Capítulo 21

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- Podíamos jugar al fútbol americano después. – dijo Ignazio mientras pasaba mantequilla en el pan.
- Es una buena idea. – concordó Piero, luego tomó un sorbo de café.
- No, no es buena idea. – Dijo Olivia y ambos la miraron – Ustedes tres son demasiado competitivos, todo comienza como juego y al final casi se están matando.
- Olivia tiene razón – Samantha estuvo de acuerdo – La última vez casi hemos recibido un paliza junto intentado separar vosotros dos.
- ¡No es verdad! – Dijo Ignazio con buen humor – ¡No estábamos peleando! Estábamos divirtiéndonos, ¿no? – preguntó mirando al amigo y él asintió con la cabeza.
- Sí, claro. – Dijo Samy con ironía – La parte de rodarse en la hierba cambiando golpes, los ojos rojos y las gafas rotas de Piero también eran solamente diversión.
- Ajam... – ellos dijeron juntos y riendo.
- Es increíble – Olivia murmuró.
- Debíamos jugar los seis para ser más divertido – sugirió Piero.
- ¡Gran idea! – Concordó Ignazio – Voy a llamar Gian. – Él caminó rápidamente hacia el pasillo y abrió la puerta de la habitación del amigo. – Gian, levanta, vamos a jugar... – y dejó de hablar en el mismo instante. Ver el amigo y la hermana en la misma cama hizo la sangre subir por el rostro de tanta rabia que sintió. Ambos se asustaron y se sentaron rápidamente casi sin saber qué hacer. Los puños de Nazio se cerraron y tragó la saliva, golpeó la puerta para cerrarla antes de sentir aún más ganas de estrangular a aquellos dos.

Él salió furioso por el pasillo, intentando volver a la cocina, Gian y Elisa se levantaron rápidamente para seguirlo. Habían dormido juntos, pero al menos se habían vestido de nuevo antes de eso, única razón quizá por Ignazio no estar sofocando a Gianluca con la almohada.

- ¡Ignazio! – Elisa lo llamó caminando detrás de él, pero su hermano no le hizo caso.
- ¡Ignazio! – Intentó Gian y él se volvió para encararlo. Los tres llegaron a la sala de estar donde estaban sus otros amigos, pero Ignazio estaba tan furioso al ver al mejor amigo y hermana juntos que ni dio importancia a la presencia de los demás. - Ignazio... – Gianluca llamó de nuevo.
- No quiero ni oír su voz.
- ¿Qué está pasando? – preguntó Samantha, ya estaba preocupada al ver a los tres con esas caras.
- ¡Sucede que encontré esos dos en la cama! – él gritó apuntando a ambos mientras que Elisa se paraba al lado de Gian en aquel momento, los otros abrieron los ojos, era lógica la sorpresa ya que todos sabían que nunca fueron ni siquiera amigos.
- ¡De la manera que hablas parece hasta que estábamos cometiendo un crimen! – Elisa gritó – Estábamos durmiendo, ¡eso es todo!
- Sí, durmiendo... – murmuró Ignazio con ironía – ¡Estaban durmiendo ahora! ¿Pero cuánto tiempo hace que estabas allí? – Él estaba rojo de tanta rabia, estaba explotando...
- ¡Basta con eso, Ignazio! – dijo Gianluca.
- ¡Cállate! – Gritó – ¡Dije que no te quería cerca de mi hermana!
- ¿Y qué crees que iba a hacer con ella? – Empezó a gritar también – ¿Crees que yo le haría daño o le mataría por casualidad? ¡Deberías confiar en mí, soy su mejor amigo, tú me conoces!
- ¡Por eso mismo no te quería cerca de ella! ¡YO te conozco muy bien! – Destacó con rabia – ¿Por qué crees que te quería lejos de Elisa?
- Ya tengo edad suficiente para saber lo que quiero o no hacer Ignazio. – Exclamó Elisa, brava, ya acercándose a él – No haces elecciones por mí.
- No, no puedo... ¡Pero la última cosa que quiero es verte tocar fondo como la última vez! ¿Crees que era fácil ver cómo estabas infeliz? No quiero que pases el mismo dolor otra vez.
- Yo decido lo que hago de mi vida... – informó Elisa.
- En cuanto a ti – Ignazio apuntó el dedo a Gianluca – Si la lastimas, te mato...
- ¡Por favor, Ignazio! – Vociferó su hermana.
- ¿No te das cuenta Elisa? ¡Estar con alguien no quiere decir que serás feliz! ¿Qué te parecería si descubrieras que te usó para olvidar a su ex novia? – gritó Ignazio. Y ella sabía qué hacía sólo dos meses que Gian estaba soltero – ¡O que no pasaste de una diversión de vacaciones!
- Que... – Ella murmuró.
- ¡Cállate, Ignazio! – Gian gritó.
- ¡Porque podría apostar que así es! – afirmó Nazio.
- No... – murmuró Gian.
- Ah, ¿no?... Dime la verdad. – gritó él, furioso.
- ¿Quieres la verdad? – gritó Gianluca en tono que casi hizo todos sus amigos temblaren, tal vez tan alto como nunca hubiera hecho – ¡La verdad es que estuve con otra para sacar a Elisa de mi cabeza! La verdad es que me enamoré de ella hace años, desde que ella era sólo una niña y siempre, siempre guardé todo lo que sentía, me culpé, ¡Porque te respetaba! ¡Eres como un hermano para mí, Ignazio! Te conozco bien y sabía que era así que reaccionarías si te dijera algo, pero el hecho es que incluso saliendo con otras y callándome durante todo ese tiempo, no me hizo quererla menos... – respiró profundamente y soltó el aire mientras cerraba los ojos por apenas un segundo y continuó con la voz más calmada – Me di cuenta que no importaba lo que hiciera, no dejaría de pensar en Elisa... Y ella tiene razón, ella tiene que decidir sola lo que siente, porque yo estoy seguro de lo que siento por ella.

Gian lo miró por un segundo y entonces sólo se giró sin mirar a nadie más. Necesitaba aire, necesitaba apartarse. Tomó la chaqueta de la percha y salió dando un portazo.

Todos miraban la escena y aún procesaban cada palabra, principalmente Elisa. Sentía los ojos húmedos y su pecho subía y bajaba rítmicamente... No podía decir que en pocos días había empezado a amar a Gian. Tal vez sus sentimientos por él aún no fueran tan grandes como los que él había cultivado por ella, pero sabía que no era indiferente, sabía que estar con él había sido la mejor decisión que había tomado. Aquellos besos, los abrazos, la atención y el cariño... Jamás imaginaría que alguien a quien ella no soportaba se tornaría totalmente importante en su vida, era tan fundamental como aire para respirar. En aquel momento estaba segura de que lo que sentía era una pasión que nunca sería capaz de olvidar. No le importa lo que su hermano diría, sólo sabía que tenía que ir detrás de Gianluca y decirle que sabía exactamente lo que quería.

Ella no anduvo más de tres pasos antes de oír a su hermano llamar.

- ¿Elisa? – Ella continuó sin darle atención – ¡Elisa! – habló más alto, pero ella siguió adelante, hasta pasar por la puerta e Ignazio la perder de vista. Él incluso pensó en ir detrás de ella, pero en aquel instante Samy se paró delante de él, con los brazos cruzados con la expresión seria negando con la cabeza y cuando sus ojos encontraron a los de su novia, él percibió que apenas con la mirada ella decía para que dejara a Elisa ir, entonces suspiró...

*****

Elisa vio a Gianluca cerca del borde del río y se fue hasta él, caminó tranquilamente, pero él apenas percibió su presencia cuando ella ya estaba cerca.

- Gian... – dijo suavemente mientras se detenía detrás de él y se giró, quedando de frente. – Lo siento mucho.
- No tienes culpa, Elisa. Yo sabía que eso iba a suceder y aun así hice lo que quise. – se acercó a él.
- Jamás imaginé que te gustaba tanto – él dio una sonrisa triste – Me quedé tan sorprendida que ni sé qué decir...

Él desvió la mirada y miró hacia la casa. Dios lo perdonara si hubiera cometido algún error con respecto a Elisa, porque ahora así Ignazio lo mataría con certeza después de acabar con su amistad. Sabía que eso lo destrozaría el alma y acabaría con las ilusiones de ella, pero era necesario. Entre tener que elegir, le parecía más fácil que él perdiera al amigo que ella perdiera al hermano... Y si fuera mejor así...

- Creo que Ignazio tiene razón, Elisa... – Ella lo miró confusa y después de respirar profundamente él la encaró – No quiero que peleen por mi culpa.
- ¿Qué? – murmuró.
- Tal vez he ido demasiado lejos, debería haberme controlado en lugar de meterte en toda esa confusión.
- ¡No creo en eso, Gian! Después de tanto tiempo esperando una oportunidad, ¿Simplemente te rendirás así?
- Créame que no es nada sencillo para mí... Pero entre ver Ignazio y tú en guerra y tener que perder a un amigo, entonces yo prefiero que te quedes con tu hermano.
- No puedes estar hablando en serio – Elisa dijo incrédula.
- ¡No quiere decir que por estar conmigo que estarás mejor! Por más que yo quiera, no significa que va a funcionar, que serás más feliz...
- Entonces, ¿es así? ¡¿A causa de esa discusión te parece más fácil simplemente fingir que nada sucedió?!
- Mejor no. Sólo más fácil.
- ¡Eres increíble! – murmuró con rabia.
- Perdóname Elisa... – pidió bajito. Ella sólo negó con la cabeza y salió de allí el más rápido que fue capaz.

Gianluca cerró los ojos y bajó la cabeza. Aunque ella no lo entendiera, su intención era que eso fuera lo mejor para todos, aunque supiera que nada sería igual como antes.

Elisa llegó a pasos largos hasta la cabaña y para su sorpresa, todos estaban prácticamente en los mismos lugares de cuando ella había salido. Ella golpeó la puerta con fuerza y ​​por su expresión todos supieron que lo que vendría no era nada bueno.

- ¡Espero que estés feliz ahora que conseguiste lo que querías Ignazio! – habló con un tono amenazador, los ojos húmedos, pero llenos de rabia y subió a su habitación.

Y Vendrán Amores | Gianluca, Ignazio y PieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora