La casa y tú. Jesus Oviedo.

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Narra t/n

Miro el reloj, juttner me mira serio y mi amiga se rie.
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-Mira quien viene por ahí. -susurra.
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Alzo la cabeza viendo venir a Jesús, perfecto, ya me han jodido la noche.
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-Me piro. -digo seria.
-No te vayas. -dice Daniel.
-¿Cómo que no? Paso de agunagr las gilipolleces de tu hermano. -digo fría.
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Jesus lleva, me mira fijamente y comienza a saludar a la gente.
Es de noche, está demasiado oscuro y estamos a la entrada de un bosque tomando cervezas tan sólo con la luz de los coches.
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-Hola. -se acerca a mi.
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Me giro ignorandolo, él agarra mi brazo y suspira.
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-Quiero hablar contigo. -dice serio.
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Niego moviendo mi cabeza, suspira y me suelto acercandome a mi coche.
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-Me piro. -anuncio.
-No joder. -se acerca Jesus.
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Él entra en mi coche, me sorprendo y me tenso.
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-Bajate de mi puto coche. -advierto.
-Joder, la cagué si, lo sé, pero no puedes sentenciarme para siempre. -dice alucinando.
-Bajate del coche Jesus, te dije que no quiero hablar más contigo. -digo seria.
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Desde el día que le pille liando se con otra, en mi cara juré que no me volvería a dirigir la palabra.
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-Porfavor, dejame explicarte. -suplica.
-¡No hay nada que explicar! -alzo la voz.
-Relájate. -insiste.
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Le pongo el seguro al coche, y conduzco.
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-¿Donde vamos? -pregunta.
-A tu casa, voy a dejar y me piro a la mira, no quiero saber más tonterías tuyas. -digo seria.
-Me lié con ella porque no entendía que sentía por ti, llevamos meses teniendo citas, besando nos y no siquiera hemos follado cuando las oportunidades han sobrado. -reprocha.
-¡Sólo te importa eso! -alzo la voz.
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Él suspira forrando la cabeza y mira al frente.
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-A la derecha, es más corto. -indica.
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Obedezco lo que dice y conduzco en absoluto silencio.
Noto como me estoy metiendo bosque adentro, suspiro y lo miro.
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-¿Cuál es el camino? -pregunto.
-Yo que se, he dicho esto para no llegar a casa. -dice serio.
-¿Qué has echo? -grito.
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Bajo del coche, me muevo nerviosa y él baja. Intenta acercarse a mi pues estoy apoyada en el coche y muerde labio.
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-Solo quiero calmarte, estar contigo y besarte un rato. -murmura.
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Miro a su espalda y me asusto al ver una enorme casa.
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-Je...Jesus. -me tiembla la voz.
-¿Qué? -me mira sonriendo dulce los labios.
-Una casa. -murmuro.
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Se gira, se impresiona al ver la casa y cojo aire.
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-Vamonos. -digo nerviosa.
-Sí, será lo mejor. -asegura.
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Entramos al coche, intento arrancar pero no me deja, se me apaga el motor constantemente y parece que las ruedas no giran.
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-Joder. -suspiro nerviosa.
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Un trueno suena y me asusto.
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-No nos podemos quedar en el coche. -dice Jesús.
-No voy a entrar en esa casa. -aseguro.
-Nos quedaremos en el recibidor, antes de entrar en el techo. -asegura.
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Bajo del coche aferrada a mi bolso, jesus me a ofrece su mano y, pese mi enfado, se la agarro pegandome a él.
Los escasos escalones que hay antes del techito crujen cada vez más por cada paso que damos, entramos bajo el techo y una fuerte tormenza comienza.
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-Joder. -murmuro asustada.
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Se sienta en el suelo apoyado en una de las paredes, lo miro y niego.
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-Nose como puedes sentarte. -reprocho.
-Ven aqui anda, intentaremos llamar a alguien. -dice relajado.
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Me siento a su lado, saca su teléfono y suspira.
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-Joder. -meto mi cabeza entre las piernas.
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Él me mira, miro mi teléfono negando y me giro dándole la espalda enfadada.
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-Tú puta culpa. -digo fría.
-No te enfades joder, solo quería pasar tiempo contigo. -suspira.
-Está no es la manera. -digo fría.
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Se mantiene callado por varios minutos, una fuerte luz blanca alumbra el cielo y comienzo a tiritar de frío.
Siento su chaqueta en mis hombros, me giro y niego.
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-Estás en manga corta Jesús. -digo dulce.
-Tú estás tiritando. -sonrie amable.
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Me pego a él pasando mis piernas sobre su regazo y me rodea con sus brazos.
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-Hace mucho frio. -susurro.
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Mira mis ojos de cerca y siente. Toco su mejilla y me apoyo en la otra pared que hay, estamos en una esquina.
Se inclina sobre mi levemente pegando nuestras frentes y entreabro los labios.
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-Fui imbecil gorda. -susurra.
-Bésame. -digo.
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Sus labios se mezclan con los mios, sonrio y tirito.
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-Tengo que hacer una higuera o algo. -dice serio.
-¿Te cree Frank de la jungla? -bromeo.
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Él rie, me mira y niega.
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-Ven, bésame más. -tiro de su camiseta.
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Sus labios y los míos se encargan de que nuestro  calor corporal crezca, siento sus manos sobre mi entrepierna y doy un leve salto.
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-Jesus... -murmuro.
-Quiero que se te pase el frío. -susurra.
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Siento sus manos bajar mi pantalón levemente junto mis bragas, miro sus ojos y sonrio.
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-Me dijiste que no eras virgen. -dice serio.
-No lo soy. -rio.
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Sus dedos acarician los labios de mi sexo, cierro los ojos sintiendo el calor subir hasta mis labios y alzo la voz al notar dos de sus dedos sobre mi sexo.
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-Jesus. -gimoteo.
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Me besa sin parar, el frío se aparta y me quito su chaqueta de cuero de mis hombros.
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-Follame. -suplico.
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Busco con sus manos en cierre del pantalón, él me mira con sus ojos profundamente oscuros y sonrio.
Se la saco, él me mira y sonrie.
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-Tumbate en el suelo. -susurra.
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Me aparto, él coloca su chaqueta a modo de "colchón" para que no sienta en frío suelo en mi trasero, sus labios marcan los mios y grito al sentirlo dentro de mi.
Sus manos se aferran a mi cadera, grito y grito sin poder parar. Olvido la lluvia, la casa abandonada y la flata de cobertura. Solo él y yo, demostrando todo lo que nos teníamos guardado desde hace muchos meses.
~
-Oh joder, me voy a correr. -anuncia.
-No, aún no. -suplico.
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Se viene sobre mi hombligo pues levanta levemente mi camiseta, me toco el clítoris excitada y sonrie.
~
-Correte aqui, en mi lengua. -dice sonriente.
~
Me masturbo sobre su rostro y grito una vez llegó al orgasmo: me he corrido en la lengua de Jesús.
~
-Esa es mi chica. -besa mis labios.
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Me sube los pantalones, cierro los ojos sobre su pecho tumbada en el suelo y me mira.
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-Descansa. -murmura sobre mis labios.
-Ha sido increíble. -murmuro.
-Repetiremos. -asegura.
~
9.00
°
El día está despejado, Jesús está acariciando mi cabeza y mis labios están secos.
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-Vamonos de aquí. -suplico.
~
Me coloco bien la ropa, Jesus agarra mi mano y una vez frente el coche va al lado del copiloto.
°
Jesus Oviedo.
Una nota reposa en mi puerta "la próxima vez no saldréis vivos, no regreseis a mi casa"
Miro la casa, veo a la señora de blanco en la ventana, mirándonos como anoche mientr@s la hacía mía, debía hacer que t/n no se diera cuenta del ente maligno que hay en esa casa y no, no volveremos.
El coche arranca y ella grita emocionada.
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-¿Qué es esto? -pregunta.
~
Señana un arañon profundo en su muñeca, joder.
~
-Vamonos de aquí gorda. -digo serio.

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