Segundo piso de la Panadería Dupain-Cheng, habitación de Marinette, 11:26 am.
Marinette se levantó con una sonrisa en la cara.
—Ven a las 12 al parque— le había dicho Alya.
Marinette sabía para qué era. ¡La clase le estaba preparando una fiesta sorpresa por su cumpleaños!
Bajó las escaleras.
— ¡Feliz cumpleaños, Marinette! — cantaron sus padres a coro al verla bajar.
Marinette abrazó a sus dos padres.
—Ahora, Marinette, ¡me parece que tienes planes para hoy! — exclamó Sabine. — ¿Por qué no vas a alistarte?
—Lo haré, maman— dijo Marinette, subiendo las escaleras y pensando en lo que sucedería ese día.
—
11:58 am.
Marinette se encontraba a unas cuadras del parque, y escuchaba las voces de sus compañeros viniendo de ahí.
Cuando llegó, se sorprendió de encontrar una mesa decorada con muchos dulces, un gran cartel y muchos regalos.
Sin embargo...
— ¿Dónde están todos? — se preguntaba Mari al no ver a nadie.
— ¡¡SORPRESA!! — gritaron todos al unísono.
Marinette se percató que todos estaban ahí, hasta Lila (que en realidad parecía que Olivie la había arrastrado ahí, juzgando por su cara).
—Antes de empezar esta fiesta, ¡debemos llevarte al lugar indicado! — exclamó Alya.
Marinette sintió como una tela negra le tapaba los ojos y cómo todos la dirigían a otro lugar.
—
Pista de Patinaje, 12:23 pm.
Cuando después de haber llegado le quitaron la venda a Marinette, ella se emocionó muchísimo. ¡La pista de patinaje! Ella siempre había querido estar ahí.
Por otro lado, Marinette era ajena que otro plan se estaba desarrollando a sus espaldas.
—Entonces— dijo Olivie. —Repasemos el plan.
—Yo debo pegarme a Adrien como chicle y conseguir ser su pareja de patinaje— repasó Lila.
—Exacto.
—Y yo debo ir con Marinette y ser su pareja— recordó Luka.
— ¡Precisamente! — dijo Olivie. —Ahora, a trabajar.
—
12:32 pm.
—Bueno, niños, ya tienen el equipo, ahora siéntense y pónganselo— dijo el hombre que se encontraba en la recepción.
—Adrieeennn, tú serás mi pareejjaaa~— cantó Lila.
Adrien miró asustado a Chloé y Charlotte.
Jódete, Lila.
—Ahh... emm... estee...
— ¡Qué bien que hayas aceptado, Adrien! Ahora vámonos— dijo Lila.
Marinette, por otro lado, inútilmente intentaba amarrarse los patines.
—Yo te ayudo— le dijo Luka.
Él le amarró dulcemente los patines, y al terminar, le agarró la mano y la dirigió a la pista de patinaje.
Marinette no tenía palabras.
—
Luka era fantástico patinando. Le daba vueltas en la pista, hacía acrobacias, simplemente se deslizaba en la pista, con la gracia de un cisne.
En un momento, Luka la cargó, le dio una vuelta en el aire y la bajo.
Al bajarla, sus miradas se encontraron. Era un momento hermoso.
Cuando Marinette miró por encima del hombro de Luka, vio una escena que le borró la sonrisa de golpe.
Lila abrazando a un Adrien incómodo.
—No son celos— se dijo Marinette, —es que Adrien es mi amigo y se ve muy incómodo.
Tan distraída estaba Marinette, que se chocó con una esquina de la pista de patinaje, cayendo al suelo y golpeándose fuertemente.
Tanto Luka como Adrien se percataron de eso, y ambos corrieron a ayudarla,
—Marinette, ¿te encuentras bien? —dijeron los dos al mismo tiempo y extendieron su mano para que se pare.
Marinette estaba confundida. ¿Qué mano debería agarrar?
¿La de Luka...
...o la de Adrien?
Lila llegó y abruptamente separó a Luka y a Adrien, empujándolos al lado.
—Ugh, levántate— le dijo Lila a Marinette, ofreciéndole su mano y jalándola de un tirón.
Se acercó a ella.
—Escúchame bien, Marinette— le susurró al oído. —No mereces a Luka y mucho menos a Adrien. Eres solo una torpe hija de unos panaderos. Y así serás siempre. Una nadie.
Lila se alejó con una mirada maliciosa.
— ¿Nos vamos, Adrien?
Adrien, sin embargo, seguía contemplando a Marinette, así que Lila lo jaló.
— ¿Estás bien, Marinette? — le preguntó Luka al ver su expresión triste.
—Si, pero... creo que necesito un tiempo— dijo, y se fue.
No muy lejos de ahí, Adrien se dio cuenta de la situación de Marinette.
—¡Tengo que ayudarla!— pensó.
—Umm... lo siento Lila, pero debo ir al baño— mintió Adrien, y se marchó antes que ella respondiera.
—
2 minutos después, cerca al baño de mujeres
Adrien había escuchado a Marinette meterse al baño, por lo que decidió ir ahí.
Se paró delante de la puerta.
—Marinette, ¿te encuentras bien?
Marinette salió del baño con los ojos caídos.
—No tanto... Lila me dijo algunas cosas que me pusieron triste...
— ¡No les hagas caso! Marinette, eres una persona fantástica, no dejes que nadie cambie eso de ti.
Marinette sonrió ampliamente.
— ¡Gracias, Adrien! Necesitaba oír eso.
—
Point Neuf, 4:30 pm.
Después de haber terminado de patinar y haber almorzado, el grupo de adolescentes se dirigió al puesto de helados de André, que ese día se encontraba en el Point Neuf.
—¡¿Y, Marinette, emocionada por quién te podría tocar?!
—No lo sé, Alya. No estoy segura que me toque alguien, en general.
—Ay, Mari, no digas eso. ¡Cualquiera quisiera pasar el resto de su vida contigo!
—Quizás.
Los helados de André tenían fama de ser mágicos, ya que los sabores que André pondría corresponderían a tu alma gemela.
— ¡Vaya grupo que tenemos acá! — exclamó André al verlos llegar.
Empezó a repartir helados por diestra y siniestra, cada uno emocionado o feliz al recibirlo.
Hasta el turno de Adrien.
—Regaliz negro por sus cabellos, arándano por sus ojos azules, ¡y de un gran tamaño por su gran talento!
Al principio, Adrien había estado emocionado.
Hasta que...
Espera...
¿Cabello negro? Check.
¿Ojos azules? Check.
¿Talentoso? Check.
Adrien palideció.
Corrió hacia donde estaba su hermana.
—Charlotte, ¡Charlotte! — la llamó con una expresión que podría definirse como horror puro.
— ¿Qué pasa?
—Mi alma gemela... mi alma gemela es... es... ¡LUKA!
— ¿Por qué dices eso?
—Como dijo André: ojos azules, cabello negro, y talento. Lotte, ¡esto no está pasando!
Charlotte lo miró aburridamente.
—A ver hermano, ¿te caíste de tu cuna al nacer o qué?
—... ¿qué?
—A ver. ¿ERES BRUTO O QUÉ?
—No, claro que no, ¿qué pasa?
Charlotte se frotó la sien.
—No importa.
—
Había llegado finalmente el turno de Marinette.
—Caramelo, dulce como su corazón, y...
En ese momento, Lila "tropezó" con una roca invisible, cayendo encima de André y haciendo que el helado de Marinette cayera al piso.
— ¡Oh! Marinette, ¿quieres que te haga otro?
—No te preocupes, André. Además, ya debería volver a casa para la reunión familiar.
—Bueno, Marinette. Au revoir!
Marinette se marchó con la cabeza agachada.
Adrien salió corriendo hacia Marinette.
—Marinette, ¡espera!
— ¿Qué pasó, Adrien?
—Bueno... la verdad es que tengo un regalo para ti. Me tomó un buen tiempo hacerlo, pero espero que te guste.
Adrien le entregó una caja pequeña.
Cuando Marinette la abrió, estuvo sorprendida al ver una pulsera muy similar a la que le había dado a Adrien hace unos días.
—Oh, Adrien, es muy lindo de tu parte— dijo Marinette con una gran sonrisa. —Muchas gracias.
Se acercó a él.
Le dio un abrazo y un beso en la mejilla.
Adrien se sonrojó.
—Merci, Adrien—. Y se fue.
Marinette tampoco pudo evitar que un ligero color rosa tiñera sus mejillas.
—
Al caminar de vuelta a casa, solo pensaba en una cosa.
Adrien...
Pensar en él hacía que sus mejillas volvieran a enrojecer y que su corazón se acelerara.
Era, en definitiva, un cumpleaños digno de recordar.
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Que gane el mejor
FanficCuando Adrien llega, junto con su hermana, por primera vez al Colegio François Dupont, se siente fascinado por Marinette. Lamentablemente, Luka también tiene su ojo en ella, y está siendo ayudada por una demonio en persona... Adrinette con pizcas de...