XV. Mudo.

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Su reloj marca las 3 de la tarde.

Se saltó su hora de comida por la terriblemente larga junta a la que estaba obligado a asistir por ser un gerente, y aunque las necesidades humanas no eran más que algo secundario para él, el vacío en su estómago es molesto. Es irritante. Es...

—Sutcliff. —Saluda cuando entra a su propia oficina y ve al hombre pelirrojo sentado en su silla.

El pelirrojo ni siquiera se sobresalta al ser sorprendido merodeando, William parece estar demasiado acostumbrado a ello. Y está bien.

La rutina está bien.

—Tengo una rica ensalada para ti. Es la que te gusta. —Comenta mientras mueve las cejas de esa forma graciosa que siempre empuja una sonrisa en los labios de William.

Toma la bolsa de papel y se sienta en una de las sillas frente a su escritorio mientras Grell continúa moviendo el contenido de sus cajones.

—¿Por qué siempre haces eso? —Pregunta después de haber dado el primer bocado.

—Siempre lo vuelves a acomodar. Te doy algo para distraerte. —Responde con sencillez. Sus miradas hacen contacto apenas unos segundos antes de que William asienta.

El silencio cómodo se extiende.

Cuando termina, recoge todo y lo tira al cesto de basura, entonces se levanta y le hace una seña a su acompañante para que haga lo mismo y le seda su asiento.

Observa su espalda mientras camina hacia a puerta, los cabellos pelirrojos meciéndose de manera rítmica, su cadera haciendo ese suave balanceo que lo vuelve loco, el sonido de los tacones que enciende cada fibra de su cuerpo.

—Sutcliff. —Llama, Grell voltea— Gracias.

Su compañero asiente y sonríe, pero la sonrisa no llega a sus ojos porque en su lugar hay decepción.

William sabía que el pelirrojo esperaba otra cosa, y él también lo hacía.

Pero estaba acostumbrado a la rutina. La rutina está bien.

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⏰ Última actualización: May 24, 2019 ⏰

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Si tan solo... || GrelliamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora