Narra Daniel.
Mis amigos me trajeron a un pub donde hay varias chicas bailando, varias prostitutas a buen precio y copas gratis.
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-Tienes que olvidar a la zorra. -dice Guille.
-¿Tirandome a otra? -pregunto desesperado.
-Te hacen maravillas, fijate en alguna. -comenta David.
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Miro a mi hermano, él asiente y me pongo en pie acercandome a las mujeres que se deslizan en esa barra metalica y una me llama más la atención. Me acerco frente a ella y juraría conocerla ¿es t/n?
Ella se desliza activando cada poro de mi cuerpo, mi sexo reacciona ante ella y entra tras el escenario cuando la música acaba.
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-¿Te gusta? -pregunta un trabajador.
-Sí. -digo serio.
-Ve a la habitación morada. -dice dejandome frente un pasillo.
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Camino hasta la morada, entro viendo una gran cama, una barra y una botella de champán junto varios condones.
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-¿Me llamaba? -esa voz la conozco.
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Me giro, su rostro se palidece al verme y cierra rápidamente la puerta.
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-Daniel. -dice firme.
-¿Desde cuando eres prostituta? -pregunto.
-No te interesa mi trabajo. -responde.
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Se acerca a la botella la abre y echa en las copas.
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-¿Cómo te va con esa? -pregunta.
-Me ha puesto los cuernos varias veces. -digo.
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Rie ironica, ella me lo avisó antes de que yo se los pusiera a ella con la otra, ahí acabo todo entre nosotros: nuestra amitad y nuestra atracción se partió en seco cuando la otra apareció.
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-Por el reencuentro. -coquetea.
-A tu salud. -choco la copa.
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Muerde su labio, camina sensual hasta el altavoz y lo enciende.
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Narra t/n.
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Me impulso bailando por la fria barra de hierro, Daniel se sienta en la cama, muerde su labio y quito mi body dejando ver mi pechos, me deslizo hasta que su voz me frena.
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-Ven aqui. -dice sonriendo.
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Me acerco a él, me siento a horcadas sobre él, pego su espalda al colchón y me restriego al son de la música sobre su sexo.
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-Recuerdo cuanto adoraba acostarme contigo. -alaga.
-Ella no te lo hacia como yo. -digo riendo.
-Nadie es como tu. -dice seguro.
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Desabotono su camisa arrebatandosela, me la pongo y me pongo en pie bajandome las bragas. Cogo un par de fresas que había sobre un plato para, tras sentarme como antes, acariciar el grueso de sus labios con la fruta.
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-Preciosa. -alaga.
-Caliente. -corrigo riendo.
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Muerdo la fruta, llevo lo que queda a sus labios y se la come. Besos sus labios bañandome en el sabor de sus labios mezclado con el de la fresa, beso su cuello y sonrio.
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-Siéntate sobre mis labios. -dice.
-El placer lo doy yo, has pagado para eso Daniel. -digo desconcertada.
-¿Qué mejor placer que escucharte gemir? -pregunta.
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Coloco mi sexo sobre sus labios quedando sentada sobre su cabeza sin dejar todo el peso, sus manos se delizan por mis piernas hasta sostener mis muslos y mis dedos acarician su tupé.
Sopla sobre ella haciendome jadean, pasa su lengua y muerdo mi labio.
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-Recuerdo cuanto amabas que te hiciera esto, saborearte. -dice sonriendo.
-Quiero sentirte. -jadeo.
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Su lengua entra en mi sexo llevandose todo mi sabor, gimo duramente sintiendo como ese maldito musculo hace que este tan palpitante para él, tal y como me hacía sentir antes.
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-Ahh. -gimo haciendo que muerda mi sexo.
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Salto como reacción, sus labios chocan con los de mi sexo. Es como un beso, el beso más sexy, placentero y mojado que me han dado en mi feminidad.
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-¿En cuatro? -pregunta.
-Sí. -suplico.
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Me aparto tumbandome en la cama, él se pone en pie para quitar su pantalón, veo como su miembro va a explotar entre el algodón de su boxer.
Me coloco en esa famosa postura, desliza su mano acariciando mi trasero para darme una nalgada.
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-Porfavor. -digo.
-Suplicame un poco más. -dice pasando la punta por mi trasero.
-Te he echado tanto de menos. -digo gimiendo.
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Gimo realmente alto cuando me penetra, aferro mis manos a las sábanas mientras el sostiene mis caderas.
Mi piel arde, sus manos calientan más mis poros mientras que su miembro hace que unos fuertes escalofríos placenteros recorran cada extremidad de mi cuerpo.
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-Correte. -dice con la voz totalmente ronca.
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Bala mi trasero haciendo que mi sexo se moje cuando llego al climax.
Caigo bocabajo en la cama, él rebusca mis labios y sonrio.
Me pongo las finas bragas, él guarda su cartera tras sacar el dinero y lo agarra en el elastico de estas.
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-Tenemos que vernos mucho más a menudo. -dice sonriendo.
-Tal vez la próxima invite la casa. -digo sonriendo.
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Se pega a mis labios, suspira nervioso y me besa suavemente.
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-Te he extrañado tanto, parece un sueño tenerte aqui. -susurra.
-Borron y nuevo capítulo. -muerdo su labio.
