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Nunca se había imaginado haciendo lo que estaba haciendo. Era cierto que era una aficionada a la lectura y por tanto en infinidad de veces había soñado con ser escritora y así poder ejercer la misma ocupación que muchos de sus ídolos. Pero eso era cuando era tan solo una niña y tenía las esperanzas de que todos sus sueños se cumplirían. Bueno, no estaba del todo equivocada. Sus sueños más oscuros sí se realizaron.

Levantó la mirada y quitó su atención del papel cuando escuchó el sonido de la sirena resonar. Resopló sin poder evitarlo. Le apetecía seguir escribiendo y mucho más al saber que ya se aproximaba al final de su historia. Pero por más que lo deseara, no podía permitirse faltar a clases ahora que estaban a final de curso y los exámenes finales se aproximaban. No era lo correcto.

Se levantó de su cómodo asiento y salió de la biblioteca en dirección a su próxima clase.

"Qué raro que Jack no esté aquí.", pensó para sí misma cuando el profesor comenzó a pasar lista y no escuchó un fuerte "presente" de su parte.

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Cada acción tiene sus consecuencias. Siempre había odiado esa frase y en esos instantes su inconsciente se divertía recordándoselo continuamente.


Se mordió el labio nervioso, sin creer aún lo que estaba a punto de hacer y lamentándose por haberse saltado la clase de economía sin motivo alguno. Aunque en su defensa diría que escuchar al señor Wazowski animosamente sobre los distintos tipos de mercados no era una opción muy apetecible.

-¡Elsa!- la llamó al reconocer su cabellera rubia a la distancia. La susodicha se detuvo y lo miró de manera confusa, mientras lo veía acercarse a ella a paso acelerado.

Jack suspiró. No le gustaba lo que estaba a punto de hacer, pero no tenía de otra. Ella era la única persona en la que "confiaba" de su clase de economía.

-¿Jack?- se le hizo raro llamarlo por su nombre, pero teniendo en cuenta que estaban en los pasillos no podía permitirse nombrarlo por su apodo tan fácilmente.

-¿Podrías dejarme los apuntes de economía?- fue una pregunta directa y Elsa, como siempre, se sorprendió por la espontaneidad que Jack tenía con ella. Situaciones como esa le hacían cuestionarse si en verdad eran rivales.

Elsa rodó los ojos y tras buscar en su mochila le tendió una libreta de color turquesa-. Supongo que te lo debo por lo del otro día.

A Jack le brillaron los ojos y fugazmente tomó el cuaderno antes que la chica cambiara de opinión-. Muchas gracias, Snow. Te lo devuelvo mañana- se despidió de ella y se fue corriendo de allí para no hacer esperar a su amigo Hiccup.

Elsa formó una media sonrisa, pero esta se desvaneció cuando vio la libreta de economía en el interior de su mochila.

-Mierda- musitó al darse cuenta de cual libreta se había llevado Jack en realidad.

RecíprocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora