Capítulo 5

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  Ya es viernes.

  Hoy veré a Ed en el parque y casi no pude dormir de los nervios.

  Debería haber dormido más así mis ojeras no se verían tanto pero ¿qué puedo hacer? Llevo soñando con esto desde que lo vi el primer día de intituto.

  Lo recuerdo perfectamente.

Fue un 15 de septiembre cuando entramos todos por las grandes puertas del Instituto.

  Como era nueva estaba un poco despistada.
Estaba buscando por todos lados la maldita clase n.° 23 , que era dónde teníamos que reunirnos los de nuestra clase y, para mi mala suerte, no había encontrado a nadie que se dirija también a esa clase.

  Como decía, estaba buscando la clase cuando oigo una voz un poco grave detrás mía y doy un pequeño brinco.

—¿Nueva? —me pregunta un chico con una hermasa sonrisa.

   Tiene el pelo marrón con unos ojos tan azules como el mar, una nariz pequeña y unos labios no muy carnosos pero que lanzan sonrisas matacorazones.
  Es unos 20 centímetros más alto que yo y tiene un cuerpo en el que las horas de gimnasio se pueden notar ligeramente.

  Después de 30 segundos (o más ) en los que no dije nada porque me quedé totalmente embobada (espero que no empecé a babear también) me doy cuenta de que aún no le he respondido.

—Sí-sí. Es-estoy buscando la cla-clase n.° 23...   

  Balbuceo como una tonta cosa extraña porque yo normalmente no tengo ningún problema a la hora de hablar con desconocidos.

—Ah, sí, ven, te acompaño. —se gira y da un paso hacía adelante pero después se gira de nuevo para mirarme—Creo que olvidé algo. —me dice sonriendo mientras me tiende la mano—¡Bienvenida al Instituto Greenwich ! Yo soy Edward Davidson, pero todos me dicen Ed.

—¡Gracias! ... Aliya Walter.—le digo apretando su mano.

—Bien, ahora vámonos.

Se da la vuelta y empieza a caminar y yo lo sigo.
Se para delante de una puerta que tiene escrito "Nr. 23" .

—¡Llegamos!

—¡Mu-muchas gracias!

—De nada.—estaba a punto de irse pero se gira nuevamente—Oye, no estes nerviosa, todos los de aquí son muy amables, bueno casi.—ríe levemente y ahora sí se va dejándome ahí sin poner apartar la mirada miestras lo veo alejarse.

Pero lo que Ed no sabía es que mis nervios los provocaba él.

  Era él quien hacía mi corazón latir a mil por hora cuando se me acercaba.

Al principio estuve algo decepcionada por el hecho de saber que Ed es amable con todos.   Cuando hablo conmigo me sentí un poco especial pero todo se evaporó al ver que lo hacía con todo el mundo.

  Los libros y las películas me metieron en la cabeza esa idea de que el más popular siempre es el más engreído  pero no, no siempre es así y Ed fue el que cambió mi punto de vista.

  El que me hizo ver que no hay unas reglas escritas para que cada uno se comporte según su etiqueta. Y eso no es solo para él. Sino para todos.

  Por eso es que estoy tan feliz de salir hoy con un chico como él. Sinceramente nunca hemos tenido una conversación muy larga, cosa que creo que notó también .

Pero no es solo esto. El 15 de septiembre también también conocí a alguien muy especial para mí. Ese día conocía a la que iba a ser mi amiga. Mi mejor amiga. Una chica maravillosa que siempre me acompaña en mis locuras y siempre puedo contar con su apoyo. Esa chica es Lily.

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