~1~

5 1 0
                                    


Un suspiro salió de sus labios, mientras cerraba el libro que minutos antes había estado leyendo. Con cierto recelo miró la portada de éste, la cual revelaba fácilmente su contenido a cualquiera persona que la viera por tan solo unos segundos.


Se recriminaba mentalmente por haberlo leído, ¿en qué estaba pensando siquiera? Había que estar muy desesperada para molestarse en perder tiempo examinando aquella historia romántica llena de clichés. Porque sí, Elsa Arendelle inspeccionaba cada relato que leía al mínimo detalle, y ese no iba a ser la excepción. Aunque su mente le regañara por el simple hecho de haberlo sacado siquiera de la estantería de libros que su hermana con tanto afán resguardaba en su habitación.


—Leyendo comedias románticas, eso es nuevo, Snow— dijo una voz a sus espaldas. No le hacía falta girarse para saber de quién se trataba, pero de todos modos lo hizo para encarar a dicha persona. Y ahí estaba Jack Frost, el responsable de todos sus martirios y también la razón por la que había malgastado su tiempo leyendo novelas románticas hasta altas horas de la madrugada.


—Yo también me alegro de verte, Frost— respondió ella con claro sarcasmo.


—¿Otra vez te enfadaste conmigo por recibir más atención de nuestra pelirroja?— Elsa gruñó y Jack sonrió petulante, sabiendo de antemano que esa iba a ser su reacción—. No sabía que fueras tan celosa~ —añadió con burla.


—Como si fuera a sentir celos de ti por recibir gritos de su parte. Nadie querría estar en tu pellejo— mentía y de forma descarada. Más de una vez había querido ser el chico que tenía frente a ella, para así poder estar más tiempo con Mérida y hablar con ella más a menudo, aunque fuera recibiendo regañinas de parte de ella cada vez que fallara disparando. Para su mala suerte no había conseguido entrar en el club de tiro con arco por falta de habilidad, los miembros eran muy reticentes a la hora de añadir novatos. Todo lo contrario a Jack que se había unido con facilidad y que ahora disfrutaba jactándose de ello cada vez que podía.


—Ah, la negación~ Típico síntoma de una persona celosa— la chica volvió a gruñir. Cualquiera que la viera posiblemente se sorprendería de ver a la pacífica Elsa enfadada, después de todo solo Jack era capaz de lograr hacerla enfadar y por consiguiente el único que la veía en ese estado. Por eso se divertía tanto irritándola.


—Ya viene— gritó Aladdin, otro de sus compañeros, anunciando la llegada de su profesor. Elsa no se lo pensó dos veces y aprovechando que nadie los miraba pellizcó el brazo de su acompañante, ganándose un quejido inmediato.


—Eso dolió— se quejó el joven.


—Te lo merecías— respondió, ignorando su comentario y dirigiendo su mirada al frente.


Jack frunció el ceño y se sentó en su asiento, dos sitios por detrás de ella.

RecíprocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora