No tan perfecto

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Colegio François Dupont, 7:48 am.

Adrien estaba en el cielo. ¡Por fin había podido pasar un día con su amada Marinette! Esa tarde había sido realmente mágica, y la felicidad de Adrien desbordaba por todos lados.

Adrien estaba tan ensimismado que no notó la cubeta de agua esperándolo en la puerta.

¡SPLASH!

Al entrar en la habitación, la cubeta se volcó sobre su cabeza, empapando completamente toda su ropa.

Irritado, volteó su cabeza para ver a Olivie, Lila y Luka partiéndose el culo de la risa.

Miró a su alrededor.

¡Qué suerte que Marinette era tardona!

Si se hubiera sentado junto a ella (que era lo que planeaba hacer) de esa forma, ¡habría mojado todo y perdido su oportunidad con Marinette!

Salió de la clase, y marcó un número en su celular.

—¿Aló, Nathalie? Sí, ¿podrías traerme una ropa de cambio? Fui víctima de una broma.

Pausa.

—¡No es mi culpa que sea tan irresistible!

—Irresistible en tus sueños— dijo Charlotte, que acababa de llegar, ya que se había dirigido primero al baño.

—Tu cállate.

Baño de varones del colegio, 7:59 am.

Ya había llegado Nathalie a darle su ropa a Adrien, y él estaba en el baño, terminando de cambiarse.

Esperaba que Marinette ya hubiera llegado. ¡Quería estar con ella!

Se secó la cara con una toalla que Nathalie le había traído, y se acercó al caño para poder lavarse la cara.

Se preguntarán, pero Adrien, ¡técnicamente te acaban de lavar la cara y todo el cuerpo!

Bueno, Adrien tiene tan buena visión como lógica.

Al abrir el caño, en vez de salir agua, salió un chorro de pintura azul disparado a su cara, cubriéndola completamente de azul.

¡Maldita sea!

Toda su cara estaba cubierta de pintura, y unos cuantos cabellos, aunque pocos (para la alegría de Adrien) estaban de color azul.

No le quedó otra opción que limpiarse con la toalla, ya que ni loco se arriesgaba a abrir otros caños.

Salón de clase de Madame Bustier, 8:05 am.

—Madame, siento la tardanza— dijo un Adrien cansado, mientras el trío responsable de su cansancio se reía sin cesar.

—No te preocupes, Adrien. La señorita Vereau me informó que tuviste un pequeño... percance— dijo la maestra.

Olivie se rio más, si eso era posible.

—Bueno, Madame... ¿me podría sentar con Marinette? — preguntó el Agreste, aprovechando que Nino, que sabía su plan de sentarse con Marinette, se había sentado con Alya.

—No hay problema, Adrien.

Adrien se dirigió con una sonrisa a su asiento.

Parecía que todo el salón lo seguía con la mirada, menos Marinette, quien miraba a la ventana.

La chica se volteó.

—Estee... Adrien... tienes algo azul en las pestañas y el algunos cabellos...

Que gane el mejorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora