Capítulo Final

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Point des Arts, tres meses después

Marinette y Adrien ya habían estado saliendo por un buen tiempo, y ambos se sentían más felices que nunca. Toda —o casi toda —la clase había estado encantada con la nueva pareja, y nunca se cansaban de los momentos "Adrinette", que era como lo llamaban.

Por su parte, Olivie le había pedido perdón a Adrien por sus acciones, explicando por qué hacía lo que hacía. Adrien la había perdonado, también disculpándose por ciertas cosas que él había hecho, y ahora eran amigos, aunque molestándose de vez en cuando. Igualmente, la relación de Adrien con Luka había mejorado considerablemente.

En ese preciso momento, Marinette y Adrien se encontraban caminando abrazados por el Point des Arts, contemplando al río Sena.

—Marinette, me pareció una buena idea traer esto...— dijo Adrien con ligero nerviosismo.

Marinette lo miró suspicazmente.

—¿Qué cosa, chaton? — le preguntó la chica, quien ya había dejado de tartamudear desde que se volvieron novios, ya que la confianza entre ellos era infinita.

Adrien sacó un objeto de su bolsillo.

Era un candado.

Marinette se ruborizó y abrió la boca.

—Si no te gusta, no...— habló nerviosamente Adrien, pero fue interrumpido por un abrazo de la azabache.

—¡Me encanta, Adrien! — exclamó la chica.

Adrien sonrió ampliamente, y sacó un plumón indeleble de su bolsillo.

Marinette sonrió y se lo arrebató de las manos.

Un minuto después, en el candado se podía leer "Adrien + Marinette".

—Qué mala suerte que ya no dejen poner candados en el puente— se lamentó Marinette.

—Bueno, en realidad no dejan poner candados ahí— respondió Adrien, señalando a la malla que cubría el puente, —pero...— Adrien levantó la mirada, contemplando los postes con lámpara, los cuales tenían unos cuantos candados.

—Adrien, no...— advirtió Marinette.

El rubio, sin embargo, hizo caso omiso a su novia, y se trepó al poste más cercano.

—Adrien, ¡cuidado! ¡Te vas a caer! — gritó ansiosamente Marinette, pero sin poder suprimir algunas risas ante el ridículo que hacía el chico.

Adrien, desde arriba, se volteó y le sacó la lengua a su novia.

Acto seguido, agarró el candado y lo cerró en uno de los adornos de la lámpara.

Trepó, pero esta vez de vuelta al suelo, y de un salto se paró.

Sacó la llave del candado de su bolsillo.

—Tíralo— le dijo a Marinette.

Marinette la cogió, se acercó al borde del puente, y tiró la llave con todas sus fuerzas.

Regresó hacia donde estaba Adrien, y le dedicó una sonrisa deslumbrante.

Él, sin aviso previo, la agarró de la cintura y la cargó, dándole una vuelta en el aire.

Marinette reía sin cesar.

Adrien la bajó, y le dio un tierno beso en los labios.

Por otro lado, no muy lejos de ahí, en un barco en el río Sena, Luka tocaba su guitarra y veía a los dos tórtolos.

Sonrió ligeramente, aunque con un avispo de trsiteza.

Si tú estás feliz con él, Marinette, yo estoy feliz por ti.

Que gane el mejorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora