Estaba agotada, tanto física como psicológicamente. Otra vez había salido corriendo del lugar como una cobarde en vez de afrontar sus problemas y, consecuentemente, ahora su corazón latía fuertemente mientras sus pulmones luchaban por conseguir el aire suficiente y sus pies doloridos le reclamaban por haber corrido llevando las sandalias más planas e incómodas que tenía.
Aunque no hacía mucho caso a lo anteriormente dicho por una razón muy simple, sus pensamientos estaban demasiado ocupados con el "fracaso amoroso" que acababa de sentir y presenciar. Era cierto que Mérida no le había rechazado abiertamente, pero su autoestima baja era mucho peor que cualquier rechazo que pudiera haberle dado. Su mente, siempre crítica cuando se trataba de ella misma, solo se enfocaba en lo sucedido, entretanto le recriminaba por no haberse dado cuenta de los sentimientos de la joven pelirroja antes.
Antes. Mientras más tiempo pasaba, más recuerdos pasaban por su cabeza. Y en todos ellos solo habían dos protagonistas; Mérida y Hiccup. Eran escenas casuales, sí, pero ahora veía pistas de su relación, más estrecha de lo que pensaba, en todas ellas.
Cuando Hiccup ayudaba a Mérida con sus estudios durante sus años en la secundaria; las veces en las que la joven escocesa defendía al tímido castaño dentro y fuera de la escuela; en las ocasiones en que ella y su hermana quedaban con sus amigos y siempre ambos acordaban irse juntos a sus casas, a pesar de la notable lejanía entre ellas...
¿Cómo había podido estar ciega por tanto tiempo cuando la verdad estaba en frente de ella?
Apretó los puños al darse cuenta de que estaba llorando y rápidamente limpió las lágrimas para no dejar rastro de ellas.
Para su sorpresa la puerta que la aislaba del exterior comenzó a abrirse lentamente, ocasionando que centrara su mirada en aquella dirección, hallando en el proceso una melena albina demasiada familiar para ella. Estuvo a punto de decir su nombre, pero la otra persona se le adelantó.
-¿Snow?- preguntó con extrañeza- ¿Qué haces en los vestuarios de los hombres?
Elsa se sonrojó de inmediato. Ni siquiera se había fijado adónde había ido, solo había corrido siguiendo su "instinto".
-B-bueno yo...-balbuceó nerviosa, sin saber qué decir. Jack la miró atento, esperando su respuesta, lo que solo incrementaba aún más su nerviosismo, y más cuando se colocó justo delante de ella, a tan solo unos centímetros de distancia.
-¿Estabas llorando?- le volvió a cuestionar, ignorando que su pregunta anterior no había sido contestada- ¿Estás bien?- Elsa abrió la boca, presa de los nervios.
-Bueno yo...- volvió a repetir mecánicamente. Todas las posibles respuestas que pasaban por su mente se desvanecían antes de llegar a su garganta. No era capaz de responder ninguna de sus preguntas por más que lo intentara.
Jack sonrió tranquilo al darse cuenta de ese detalle y tomó asiento a su lado.
-No es necesario que me lo digas si no quieres- mentía, era más que obvio que quería saberlo, Jack era muy curioso.
Elsa formó una pequeña sonrisa, apenas moviendo los labios-. M-mientes muy mal, Frost- susurró débilmente y con ligeros titubeos, productos de su reciente nerviosismo. Respiró hondo, preparándose mentalmente para lo que estaba a punto de decir-. Descubrí que a Mérida le gusta un chico- confesó en voz baja.
La chica, quien no había apartado la mirada del rostro de su acompañante, se sorprendió al ver como éste suspiraba. ¿Acaso se estaba dando por vencido?
-¿Jack?- lo llamó por su nombre, captando su atención de inmediato- ¿Te estás resignando?- Elsa sintió como si un balde de agua fría le cayera encima al ver un asentimiento de su parte. ¿Quién era aquel chico y qué había hecho con el verdadero Jack? Aquel Jack que hubiera sonreído bobamente al saber que a Mérida le gustaba un chico...- Pero podrías ser tú de quien hablo.
Jack la miró directamente a los ojos-. Podría pero, ¿no es el caso, cierto? -la rubia asintió algo cohibida- Me lo imaginaba...- hizo una pausa- Bueno, hay más peces en el mar- respondió con simpleza-. Últimamente una chica rubia está llamando mi atención.
Elsa se sorprendió ante sus palabras-. ¿Una chica rubia?- murmuró con incredulidad- No será Rapunzel, ¿cierto?- su tono cambió a uno amenazador- Porque si es así, no dejaré que coquetees descaradamente con mi querida prima- Jack sonrió ante su "amigable" advertencia y se encogió de hombros.
-¿Quién sabe?- espetó con aquella voz burlona que tanto desquiciaba a la chica-. De todas maneras, quieras o no, pienso invitar a esa chica a salir cuando vea una oportunidad.
-Me gustaría ver cómo lo intentas, Frost- Jack ensanchó su sonrisa al escuchar el reto.
-Te aseguro que lo cumpliré en un futuro muy cercano. De mientras tanto, ¿qué te parece si vamos a la heladería esa que tanto te gusta? Estoy seguro que un helado de chocolate podrá animarte.
Elsa sonrió ante la propuesta y asintió con la cabeza. Sin saber que, inconscientemente, acababa de perder el "reto" que anteriormente había hecho.

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Recíproco
FanfictionLos triángulos amorosos siempre habían exasperado a Elsa. El romanticismo excesivo la sacaba de sus casillas. Sin embargo, allí se encontraba ella, leyendo aquellas historias románticas que tanto aborrecía para poder declararse a la persona que le g...