Inciso en la rutina (Ema)

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-Buenos días a todos- saludó Ema, quitándose las gafas de sol en cuanto entró al local. Ese día se encontró con Jai, que limpiaba afanosamente las mesas repartidas por el lugar, y Aaroth, detrás de la barra, quitándole el polvo a las botellas.

-¡Oh, qué bien que has llegado!- exclamó Aaroth, guiñándole un ojo. Ema puso los suyos en blanco, pero sonrió a ambos chicos- Solo queda y Jayna. Estoy seguro de que está en la peluquería ayudando a su hermana con los preparativos- comentó, cogiendo una botella de ron.

Ema recordó vagamente el día que había pedido trabajo en el Summoner, que Jayna, su compañera de colorida cabellera había reprochado a su hermana el hecho de que bebía en el trabajo.

-¿No tenemos hoy parroquianos?- inquirió, alzando una ceja, hacia Jai, que esbozó una sonrisa hacia la morena.

-Todos trabajando. Y no tenemos alumnos o profesores de la academia porque hace un par de días empezaron las clases- añadió. Ema asintió y suspiró.

-Entonces a esperar a que terminen para ponernos a servir- dejó su bolso encima de la barra y cogió el delantal que le lanzaba Aaroth, para atárselo a la cintura- ¿Dónde está Lip?- inquirió, mirando a su alrededor para buscar al dueño del bar. Jai negó con la cabeza.

-Con resaca, seguramente. Le ocurre al menos dos, tres veces al mes- añadió.

-¿Y nadie le ayuda o algo?- preguntó sorprendida.

-Wayne se está encargando en este momento de él- respondió Aaroth en su lugar. Y como si estuviesen coordinados, el teléfono de Jai y el de Aaroth comenzaron a sonar en ese mismo momento. Sin esperar, descolgaron para coger la llamada, y Ema aprovechó para ir a por la fregona y limpiar un poco el suelo. En cuanto volvió, ambos ya habían colgado.

-¿Ocurre algo?- preguntó la chica, empezando a frotar una mancha que le pareció refresco de cola.

-Mi hermano me ha dicho que va a llevar a una compañera nueva a la residencia, porque ha pasado no se qué movida en las duchas con ella y un par de idiotas de su curso- explicó Jai, encogiéndose de hombros- Que se salta las clases, vamos- añadió sonriendo.

-A mi me ha llamado Wayne, para decirme que necesita ayuda con Lip- comunicó Aaroth preocupado- Jai, termina con lo de las botellas por mi- pidió, mientras comenzaba a desatarse el delantal.

-Déjamelo a mí- se ofreció Ema, quitándoselo con más rapidez- Si esto pasa más veces, me tocará tarde o temprano, así que me encargaré. Y así aprovecho y conozco a Wayne- continuó, encogiéndose de hombros como Jai pocos minutos antes.

-Bueno, perfecto- accedió Aaroth, sonriente. Rebuscó debajo de la barra y sacó un pequeño llavero con dos llaves- Saliendo del bar hay a mano derecha una puerta. Esta tiene unas escaleras que te llevan al piso de arriba, y allí a la casa de Lip- explicó. Ema asintió, y solo con el móvil en el bolsillo, salió del local, y subió al piso de su jefe.

Lo primero que la recibió fue la oscuridad. El hombre tenía las persianas bajadas. Lo segundo fue el olor a vómito, y un murmullo tranquilizador. Se adentró más en el piso, y carraspeó un poco.

-Hola ¿Wayne? Soy Ema, tu nueva compañera de trabajo- era el único de los camareros a los que no había conocido. El murmullo se detuvo, y de la puerta que se encontraba a la derecha surgió una figura que apenas percibía a deslumbrar. Lo enfocó con la linterna del móvil, encontrándose con un chico un poco más alto que ella, pelirrojo y de piel lechosa, como si nunca tomara el sol.

-Asi que tu eres la famosa Ema- sus labios esbozaron una sonrisa socarrona- Un placer, soy Wayne, y si estás aquí es porque Aaroth se ha librado de cuidar hoy a Lip ¿no?- inquirió, con una carcajada.

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