XIV. Tres.

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—Cuando estés listo.

Tres palabras.

Escucha su propia respiración agitada mientras repite esas tres palabras en su cabeza una y otra vez en un ciclo infinito. Entonces un leve, gentil apretón en su mano hace que el mundo se detenga.

Observa sus ojos oscurecidos por el deseo, pero llenos de pequeños destellos de un cariño que jamás esperó de él.

Tener sexo con un hombre como Grell Sutcliff sonaba como una sesión sadomasoquista enferma y llena de parafilias, pero esto estaba resultando más como...

Hacer el amor. Eso.

¿Estaba a punto de hacer el amor con un hombre? Eso sonaba mal. Sonaba horrible. Una decisión muy, muy mala.

Y aún así, a pesar de la estúpida voz en su cabeza que se encargaba de repetirle lo mal que estaba hacer esto, él seguía deseándolo.

—Estoy listo.

Si tan solo... || GrelliamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora