Capítulo 8

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Aly:

  Estoy esperando en un banco en el parque.

No estoy nerviosa por ver a Erick pero sí lo estoy un poco porque está es mi primera cita .

Cuando le conté a Lily lo del cine me dijo que seguramente es una cita aunque no crea que esto sea una cita por así decirlo.

  Cita o no espero que todo salga bien y no saque el tema de la carta porque si me pregunta algo no sé muy bien que responderle.

Miro el reloj. Ya ha pasado exactamente una hora.

—¡Hola, Aliya! Espero que no te hice esperar mucho.

Me giro hacía el dueño de esa voz y lo miro asombrada. No estoy segura si es porque llegó tan puntual o porque resulta que lleva la camiseta verde igual que la mía, los pantalones negros iguales a los míos y los zapatos negros iguales.

Vale, este un un pochito raro.

Parece que lo hubiésemos planeado.

—¿Qué pasa? ¿Te molestó que te llamara Aliya?

¿Me dijo Aliya y no me di cuenta de eso?

¿Cómo es posible?

No entiendo qué es lo que me pasa pero sinceramente no me molestó al llamarle así. 
Cuando lo dice él suena ¿diferente? Solo me parece agradable.

—No, no es eso tranquilo. Es solo que me sorprendí al darme cuenta de que los dos estamos vestidos igual.

Me mira de pies a cabeza analizándome y luego sonríe.

—Parece que nuestros pensamos se han sincronizado.

Me mira otra vez y luego me tiende la mano para que me levante.

—¿Vamos?

—Vamos.

Y así nos dirigimos al cine.

En el camino hablamos casi de todo. Hasta me invitó a la fiesta de mañana que será en la casa de Ed.
Al nombrarlo la tristeza me invade pero me aguanto. Con el se supone que debería ir ahora al cine y hablar como si nada.

Dejo ese pensamiento a un lado y me doy cuenta que no me soltó la mano desde que nos fuimos del parque. La quito rápidamente, cosa que nota pero no dice nada.

No es como si lo hubiera hecho a propósito.

Antes de entrar al cine se para y se gira para mirarme.

—¿Qué clase de películas te gustan?

—Mhmm...las de comedia.

—¿En serio?

Me molesté un poco al escuchar eso así que hago una mueca.
Aunque no lo dice en un tono burlón puedo notar el asombro en sus palabras.

¿Se supone que porque soy chica debería mirar las típicas películas románticas y llorar como una boba con cada tragedia? Pues, mi querido Erick, las cosas no son así.

—¿Se supone que es algo malo?

—No, es algo muy bueno porque a mí me encantan la películas de comedia.

Quito la mueca que hice antes y ahora soy yo quien lo mira con cara de asombro.

Primero lo de la ropa ahora lo de las películas.

Hay algo aquí que no me huele bien que digamos.

—Bien. Así no tenemos que preocuparnos por no estar de acuerdo.

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