Capítulo 20

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Después de que había anochecido los muchachos habían ido al pueblo, volvieron con pizzas y cerveza, iba a ser una pequeña celebración para Piero y Olivia, y mientras comían resolvieron jugar algunos juegos de tablero y hacer pequeñas competiciones.

Los dúos serían Ignazio y Elisa, Gianluca y Olivia, Piero y Samantha. El primer juego fue Pictionary. Todos creyeron que era una enorme desventaja que los hermanos fueran sorteados juntos, ya que por conocerse a más tiempo tendrían cierta ventaja sobre los demás, pero eso no sucedió... Por el contrario, fueron la peor pareja, mientras que Piero y Samy vencieron el desafío.

Más tarde jugaron cartas e imitación hasta cansarse. Cuando nadie más quería jugar, optaron por una película de aventura, hicieron palomitas y se acomodaron en los sofás, pero casi todos sentían dificultad de mantener los ojos abiertos, entonces decidieron ir a dormir. Excepto Elisa, que aún no estaba cansada y resolvió quedarse un poco más, Ignazio le dio un beso en la cabeza y todos salieron de allí.

No mucho tiempo después, oyó un ruido desde el exterior de la casa y se fue a la ventana. Se entusiasmó con la posibilidad de volver a ser un oso, pero miró hacia fuera y no vio nada. Cuando se giró, Gian estaba parado cerca y la observaba sonriendo.

- ¿Qué estás haciendo ahí? – él preguntó.
- Oí un ruido.
- ¿Otro oso?
- No... – negó con la cabeza abriendo una sonrisa. Luego él se acercó.
- Estoy empezando a gustar de este rincón de la casa... – se rió con el comentario. Gian la sostuvo por la cintura y le dio un breve, pero intenso beso, no podían arriesgarse de ser vistos. – Sólo quise venir a desear buenas noches. – Y salió sonriendo con las manos en el bolsillo de la chaqueta.

*****

Gianluca acababa de sacar los auriculares, había leído un poco, pero ya estaba cansado, miraba el río por la ventana, el paisaje era hermoso. En realidad la música, el libro y la vista no eran más que objetos de distracción para intentar olvidar a Elisa por algunos momentos. Siempre pensó que besarla sería bueno, pero nunca imaginó que lo dejaría de esa manera, se sentía completamente loco... ¿Y cómo sería si cuando volvieran a la ciudad ella simplemente cambiara de idea y no sería más amable como ahora? No quería pensar en esa hipótesis.

Entonces la puerta se abrió lentamente y se sorprendió cuando vio a Elisa entrar. Ella cerró la puerta y miró alrededor y él se puso confuso, no sabía qué ella hacía allí y ni su expresión facial denunciaba algo. Ella se acercó a la ventana, miró hacia afuera y luego miró hacia él.

- ¿Qué haces aquí? – preguntó con una sonrisa de lado. Estaba bastante curioso.
- Parece que yo tampoco domino mis pensamientos. – y sin decir otra palabra, Elisa lo besó. Y Gian a pesar de corresponder estaba completamente incrédulo al principio, pero luego la sensación cambió y la tiró más cerca, pero era locura... No quería pensar en las consecuencias si Ignazio supiera que algo estaba sucediendo entre ellos.
- Elisa... – susurró sobre su boca y se miraron. – Tú misma dijiste que no debíamos...
- Lo sé... – murmuró casi con desesperación. – Pero si eso es un error, entonces estoy dispuesta a equivocarme. – se besaron durante unos segundos antes de que Gian tuviera otra crisis moral y suspiró.
- Por favor, es mejor que te vayas... Si no, no sé si voy a ser capaz de controlarme. – ella abrió una leve sonrisa.
- Entonces no te controles.

Gian la encaró por unos segundos antes de agarrarla, pero esta vez para no dejarla ir. Si ella deseaba estar con él, entonces lo haría. Sólo iba a pensar en ella y en ellos, en nada más, ni en nadie.

Y pocos minutos después él ya estaba con el cuerpo sobre la suyo, ambos sudados, con las respiraciones irregulares, y las sensaciones que se sentían juntos era incomparable. No había nada mejor...

Y Vendrán Amores | Gianluca, Ignazio y PieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora