Capítulo #2 ; Primera Cita.

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Narra Sarah.

Había decidido hablar con Nate dos días después de darme cuenta que todo lo que había dicho mi hermana era real. Había estado buscando las palabras para decirle. No podía decirle "Oye, Nate. No sabes, ¡estoy enamorada de ti! Si... al parecer siempre lo estuve, y sólo hace dos días me di cuenta. ¡Yupi!" Es absurdo, ¿no? Así que mi solución fue invitarlo a casa un el domingo y empezar a hablar. Le dije que no sabía si quería empezar a estar en una relación luego de lo de Felix, pero que me gustaría ir a una cita con él, el miércoles, para ver que tan cómoda me sentía. Y para confirmar mis sentimientos hacia mi mejor amigo.

Así que esa era la razón por la cuál estaba terminando de aplicarme un poco de brillo labial y mirándome, de forma nerviosa, al espejo del baño. El timbre de mi casa sonó y fui a abrir. Nate estaba en la puerta, vestido con un jean y un suéter negro que hacía relucir sus ojos café. En su mano izquierda tenía un ramo de flores color azul, el cual me extendió en cuanto me vio. Yo sonreí y las tomé.

—Gracias, Nate... -susurré y sonreí de lado-. No tenías que...

—Claro que tenía. -me dijo, con una hermosa sonrisa en su rostro-. Luces hermosa, Sarah.

Yo le sonreí de lado y observé lo que tenía puesto. Un jean, zapatillas y un suéter color mostaza, con un gorro que combinaba con este.

—Yo... -me sonrojé levemente y nos miramos a los ojos-. ¿Vamos?

Él asintió, yo dejé las flores en casa, y nos dirigimos a su auto. El viaje comenzó. Estaba la calefacción encendida y había música de fondo, 5 Seconds Of Summer, una de mis bandas favoritas. Como Nate muy bien sabía. Llegamos al café luego de diez minutos. Entramos, tomados de la mano, y nos sentamos en uno de los asientos que daban contra la ventana. De allí se podía ver la nieve que caía y cubría de blanco la ciudad. Un chico nos vino a atender y pedimos dos chocolates calientes con crema y malvaviscos, y para acompañar unas galletas de vainilla.

Un silencio incómodo se levantó entre Nate y yo mientras esperábamos a que venga el camarero con lo pedido. Cuando nos dejaron las cosas, ambos nos sonreímos.

—Entonces... -empezó a hablar-. ¿Pasaremos navidad en tu casa?

—Si. -respondí, mientras tomaba un sorbo de chocolate-. Cómo siempre, vendrán el 24 a la noche y festejaremos hasta pasada la medianoche.

— ¿Y crees que habrá muérdago colgando por allí? -me preguntó, sonriendo. Era tan obvio. Pero eso no evitó que yo me sonroje-. Digo, quizá nos podemos cruzar por debajo del muérdago y me vea obligado a besarte.

—Lo veremos el sábado, entonces. -respondí, a lo que él sonrió ampliamente.

Buena forma de romper el hielo, Nate.

^^^

La cita había salido como esperaba. Divertida, romántica y con un par de besos de por medio. No podía negar que me encantaba Nate. Pasar tiempo con él era maravilloso, estaba muy contenta de pasar tiempo con él, claro que lo estaba. Me llevó a casa, entrada la noche, y nos despedimos con un beso. Hacía frío afuera, pero me hubiera quedado un rato más, si eso significaba pasar más tiempo con él.

Cuando entré, Sally me estaba esperando en el sillón. Lo único que hice fue un gesto afirmativo con la cabeza, lo que provocó una sonrisa en su rostro, y sabía que internamente estaba gritando. Ambas sabíamos lo que aquello significaba.

Había encontrado al hombre de mis sueños.

***

Narra Nate.

La cita con Sarah había salido fantástica.

Cada día podía reafirmar que estaba locamente enamorado de ella.

No podía esperar que sea 24 a la noche y proponerle que seamos novios. ¿Apresurado? Para nada. Cuando estás con una persona y sabes que la quieres, ¿para que esperar?

No era posible enamorarse de alguien más de lo que yo ya estaba.

De: Nate.

La he pasado genial hoy.

Lo podríamos repetir, ¿no lo crees?

De: Sarah.

Me encantaría ;)

Pon fecha y lugar.

De: Nate.

Mañana.

No hay nadie en casa.

Películas y palomitas.

¿Te gusta la idea?

De: Sarah.

¡Claro!

Es el plan perfecto.

De: Nate.

Genial.

Te espero a la tarde, entonces.

De: Sarah.

Nos vemos, Nate.

De: Nate.

Me iré a dormir.

Descansa, Sarah.

De: Sarah.

Está bien. Muchas gracias.

Tu también.

Le sonreí como un tonto a la pantalla del celular, y marqué su número. Ella atendió, confundida.

— ¿Nate? -me preguntó-. ¿Qué pasa?

—Nada. -respondí-. Te quería decir sólo una cosa antes de irme a dormir.

— ¿A sí? -preguntó, extrañada-. ¿Qué cosa?

—Te quiero, Sarah. -susurré, y sonreí-. No lo olvides.

—Yo... yo también te quiero, Nate. -respondió, y yo sabía que estaba sonriendo-. Ahora ve a dormir, ¿si?

—Si.

Luego corté.

Conecté mi celular a su cargador y cerré los ojos. Sonriendo.

Era un chico feliz.

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¡Hola! Nuevo capítulo.

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Felices fiestas <3

Juli <3

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