Siened bostezó mientras el ascensor bajaba a la planta baja de su edificio. Por fin había llegado el primer día de clase, aunque no era algo que la entusiasmara de sobremanera. El hecho de saber que tan solo le quedaba ese año para graduarse era lo único que la movía para asistir a la academia, pero si hubiese sido por ella, se quedaría en casa viendo la tele o escuchando música.
La calle ya mostraba los síntomas de que empezaba el curso escolar, tanto para pequeños como para mayores. Los universitarios corrían para coger el autobús que recorría la ruta hasta las facultades. Suspiró, y se apoyó en una farola que estaba al lado de la parada más próxima a su casa. Se lamento por haber tomado el vaso de whiskey como desayuno. No iba borracha a clase, eso lo dejaba siempre claro. Solo se despertaba con ello, y luego iba más animada a clase. Pero ese día le estaba repitiendo demasiado, y sentía ganas de vomitar.
El autobús no tardó mucho en llegar, así que cuando se detuvo ante ella, y permitiendo la entrada a las personas mayores, Siened sacó el bono de su cartera, pagó el viaje y se colocó al lado de la ventana, para poder perderse en el paisaje urbano. La mayor parte de sus compañeros tomaban la ruta de la residencia de estudiantes, pero el vehículo donde estaba montada ella provenía de Fordeen, la zona residencial. Lo que menos quería era encontrarse con Brianna. Todavía sentía las artificiales uñas de la chica sobre su piel. Su hermano era algo más agradable, pero muy cerrado al público, y no solía juntarse con él ya que sus gustos no coincidían.
Estaba mirando al suelo, así que cuando las puntas de unas deportivas aparecieron en su campo de visión, arrugó la nariz al notar que alguien estaba invadiendo su espacio vital. Alzó la mirada, dispuesta a quejarse a aquél inútil cuando se encontró cara a cara con una agradable sorpresa. Sonrió y quitó la música del móvil.
-Vaya, vaya. Dämon Anderson en persona ¿qué tal?- inquirió, cruzándose de brazos, y dedicando una sonrisa al chico que le acompañaba. Este, con el pelo peinado de manera similar a la de su hermano mayor, dedicó una sonrisa agradable a Siened.
-Buenos días Siened. Mi hermano me ha pedido que te mande saludos- dijo, apoyándose en el cristal.
-Sois los dos un encanto Miles…en cambio este elemento…- señaló a Dämon, a su cabello teñido de rojo y el cigarrillo apagado entre sus labios- Ojala aprendiera de Nathan- suspiró.
-¿Algún problema con los teñidos Riverton?- inquirió el aludido, esbozando una mueca- Porque si vamos a hablar de eso, tú eres la primera- comentó, cogiendo un mechón de pelo de la joven entre sus dedos, una mezcla de cobre y rubio.
-Ahí me has dado ¿cómo está el bombón de tu hermano?- inquirió, quitándole el cigarrillo. Dämon frunció el ceño, pero suspiró, sacó otro y volvió a colocarlo sobre sus labios.
-Bien. Llego hace poco de Beesley por lo de la herencia de nuestros tíos. Menudo coñazo, en serio, preferí quedarme aquí tranquilo antes que asistir al lugar a ver como las urracas de nuestra familia se peleaban por el dinero- explicó, suspirando.
-¿Preparada para el primer día de clase Siened?- inquirió Miles a su vez, rebuscando en su bolsa- Oye Dämon ¿has visto mi cuaderno?- susurró.
-Siempre tan despistado. Si no fuera porque la tienes pegada al cuerpo, perderías la cabeza. Tranquilo, que lo tengo yo, me lo diste ayer por si se te olvidaba hoy- gruñó su mejor amigo.
-Pues sí, estoy preparada. Aunque desearía que estuvieseis cualquiera de vosotros conmigo, la verdad- murmuró, mordisqueándose el labio inferior. Dämon puso los ojos en blanco.
-Da las gracias que no estás en la clase de Marlon Musculitos O’Hara. Es un completo imbécil- se quejó.
-Es que tío, te ha tocado en la misma clase que ese paleto y que la zorra de Brianna- argumentó Siened.
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Caminos Cruzados
Genç KurguLa vida es un misterio en cuanto al Destino se refiere. En el momento que menos lo esperas, quienes creías tus amigos se convierten en rivales, y empiezas a confiar ciegamente en aquellas personas que acabas de conocer. Puede ser, que a pesar de q...