IX. Adicto.

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Hola. Sé cómo comenzar cartas pero no sé cómo empezar con ESTA carta.
No sé qué debería decir primero, no sé ni siquiera si debería decir algo en absoluto.
Estoy consciente de que no he sido el mejor hombre, ni el mejor trabajador. No fui el mejor hijo, no fui el mejor jefe, ni el mejor novio, ni para ti ni para nadie. Y ha sido tanto tiempo desde la última vez que hablé contigo.
Tanto, tanto tiempo. Y lo lamento.

Jamás creí que estaría haciendo esto, es estúpido porque no lo leerás, pero dicen que está bien sacarlo todo. Y esto es mi todo, tú eres mi todo.
He estado vagando en un viaje de autodescubrimiento y búsqueda de la felicidad, es de las cosas que puedes hacer cuando tienes años y años por delante. Entonces, me encontré caminando por el desierto de mi mente, buscando cualquier cosa que pudiera darle un nuevo sentido a mi existencia, me encontré con varios osasis, por supuesto; personas que me dieron alegrías inmensas por cortos periodos de tiempo y saciaron mi sed de felicidad.

Y lo intenté, pero no importó qué tanto lo hice, la arena se volvió más pesada y los oasis finalmente desaparecieron. Yo necesitaba agua. Necesitaba TU agua. Te necesitaba a ti.

Estoy siendo un poco dramático, lo sé, pero sólo soy un adicto a ti y a todo lo que me diste. Un adicto a cada momento especial que vivimos juntos y a todo lo que cambiaste en mí desde el día que te conocí.

Feliz 16 de diciembre, Grell.
Te extraño.

Y sé que nunca leerás esto.

William T. Spears.

Si tan solo... || GrelliamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora