Prólogo: Chane

84 6 5
                                    

-No me lo creo- su mano se había quedado suspendida sobre el cursor del portátil Esa parece la voz de Nicholas…

-¿Eso es en serio?- no parecía atender a las voces de su espalda ¿Es ese Robert?

-¿¡No jodas!? ¡Se tendrá que ir!- recordaba haber abierto el correo en casa de uno de sus amigos, y ahora todos daban vueltas a su alrededor como locos ¿Anthony? No….Henry, ese era Henry

-Es mejor que nos calmemos- otro más… ¿cuántos eran? Edward. Estoy segura de que esa es la voz de Edward

-Sí, Edward tiene razón…tan solo miradla- ¿Seis? ¿Siete? No lo recordaba con exactitud Si…ese era Edward ¿Y este? Creo que es Jasper

-No es posible…no puede irse- una mano se posó en su hombro, y alzó la vista hacia los ojos azules oscuros de su amigo Y ese era Anthony. El buenazo de Anthony.

-¿Chane? ¿Estás bien?- inquirió, con voz suave y pausada. Miró al resto, que esperaba una respuesta. Desde Anthony, el más bajo del equipo, a Robert, el segundo más alto. Tragó saliva, sintiendo la garganta rasposa ¿Cuánto tiempo llevaba ahí, mirando la pantalla? Le escocían los ojos. Sentía los dedos entumecidos- ¿Chane?- repitió, llamando su atención.

-Tengo la beca- su voz fue un susurro- Tengo la beca Neil, me la han concedido- ni ella misma podía creerse aquél dato que verificaba el correo que le habían mandado. Sentía como, en su interior, el nudo que llevaba semanas carcomiéndola desaparecía.

-Ya se ha visto- Neil sonrió ante sus palabras, aliviado de que a la chica no le hubiese pasado nada malo- ¿Qué harás?- ella alzó la mirada hacia sus amigos, tragando saliva.

-C-Chicos…sabéis que esta oportunidad es única- susurró- Solo los mejores entran en esa academia, y es muy difícil que te concedan la beca con todos los gastos del curso pagados- intentaba explicarles que no podía rechazar aquella invitación, pero el mayor problema residía en lo que debía hacer para aceptarla.

-Pero…tendrás que mudarte- la voz de Anthony, que miraba con tristeza a la chica, se dejó escuchar, rompiendo el silencio que se había formado entre ellos. Chane se mordió el labio inferior y se ajustó las gafas al puente de la nariz. No quería irse, pero si no lo hacía perdería la beca, la oportunidad de cumplir sus mayores sueños, y eso no podía permitirlo.

-L-Lo sé. Sé que tendré que mudarme. Sé que debo irme de aquí. Pero eso no significa que os olvide- una sonrisa surcó su rostro mientras el grupo se miraba entre sí, y suspiraban resignados. Cuando algo se le metía a Chane entre ceja y ceja, era imposible hacer que cambiara de opinión

Caminos CruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora