Cuatro.

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"No la conocía de nada y ya me atraía jodidamente mucho."

Eilad.

Joder con la niñata.

Me estaba poniendo duro como una piedra.

Si seguía cantando así, juraba que no respondía.

La miraba de reojo, escuchando como cantaba la canción, la cual tenía doble sentido.

Makes me wanna do things that I shouldn't. (*)

Era jodidamente sexy y ella lo sabía. Claro que lo sabía.

Tragué saliva conteniéndome de no saltar sobre ella y comerle la boca.

No la conocía de nada y ya me atraía jodidamente mucho.

Y, bueno, dejando atrás lo buena que estaba, cantaba jodidamente bien.

Eso si, era torpe de cojones, dos veces se había tropezado conmigo y después, va, y se tuerce el tobillo.

Me sorprendió que no supiese que era cantante, quiero decir, el noventa por ciento de este instituto me conoce, al igual que la mayor parte del mundo.

Bufé y llegué a mi casa, donde aún seguía la fiesta.

(...)

Kristen.

Me desperté de muy mal humor, solo había dormido tres horas como mucho.

Tuve que ponerme mucho corrector en mis ojeras para disimularlas un poco.

Estaba en clase cuando, mi móvil vibró. Disimuladamente, miré el mensaje que alguien me había mandado.

Caleb.

Cámbiate de optativa. Cody está en biología 12:32

Yo: ¿Es coña no? 12:33

Caleb: ¿Tengo pinta de estar bromeando? Hazlo 12:34

Rodé los ojos y guardé el móvil.

Odiaba la biología.

Cuando acabó la clase fui a hablar con la conserje para mi cambio de asignatura.

Al principio puso pegas y tuve que rogarle un poco pero, finalmente accedió.

Salí bufando de conserjería.

Cogí mi móvil para avisar a Caleb de que ya lo había hecho.

Al alzar mi vista vi que todas las chicas que había en el pasillo estaban mirando a un punto fijo, seguí sus miradas y descubrí que estaban mirando a Eilad que acababa de entrar al instituto.

Varias de ellas se le acercaron y le pidieron autógrafos y fotos.

Y luego estoy yo, que ni siquiera sabía que era famoso.

Cuando, Eilad, acabó con las chicas, siguió caminando hasta que su mirada dio con la mía. Luego, bajó sus ojos hasta mis pies.

–Veo que ya estás bien–me guiñó un ojo.

Todas las miradas del pasillo cayeron en mí.

–Al parecer no fue nada–dije un poco cohibida.

Sonrió pero no dijo nada más y siguió caminando.

Pues adiós.

Detrás de él iba el tal Miki, un chico que era desconocido para mí y Stuart.

Este, se acercó a mi.

–Hola...¿Kristen?–preguntó no muy seguro.

Asentí.

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