el frío no permitían la existencia ni supervivencia de casi ningún ser vivo.

El mundo parecía estar en paz, parecía llevar un orden pero, como todo gran mito inicia, ocurrió un grave problema: Oscuridad.

Era de la mitología.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora