Inicia la guerra.

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La semana pasó tan rápido para John que se sorprendió de lo fácil que le fue acostumbrarse a su nueva familia. Jer era una mujer cariñosa y algo severa, Kash era un chica bastante graciosa; sinceramente las dos parecían encajar perfectamente con su incompleta familia. Sin embargo, no podía decir lo mismo de su hermanastro, y es que la mayor parte de la semana ambos se habían estado ignorando. El castaño lo ignoraba debido a que temía que su cuerpo reaccionara con alguna frase o expresión del pelinegro; y Freddie, por su lado simplemente no quería enojarse al escuchar la insulsa voz de John.

John abrió los ojos al escuchar como Julie lo llamaba para ir a desayunar, bajó las escaleras con una flojera increíble y la primera cara que vio fue la de Freddie, a lo que inmediatamente desvió la mirada. Jer se dio cuenta de la extraña actitud de John por lo que no lo iba a dejar que las preguntas carcomieran su mente.

-Freddie -llamó severamente a su hijo.

-¿Qué pasa mamá? -Preguntó agarrando entre sus manos una tira de tocino.

-No estás molestando al pobre de John, ¿verdad? -dijo Jer viendo como el castaño se sentaba al lado de Freddie y se tensaba al escuchar su nombre.

-No, para nada. Él y yo estamos perfectamente bien, ¿verdad Deaky?

John se sorprendió por el nuevo apodo que le habían puesto y volteó a ver a Freddie, quien le guiñó un ojo mientras mordía el tocino. Jer miró a John expectante por una respuesta.

-Sí, sí... No pasa nada Jer -explicó para calmar los nervios de la mujer mientras sentía sus mejillas calientes debido a las acciones del mayor.

John no entendía para nada a Freddie, o el hombre era bipolar o simplemente trataba de ocultar el odio que le tenía. ¡Maldito Freddie! 

Todos comenzaron a desayunar; para John y Julie era algo realmente nuevo, ya que desde que su mamá falleció ellos no habían tenido un desayuno decente, y es que su papá no era famoso por ser buen cocinero. 

-¿Freddie me puedes pasar la leche, por favor? -Preguntó John.

-Claro -respondió el nombrado con un aire de malicia en el rostro. Le quitó la tapa al bote de leche y lo tomó, justamente cuando los dedos de John lo rozaron, lo dejó caer; provocando que el líquido se derramara en el plato del castaño y arruinara su desayuno-. Oh, lo siento John.

-Sí... No te preocupes, está bien -dijo John, mientras limpiaba con una servilleta las pequeñas gotas de leche sobre la mesa.

-Freddie, debes de tener más cuidado -dijo su mamá a lo que el dientudo asintió-. ¿Quieres que te sirva más tocino John?

-No, así está bien. Estoy satisfecho -contestó tratando de no preocupar más a Jer.

Nadie hizo mayor escándalo por eso, a John le pareció un accidente cualquiera, pero la sonrisa maliciosa que le regaló el pelinegro, le hizo saber que nada de lo sucedido fue un accidente.

-Me voy a bañar -anunció Freddie subiendo las escaleras y metiéndose al baño. 

John no iba a dejar que Freddie se saliera con la suya.

-John, hoy es tu primer día conociendo tu nueva escuela, me dijeron que te iban a mostrar el lugar. Debido a tus calificaciones fuiste aceptado en el Chelsea College; estoy orgulloso de ti -dijo Arthur mientras le daba palmadas en el hombro a su hijo.

-Gracias, papá -el castaño se sentía muy feliz de escuchar esas palabras saliendo de la boca de su padre-. Iré a vestirme.

John se levantó y fue escaleras arriba, justamente al pasar al lado del baño su ingeniosa mente le dio una gran idea para vengarse de su adorable hermanastro. Entro sigilosamente al cuarto de baño para detenerse frente al lavamanos, quitó los cepillos de dientes del vaso y lo lleno de agua helada. Fue directo a la parte superior de la regadera, afortunadamente la cortina de baño tapaba completamente a John, de lo contrario Freddie ya lo hubiera matado. El castaño vació el contenido del vaso sobre la cabeza del pelinegro, haciendo que este soltara un gran grito agudo parecido al de una cacatúa preñada.

Nuevos hermanos (Deacury)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora