Capítulo 9

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La hora de la salida llegó y todos comenzaban a salir del salón, los últimos fueron Marinette, Alya, Nino y Adrien, quienes platicaban animadamente sobre su próxima salida para el concierto de Jagged Stone, que sería el próximo  fin de semana.

—Bueno, será mejor que me vaya —habló Alya mientras observaba su célular— Mis padres saldrán a cenar y tengo que cuidar de mis hermanas.

—Te acompañaré a casa —se ofreció Nino— Nos vemos el lunes chicos.

—Hasta pronto —se despidió Marinette.

Los morenos salieron por la puerta tomados de las manos.

—¿Vienes Marinette? —le preguntó el rubio.

—En un momento voy, aún tengo algo que hacer.

El ojiverde vio que sostenía el sobre azul y entendió a qué se refería, así que simplemente asintió con la cabeza.

—Nos vemos el lunes.

—Buen fin de semana Adrien.

Una vez sola en el aula, la azabache tomó aire y se dispuso a abrir aquel sobre, su corazón latía fuertemente en su pecho y las mariposas de su estómago comenzaban a hacer aparición. Sacó una carta doblada por la mitad y también una foto, al mirarla bien, sus ojos brillaron de felicidad y la embriagó un aire lleno de calidez, esa era la foto que se habían tomado en el parque, donde los dos se habían quedado viendo a los ojos, una mezcla perfecta entre los diferentes tonos azules de los orbes de ambos.

Sin duda era su foto favorita y le agradecía infinitamente a Luka por dársela.

Después desdobló la carta para leer lo que decía, la letra era hermosa y elegante, un punto más a favor del chico de oscura cabellera pensó la joven, así que ansiosa, empezó a leer lo que había escrito.

Esta carta es para la chica más hermosa de todo Paris.

No soy bueno escribiendo cartas, ya sabes, me expreso mejor con fotografías y con mi cámara, pero por ti, es que estoy haciéndolo.

Tengo que admitir que desde que me fui por toda Europa, estaba ansioso por conocer lugares, por encontrar un verdadero lugar para hacer mi vida, pasé meses buscando ese lugar, buscando una razón que valiera la pena para quedarme ahí, pero no lo encontré... hasta ahora.

Ayer fue la primera vez que pisé Paris en mucho tiempo y un aire de nostalgia me invadió, pero había algo más, había algo que me decía que todo iba a cambiar, ahí fue cuando pisé la Françoise Dupont y fue cuando choqué contigo.

No sé si fue el destino o simplemente cuestión de suerte, pero agradeceré ese momento eternamente. Ahí fue donde me encontré con los ojos más hermosos que hubiera visto jamás.

Marinette Dupain Cheng te has vuelto mi mayor inspiración.

Todo de ti me resulta algo hermoso, tu sonrisa, tu cabello y esos ojos tan azules que me recuerdan al mar, eres maravillosa y me encantó pasar tiempo contigo, tengo que admitir que hace mucho que no me sentía tan calmado.

Tengo algo que preguntarte y sé que tal vez te sonará muy loco, pero...

¿Crees en el amor a primera vista?

Porque siento que eso es lo que me pasa contigo, desde que choqué con ese precioso mar, me enamoré de ti Mari.

Y tú haces que jamás quiera volver a dejar Paris.

Así que necesito que me respondas algo importante, sé que es repentino y tal vez me creas un loco, pero no puedo evitar pensar que tu también sientes lo mismo que yo... 

Mari...

¿Saldrías conmigo?

Esperaré tu respuesta.

Iré mañana al colegio, te esperaré cuando sea la hora de la salida, no aguanto las ganas de verte. No importa si no me respondes en ese momento, te daré tiempo.

Luka Couffaine.

Una enorme sonrisa se posó en el rostro de la azabache al terminar de leer la carta y sus ojos brillaron como nunca, todo en ella irradiaba pura felicidad y su corazón no podía ir más rápido.

Si no se hubiera enamorado ya de Luka, estaba segura de que en ese momento lo hubiera hecho.

—Él es... —un suspiro salió de sus labios— Él es increíble Tikki.

—Y también te está esperando Marinette —le dijo divertida, a la pequeña kwami le causaba mucha alegría al ver a su portadora tan feliz e ilusionada con aquel chico.

—¡Oh no! —dijo la azabache mientras tomaba sus cosas y salía prácticamente volando del salón, pero dándole tiempo a su kwami de meterse a su bolso.

Corrió hacía la salida y se detuvo justo a tiempo para divisar al chico con los ojos más bonitos que había visto y el como ese bello cielo se posaba en ella.

Sin poder evitarlo, bajó a toda prisa las escaleras y se abalanzó al pelinegro para envolverlo con sus delgados brazos en un cálido abrazo, eso hizo que Luka abriera los ojos completamente sorprendido y un fuerte rubor apareciera en sus mejillas, sentir los brazos de la chica que lo había encandilado tanto lo dejaba sin respiración, pero una felicidad infinita se apoderó de cada una de sus extremidades, así que le correspondió con el mismo cariño que ella le daba.

Los dos se quedaron así por varios segundos, disfrutando de la cercanía del otro, respirando el aroma que cada uno desprendía, el olor a menta y madera de él y el dulce aroma a vainilla de ella, no fue hasta que Marinette se separó un poco para quedar viendo los azulados ojos de Luka.

—Hola preciosa —susurró el joven con una gran sonrisa— Si así es como me vas a recibir cada que venga a visitarte, sin duda vendré todos los días.

La ojiazul rio en respuesta, no aguantaba las ganas de decirle a aquel perfecto chico su respuesta, porque ya tenía una y no necesitaba pensarlo un segundo más.

—Leí tu carta —le dijo en un susurro.

Luka abrió ligeramente los ojos sorprendido, no sabía que respuesta le daría, pero si al verlo, lo había abrazado, significaba que iba por buen camino, así que era hora de poner en marcha su plan.

—¿Te gustaría dar un paseo? —le preguntó el chico antes de que la azabache volviera a hablar.

Marinette se sorprendió un poco, no se esperaba esa pregunta, mas bien, había pensado que el muchacho estaría esperando ansioso su respuesta, así que solo asintió con la cabeza.

—Perfecto —volvió a hablar el ojiazul— Porque tenía planeado llevarte a un lugar muy especial, así que vamos.

Marinette lo siguió y observó como Luka se subía a una motocicleta negra, se veía tan malditamente atractivo, y junto con esa chaqueta negra le daba un aire de chico malo, así que la ojiazul tuvo que contener un suspiro, sus piernas comenzaron a temblarle.

Y no era por el miedo a subir a una motocicleta, a ella le encantaban, pues su abuela tenía una y  cuando era pequeña, Gina la llevaba a todas partes. 

Más bien se sentía sumamente nerviosa por ese chico que se veía tan guapo montado en aquel vehículo, no fue hasta que Luka le extendió uno de los cascos, que la joven pelinegra se subió y se puso el casco en la cabeza.

—Sujétate fuerte Mari —la azabache rodeó su torso y el encendió la motocicleta. 

Sintió los músculos de Luka tensarse bajo la chaqueta y al recargar la cabeza en la espalda del muchacho pudo sentir su irregular respiración.

El rugido del motor inundo sus oídos y rodeó con un poco más de fuerza el torso del joven una vez que este condujo hacia la carretera, Marinette no sabía a donde la llevaba, pero confiaba en él.

Blue like the Sky |Lukanette|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora