Capítulo 8

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» Jaden «

Tenso la mandíbula cuando el recuerdo de Maya con ese tipo en su piso encoge mis pulmones. Fui a tratar de disculparme por lo del otro día, estuvo mal que la expusiera a tanto, pero estaba tan frustrado por culpa de Kendra y sus dramas que no lo pensé, solo quería sentirla para poder calmarme, olvidarme de todo mientras la hacía mía... y para rematar el comentario de Rupert.

Maldito lengua suelta. Yo nunca follé con nadie ahí y solo fueron un par de veces las que me pilló con Kendra dentro, pero porque ella era la que me pedía que nos metiéramos ahí, para... bueno, era mi novia, solo nos besábamos y nos tocábamos por encima de la ropa, pero eso era todo.

«Solo estás pensando en excusas»

Okey sí, lo acepto. La cagué, pero no fue mi intención, como tampoco lo fue que mi ex se enterara de lo que sucede entre nosotros.

Pero ¿ya por eso ella se buscó a otro que le caliente la cama?

Sin medir mi fuerza, dejo caer el vaso que estoy secando en la barra del bar, provocando un sonido fuerte, pero sin llegar a romperlo. Ian me mira con el ceño fruncido, no obstante, lo ignoro... como he estado haciendo toda la noche. Estoy de mal humor y se nota, y gracias a ello la gente se ha mantenido alejada de mí, incluyéndolo a él.

Es que... mierda ¿a ella le gusta ese imbécil? ¿pondrá fin a esto que tenemos para iniciar una relación con él? Sé que no debería importarme, sé que no debería dolerme y, sin embargo, lo hace. Las relaciones de este tipo tienen fecha de caducidad, de todos modos, solo somos dos personas que se utilizan mutuamente, pero entonces ¿por qué me duele tanto?

Porque pensé que con follarla de todas las formas posibles saciaría esta obsesión que siempre he tenido por mi mejor amiga, no obstante... cada vez quiero más, y más, y más, y más...

―A ver ―gruñe Ian a mi lado, arrebatándome la toalla de las manos―. ¿Se puede saber qué jodidos te pasa?

―Nada que te importe ―respondo cortante, sin mirarlo. Hemos sido amigos desde que estuvimos juntos en el equipo de fútbol, pero nuestra amistad nunca fue tan profunda como la que tengo con Maya.

―Estás agresivo, respondes gruñéndole a la gente y has estado a punto de reventar los putos vasos, no es que me importe lo que te suceda, pero este es el bar de mi hermano y no quiero que los clientes salgan huyendo. Así que habla.

Aprieto con fuerza el borde de la barra, tratando de calmarme, de que mis orejas dejen de sentirse calientes por la rabia que tengo. Este es mi jodido trabajo y no puedo perderlo, mis padres apenas pueden pagarme la universidad, no puedo darme el lujo de perder mi sustento. Miro a Ian, con los brazos en jarras y las cejas arrugadas con disgusto, pero en mi mente veo a esa chica con el pelo desordenado, sin lentes, esa enorme camiseta, las piernas desnudas y después... ese tipo luciendo igual.

Imaginar que él le hace todo lo que yo le he hecho me enferma, joder.

―Jaden, habla ahora ―remarca con dureza la última palabra.

Tomo aire.

―Me he estado acostando con Maya.

― ¿Y? ―dice él, indiferente, lo que no me sorprende―. Ya era la maldita hora ¿qué pasa con eso?

― ¿Que qué? ―gruño―. Que me he estado acostando con ella y joder, Ian, es el puto paraíso, pero entonces ella sale con esta mierda de que somos follamigos, que no quiere compromisos, que no durmamos juntos, que nos quitemos los sentimientos junto con la ropa y otro poco de chorradas más. Se suponía que si a alguno nos interesaba alguien más lo diríamos, pero no, ella va y coge con este imbécil rubio sin decirme nada, sin terminar este estúpido trato que hicimos.

Follamigos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora