La primera noche

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ADVERTENCIA: Esta historia contiene despcripciones sexuales explícitas. 


Sólo tomó un pequeño toque de los rayos del sol que se asomaban por la ventana para despertarte. Sabías que la noche había sido larga, pero las memorias que restaban en tu cabeza eran pocas. El cuarto olía a alcohol y el olor del cigarro todavía permanecía en el aire. Habían muchos detalles que señalaban que había sido una gran noche, especialmente el hecho que tus ropas se encontraban en el piso y tú, pues estabas como viniste al mundo; desnuda. En eso, sientes a alguien al lado tuyo. Por poco y se te olvidaba que esa noche no la pasaste sola. Te escurriste hacia la esquina de la cama donde permaneciste sentada por un buen rato. Debo irme antes de que se despierte. El pensamiento te levantó automáticamente de la cama. Los siguientes minutos fueron como si tu ropa estuviera intentando ganar un campeonato de escondidas. Al por fin tener tu ropa interior puesta, pudiste localizar tu camisa que, de hecho, se encontraba debajo del rubio de ojos azules que dormía en la cama de aquel hotel.

¿Qué sería mejor opción, salir sin camisa o correr el riesgo de despertarlo?, pensaste al contemplar el panorama. No eras lo suficiente valiente para salir medio desnuda, así que tomaste el riesgo. Al cabo que he de ser como la décima mujer con la que él ha dormido esta semana. En pocas horas, ni se acordará de mí. Te inclinaste hacia la cama y tiraste de tu camisa cautelosamente para evitar que el rubio se despertase. Como lo habías temido, el rubio abrió los ojos en cuanto sintió el pequeño jaloneo. Había confusión en su rostro y le tomó unos cuantos segundos entender lo que estaba ocurriendo.

- ¿Buenos días?

- Disculpa, me quedé dormida. Ahora mismo me voy, sólo deja terminar de vestirme.

- Tómate tu tiempo cariño, no hay apuro. – Te dice al mantener su mirada en tu cuerpo medio desnudo.

- ¿Mi camisa, por favor? - Él se te queda mirando regalándote una sonrisa coqueta.

- ¿Por qué no vienes por ella?

Le respondes con una sonrisa seria, lo que despierta un pensamiento travieso en él.

- Roger, me tengo que ir. – Estiras tu brazo señalándole que te dé tu camisa.

- Bueno, si tú insistes – dice con resignación en su voz. Se inclina un poco a un lado y jala la camisa que se encontraba atascada debajo de él. Estira su brazo ofreciéndotela, pero al agarrarla, él tira de tu brazo dejándote caer encima de él. – Dime cariño, ¿qué es aquello tan importante que te está alejando de mí?

- Nada, es sólo que pensé que sería muy raro quedarme aquí después de lo sucedió anoche.

Él empieza a acariciar tu cabello con una mano, mientras que la otra permanece en tu espalda baja. Te regala una sonrisa y lame sus labios al tirar de tu pelo suavemente.

- ¿Qué pasó anoche? – él sabía muy bien de lo que hablabas, pero le encantaba hacerse el inocente.

- Tú sabes muy bien. – le dices apuntando al desastre en el cuarto que hicieron la noche anterior. Su mirada empieza a engrandecerse y se vuelve más pecaminosa.

- ¿Y qué, te gustó?

Levantas tu mirada al sentarte encima de él manteniendo su cuerpo entre tus piernas.

- La verdad es que no me acuerdo. Creo que tomamos demasiado.

En eso, Roger se sienta reposando su espalda en la pared manteniéndote sentada sobre él. Acaricia tus mejillas brevemente. – Si ese es el caso, entonces tendré que darte otra demostración, ¿no crees? -. Empieza a tirar de tus brazos acercándote a él y le da una serie de pequeños besos a tu cuello. – Si no recuerdas, haz de cuenta que no pasó.

Liberas una sonrisa tímida que no dura mucho, ya que él no tardó en besar tus labios. Inmediatamente sientes como pasan varios sentimientos por tu cuerpo. Sientes como tu corazón empieza a latir rápidamente; como tu estómago libera un cosquilleo; y, obviamente, como una ola de placer empieza a crecer entre tus piernas. Sentir como crecía el bulto que se escondía debajo de la sábana de Roger, hacía estos sentimientos aún más inevitables. Al continuar el beso candente, las manos curiosas de Roger exploran tu cuerpo hasta que ambas se distraen desabrochando tu brasier. Cuidadosamente, te empuja hacia el otro lado de la cama donde te recuesta. Esta vez es él quien se encuentra arriba. Te besa los labios dejando un pequeño camino que pasa por tu cuello y termina en tu pecho. Continúa obsequiándole pequeños besos a tus pechos. Con una mano toma de tu pecho derecho y usa su pulgar para acariciar suavemente de tu pezón mientras que empieza a lamer el otro ocasionalmente chupando de él.

Dejas salir un gemido lleno de placer y tomas del pelo rubio de Roger tirando de él ligeramente. Roger coloca ambas manos en tus pechos y continúa trazando su camino de besos descendiendo despacio. Les da un último apretón a tus pechos, desliza sus manos hasta abajo y tira de tus panties. De forma automática abres tus piernas invitándolo a tu parte privada. Se inclina besando la parte interior de tus muslos y poco a poco, se acerca a tu parte más sensible. Se detiene frente a tu parte, y antes de continuar, coloca su mirada en ti obsequiándote una sonrisa. Empiezas a sentir como su lengua acaricia tu parte sensible y después de un rato, introduce sus dedos dentro de ti.

A pesar del gran placer que esa combinación te daba, empujas a Roger de una manera desesperante alejándolo de tu vagina y lo acercas hacia ti recibiéndolo con un beso ardiente. No se requirieron palabras para expresar lo que ambos querían. Mientras que Roger te besaba, sentías como su miembro erecto tentaba tu entrada hasta que, por fin, lo introdujo. Puedes ver como Roger deja caer su cabeza hacia atrás dejando salir un gemido de su boca. Sientes su pene llenarte por completo y no dudas en pensar que tal vez era demasiado grande para ti, pero no le das mucha importancia por el placer que te daba. El acto empezó suave, pero después de unos empujones, Roger continúa acelerando el ritmo poco a poco. Ambos se mueven de una manera sincronizada disfrutando de cada uno. De repente, sientes como Roger toma de tu cadera y la jala hacia él para así poder darte más duro dejando salir una serie de gemidos tras cada empujón. En eso, siente que está cercas y logra sacar su miembro justo a tiempo liberando sus líquidos encima de tu estómago. Al terminar, se inclina hacia ti para darte un beso tierno en los labios. Toma una de las servilletas que se encontraban dentro de la cajonera a lado de la cama y limpia tu estómago contemplando su creación.

Vuelve a abrir el cajón, pero esta vez para agarrar un cigarro, lo pone entre sus labios y lo enciende. Se recuesta a lado de ti sin quitarte la mirada de encima y choca la palma de su mano contra su pecho dos veces instándote a que te recuestes en él.

- ¿Cres poder recordar esto? – te pregunta al exhalar el humo de sus pulmones.

Dejas salir una risa traviesa el escuchar su pregunta.

- Pues no estoy muy segura - le respondes al guiñarle el ojo.

Te sonríe con su mirada coqueta al darle otra bocanada a su cigarro.

- Muy mal. Parece que tendré que darte hasta que esté seguro de que no se te vaya a olvidar. 


[Nota del autor]

Espero y les esté gustando estas pequeñas fanfics. Debo mencionar que las historias no están conectadas, pero si ustedes gustan, pueden imaginarse que sí. Nomás tengan en cuenta que las historias que estaré publicando no estarán conectadas. :) 



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