No puedes vivir solo.

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Era una mañana cualquiera en la vida de Freddie; los rayos del sol se escurrían traviesamente por la ventana iluminándole el rostro. Sus ojos se apretaron bruscamente y su lengua salió a remojar sus labios en un intento tonto de evitar más resequedad.

-Es de mañana... -Murmuró-. La boca me sabe a mierda, tengo hambre y, ¡me quiero morir!

Se sentó en su sofá y se quedó observando la botella de cerveza que tenía en la mano como si fuera una de las siete maravillas del mundo, hasta que su mirada se desvió hacia el reloj que estaba en la pared. Eran las diez y media de la mañana, poco le habría importado de no ser por el pequeño y vago recuerdo de la voz de su madre que le avisaba que iba a volver de su importante viaje de negocios el doce de abril y que seguramente llegaba de su vuelo antes del medio día.

Con una pequeña preocupación invadiendo su mente, se levantó y se dirigió a la cocina para observar el calendario pegado en el refrigerador. Sin duda alguna, era doce de abril.

Su mirada caminó por todo el lugar, y se dio cuenta de que había más de treinta personas en estado zombie tumbadas en el suelo, un poni comiéndose el cereal, y media casa destruida. En ese momento Freddie supo que estaba jodido.

Saltó varios cuerpos tendidos en el pasillo, subió las escaleras y antes de abrir la puerta del baño se encontró con uno de sus amigos medio dormido y besando el marco de la puerta. Se acercó y lo sacudió.

-Roger... ¡Roger!

-...Yo también te amo Bri... -Susurró entre sueños sacando una mueca de incredulidad en Freddie.

-¡Roger! -Le dio una cachetada sobresaltando al rubio.

-¡Nadie me quita a mi novio tejón malvado! -Gritó alzando sus brazos con fuerza.

-¿Qué carajos? 

-Oh, hola Fred- saludó estirando sus labios y formando una sonrisa.

-¡Nada de 'hola Fred'! ¡Tenemos un problema!

-¿Enserio? ¿Cuál? -Preguntó intentando abrir uno de sus ojos cubierto de lagaña seca.

-¡Estoy muerto! -Fue lo que logró decir en su estado de pánico.

-No... Creo que estás vivito y coleando, pero si dudas pregúntale a Brian, él sabrá que hacer.

-¡No imbécil! ¡¿Dónde está Brian?!- Descubrió que hablando con Roger no llegaría a nada.

-Uh... Ni idea... Revisa en tu cuarto.

El pelinergo caminó hacia su cuarto que estaba a sólo unos pasos del baño y abrió la puerta.

-... Y es por eso que la astronomía es fantástica- dijo otro de sus amigos mientras señalaba la televisión y sonreía a la mirada llena de atención de sus espectadores.

Ahí estaba Brian May enseñando astronomía a diez personas drogadas.

-¿Qué mierda sucede aquí? -Brian sonrió y antes de que lograra contestar a la pregunta, Freddie agregó-: Olvídalo... ¡Brian necesito tu ayuda!

-¿Qué pasa?

-¡Mi madre regresa de su viaje de negocios y la casa está hecha mierda! -Giró su cabeza para mirar con preocupación a Roger.

-Oh, mierda... -Susurraron Brian y Roger mientras Freddie asentía.

-Bueno, la clase terminó, ¡fuera! -Gritó Brian echando a toda la gente fuera de la recámara de Freddie.

-Hay que limpiar esto- agregó Roger levantándose. 

Los tres fueron escaleras abajo y comenzaron a despertar a todas las personas desconocidas que se habían colado a la fiesta de anoche. No cabía duda en que las fiestas que se celebraban en la casa de los Bulsara eran legendarias.

-¿Cuánto tiempo tenemos? -Le preguntó Brian a Freddie mientras recogía los vasos de cerveza.

-No lo sé, probablemente una hora y media, se supone que mi mamá tiene que pasar por Kash antes de venir aquí, por lo que todavía tenemos...- La boca de Freddie fue sellada al momento en que la puerta de su casa se abrió dejando ver la figura de una mujer adulta.

-¡Farrokh Bulsara! 

-¡Mamá! -Se acercó hasta quedar cerca del rostro de la mujer para luego bajar la voz-. Te he dicho que no me llames así frente a los demás.

-¿De verdad crees qué eso me importa ahorita? Te pregunto- contestó cruzando los brazos-; ¿Qué hiciste mientras estuve fuera? ¡Me rogaste para que te dejara solo en casa y pudieras demostrar que podías cuidarte, ya que no dejabas de alegar que querías independizarte! ¡Y esto es lo que pasa! 

-Mamá no es para tanto... -La vista de Freddie no se apartaba del suelo.

-¡Fueron tres días! ¡Tres días! ¡Y ya nos quedamos sin casa! 

-Estás exagerando.

-¿Crees? ¡Mira! -Señaló a un señor de setenta años que se estaba comiendo la tela del sofá- ¡Tres días! ¡Y nos quedamos sin sofá! ¡FUERA DE AQUÍ!

Inmediatamente después de escuchar semejante grito todos los presentes a excepción de Freddie comenzaron a salir de la casa.

Roger caminó hacia Freddie y le dio una palmada en el brazo en forma de apoyo. Los ojos de Jer se centraron el la blusa que traía puesta el rubio.

-Roger, ¿esa es mi blusa?- Preguntó aguantando el enojo y tirándole una mirada de enojo a su hijo.

El nombrado miró su vestimenta y dijo preocupado-: Oh, ¡Lo siento mucho! ¡No me dí cuenta! Me la quitó, ¿no?

-Sí, por favor -entrecerró los ojos y respiró profundo.

-Cierto... Lo siento-se desabotonó el último botón y se la entregó a la mujer.

-Gracias. -Respondió secamente.

Brian tomó por los brazos a su torpe amigo y se despidió de Freddie para luego dirigirse a la puerta verificando que nadie ajeno a la familia Bulsara estuviera dentro del lugar y cerrarla.

-Freddie -el mencionado saltó en su lugar y miró a su madre-. Con esto me has demostrado que no tienes la madurez necesaria para vivir solo. Ahora, limpia tu desastre que tengo que darles nuevas noticias a ti y a Kashmira, y no puedo hacerlo viendo todo este desastre.

Freddie asintió y fue por una bolsa de basura. La había cagado.



Bueno, esta es la primera parte de una historia que se me acaba de ocurrir ayer y pues, dije: "alv, voy a publicarla porque se me inchó un huevo y porque no hay demasiadas historias Deacury como me gustaría". Y aquí andamos, espero que lo hayan disfrutado tanto como yo lo hice al imaginar este capítulo. Nos leemos luego.

-LOL-.

Nuevos hermanos (Deacury)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora