Capítulo 10

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- Buenas noches, bonita. - dije acercándome a ella para dejar un beso en su mejilla. Un beso que duró algo más de tiempo que de normal.

- Buenas noches, Banana.

Me desperté por la mañana bastante desorientada, no reconocía la habitación y me dolía muchísimo el labio. Serían las nueve, bastante pronto para ser un día en el que no tenía nada que hacer. Me levanté de la cama y me acerqué al espejo enorme que había al lado de la cama, me miré en él, daba pena verme, tenía el labio hinchado y un pequeño corte en la parte inferior. Con razón me dolía tanto... Llevaba todo el rímmel corrido. En ese momento recordé que me quedé dormida mientras me desahogaba llorando. Anímicamente no estaba nada bien y era pensar en qué iba a hacer ahora y tener cada vez más ganas de llorar.

Salí de la habitación para desayunar algo, aunque tampoco tenía mucha hambre. Al salir me encontré con Mimi en la cocina, cocinando algo que olía muuuuuy bien.

- ¿Qué haces despierta tan pronto? Aún son las nueve...

- Pensé que te apetecería desayunar algo, así que he madrugado para hacerte unos huevos revueltos y unas tostadas con aguacate. - dijo con una sonrisa.

- No hacía falta, Mimi... pero gracias. - después de esto le di un corto beso en la mejilla, en modo de agradecimiento.

- ¿Cómo te encuentras?

- Bueno, si no tengo en cuenta lo desastre que es mi vida ahora mismo, que me he ido de casa, estoy de ocupa en la tuya y que me duele el labio, pues oye, bastante bien.

- Ana...

- No, en serio. Es que no sé qué voy a hacer ahora.

- Te puedes quedar aquí el tiempo que necesites, ya lo sabes.

- Lo sé, y te lo agradezco... Pero no creo que sea lo mejor.

- ¿Por qué dices eso? - dijo haciendo una mueca.

- Pues por la situación, Mimi. No por la mía, sino por la nuestra.

- ¿La nuestra? - seguía desconcertada.

- Mimi, tú formas parte de todo esto. Y, deberíamos hablar...

- Shh, no te preocupes por eso. Está todo bien. Ya hablaremos de ello. Tú tranquilízate, toma algo para llenar esa barriguita - dijo acariciando mi barriga. - y puedes pasar aquí los días que necesites. - tras decir esto se acercó a mí y me dio un beso en la frente.

- Gracias, Mimi... por todo... - dije lanzándome a sus brazos para abrazarla.

- Que no me las des, tonta. - dijo mientras acariciaba mi cabeza en el abrazo.


Me dispuse a desayunar con Mimi. Estábamos cada una en un lado de la banqueta de su cocina, tomándonos nuestras tostadas con aguacate, un vaso de zumo de naranja y unos pocos de huevos revueltos que había cocinado mi cocinera favorita (aunque sea de lo poco que sabe cocinar).

- Bueno, ¿qué planes tienes para hoy?

- ¿Planes?

- Sí, no sé, ¿tienes algo que hacer?

- Pues la verdad es que no, tenía pensado quedarme liada en la cama todo el día bajo las sábanas... Bueno, si no te importa, claro.

- ¿Pero cómo me va a importar? Puedes hacer lo que quieras. Además, me parece un planazo de domingo, eh.

- No sé, como es tu casa, tu cama...

- No seas tonta....

- Vale, vale. Entonces, ¿te apetece el plan?

Mujer Bruja 🔮 #WarmiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora