Narra Jesus.
Mi esposa me mira sonriendo cuando ve que estoy preparando la cena y se acerca a mi haciendo sonar sus tacones.
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-Espero que t/n no te la lie, le he dado la charla, cariño. -dice tocando mi pecho.
-Tranquila. -digo falsamente cariñoso.
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Ella me da un corto y aburrido beso, se marcha haciendome reir y me llevo las manos a la cabeza.
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-Cincuenta años y aun sale de fiesta, maldita vieja. -me rio.
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Me como mi cena viendo la televisión hasta que decido subir a ver a mi hermosa y sexy hijastra.
Escucho leves gemidos, los cuales me hacen sonreír y abro levemente la puerta viendola desnuda, con su cabello revuelto, sobre la cama, su espalda arqueada y una mano en su sexo mientras la otra se aferra a las sábanas.
Mi sexo responde al instante ante esta sexy escena de mi querida hijastra, abro la puerta apoyandome en el marco de esta con los brazos cruzados.
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-Se te ve comoda. -comento.
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Ella frena al instante alarmada, cubre su cuerpo con las sábanas haciendome reir y me siento en el borde de su cama.
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-¿Qué diría tu madre? -pregunto acariciando su mejilla.
-¿Acaso tú me vas a hablar de secretos? Hipócrita, dices amarla pero amas nuestros lujos. -ataca.
-Vuestros lujos y a ti, t/n. -susurra.
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Ella me mira, aparta su rostro de mi mano y me rio.
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-Eres imbecil, con veintitrés años y casado con una de cincuenta. -reprocha.
-Pero a mi me la pone dura su hija de dieciocho. -digo pícaro.
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Se pone en pie llevandose la sábana, camina hacia la puerta para echarme pero tiro de ella dejándola tumbada sobre mis piernas bocabajo con su trasero elevado levemente.
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-Estás castigada, no te muevas. -digo serio.
-Sueltame imbecil. -protesta.
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Golpeo su trasero, ella grita un duro gemido que me hace sonreír y muerdo mi labio.
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-Has sido mala, mereces un fuerte castigo. -la golpeo.
-Jesus. -jadea excitada.
-¿Has sido mala? -pregunta.
-Sí. -gime.
-Dime papá. -sonrio.
-No pienso llamarte así. -protesta.
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Golpeo su trasero, ella evita el grito mordiendo su labio haciendo sonar un gemido tremendamente sexy.
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-Llamame así. -ordeno.
-Joder, vale. -jadea.
-¿Qué quieres que te haga? -pregunto golpeando su trasero.
-Follame, papá. -gime.
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Narra t/n.
Siento como las nalgas de mi trasero arden, como su mano en el fuego que calienta todo mi cuerpo.
Me tira sobre la cama bocarriba, se coloca a los pies de la cama desvistiendose frente a mi, dejándome ver el tamaño de su miembro y miro a los lados nerviosa.
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-Tu madre se ha ido, no estés nerviosa. -dice sonriendo.
-No es eso papá. -digo seria.
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Tira de mis pies acercándome a donde él está de pie y sonrie agarrando mis tobillos a lo alto separando mis piernas.
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-¿Entonces? ¿Qué te pasa? -roza mi sexo con su miembro.
-No me va a entrar papi, eso es.. . -su risa me frena.
-Tranquila cariño, esto va a entrar entero haciendote gritar de placer. -asegura.
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Entra por el agujero que jamás he probado haciendome gritar, clavo mis uñas en las sábanas y me mira fijamente a los ojos mientras me penetra duramente a la vez que muerde su labio y mantiene su espalda recta.
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-¿Te gusta? -pregunta.
-Sí papi. -gimo cerrando los ojos.
-Joder llamame así siempre. -gime duramente.
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La piel está mojada bajando el ardiente calor que este hombre provoca, me mira y sonrie cuando ve que mis labios se abren de placer.
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-Correte, hazlo. -susurro.
-Debería haberte castigado mucho antes. -dice sonriendo.
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Baña todo mi sexo en su secreción, lo observo y se arrodilla frente los pies de la cama.
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-¿Quieres venirte en mis labios? -pregunta.
-Quiero besarte,papá. -susurro.
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Sonrie, se coloca sobre mi, lo rodeo con mis piernas y me mira a los ojos sonriendo. Clava sus manos en el colchón, gira levemente su rostro y me besa de una manera potente, dando juego a las lenguas mientras que los labios pelean.
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-Jamas pensé que aceptaría acostarte conmigo. -susurra y vuelve a besarme.
-Follame, quiero que me hagas gritar mucho más. -digo seria.
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Entra en mi haciendo que mi sexo se contraiga contra él, mis uñas se clavan en su espalda haciendome gemir y sus labios me besan sin cesar.
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-Di que me amas, aunque sea mentira. -susurra.
-Jesus... -gimo desconcertada.
-Dilo, no sabes cuanto llevo esperandote. -susurra.
-Dios. -grito cuando me vengo.
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Él me coge dejándome sobre la almohada y se sienta al borde de la cama dispuesto a marcharse.
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-¿Dónde vas? -pregunto agarrando su muñeca.
-Lejos, le enviaré el divorcio a tu madre pero no aguanto más. -susurra.
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Me coloco sobre el colchón de rodillas, paso mis brazos con sus hombros y lo beso.
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-Te amo, Jesús, no como un padre, te amo como el capullo que eres, el capullo que se casó con mi madre por estar a mi lado. -susurro mirandole.
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Agarra mis manos y sonrie decidido.
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-Vamonos, los dos, lejos de aquí. -dice serio.
-Se la contraseña de la caja fuerte. -sonreimos.
-Ven aqui mi gordita. -tira de mi y me empiza a hacer cosquillas cuando me pone sobre sus piernas.
