Capítulo 39

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Diego;

— Ya Diego, me hartas, qué te cuesta acercarte a ella y saludarla, ni que te fuera a morder o algo así -me dijo Matheus mientras hacíamos ejercicio en el gimnasio.

— Me da pavor, no sé, siempre que intento acercarme me siento como un idiota y ya no puedo ni mirarla... Ya no sé que hacer, me estoy muriendo -le dije y el negó con la cabeza.

— Es que eres un idiota, no es nada difícil acercarte a ella y hablarle, o sea, eres Diego Laínez, a cualquier chica en su sano juicio le encantaría que le hablaras o que por lo menos la miraras un poco y créeme que Yesenia no es la excepción.

— Es que tú no entiendes -le respondí frustrado quedándome sentado en el suelo.

— El que no entiende eres tú Diego, si quieres que te haga en su mundo, tienes que hablarle y en serio que no se va a acabar el mundo porque te le acerques, no sé cuál es tu maldito miedo.

— ¡Que me rechace Uribe! Ese es mi maldito miedo, que a pesar de que yo sea Diego Laínez a ella le importe tres metros de pepino y aún así no me corresponda, no todos tenemos tu autoestima -le reclamé y se sentó en el suelo a mi lado.

— Pues deberían, o al menos tú, a parte si no lo haces, si no le hablas ni te acercas a ella ¿cómo vas a saber que va a pasar? Ya Diego, por favor, me están dando ganas de agarrarte a patadas -me dijo y me dio un zape.

— Algún día lo haré.

— Ojalá que ese día no llegue muy tarde, Laínez.

— Estoy preocupado por Edson -dijo Marche llegando a donde Matheus y yo.

— ¿Y eso? -le preguntó Matheus.

— La loca vino a buscarlo.

— Creí que ya no le decían así -respondí y Matheus se me quedó viendo burlón.

— ¿A quién? -me preguntó.

— A América -respondí inocentemente.

— ¿Y quién está hablando de ella? -preguntó Marche confundido.

— ¿No estás hablando de ella?

— No tarado, se refiere a Eiza -me respondió Matheus riéndose.

— Hasta donde sabía la loca era América -dije de mala gana.

— ¿Lo vino a buscar? -preguntó Matheus olvidándose por completo de que estaba burlándose de mí.

— Sí, quién sabe que querrá ahora -respondió Marche.

— Ojalá que no sea nada malo -agregué y acto seguido todos seguimos con nuestros ejercicios.

Yesenia;

— Entonces... Diego Laínez ¿eh? -se volvió a burlar Elizabeth.

— Ya cállate -le dije de mala gana y se rió de mí- me desespera que no me hable ¿saben? Y yo quiera tomar la iniciativa pero por una extraña razón jamás puedo.

— Pues a él debe pasarle lo mismo, tal vez cuando se quiere acercar a ti le da pena o no sé y sale corriendo -dijo Jannine está vez.

— ¿Qué pena? Por Dios, es Diego Laínez, cualquiera en su sano juicio se enamoraría de él -dije obvia.

— Yo no -dijo Elizabeth alzando la mano y Jannine se rió.

— Ni yo -dijo haciendo segunda y bufé.

— Luego se quejan de que nada más le pudo consejos a mis amigas de la universidad -les reclamé.

— Pues Ame trae algo con Edson ¿no? Y su amiga... Fer, como que anda muy juntita de Emilio, creo que esta vez ellas podrían darte un mejor consejo que alguna de nosotras -dijo Eli.

Besos en Guerra || Edson Álvarez ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora