Parte 4 El Jardín

44 3 0
                                    


El cuidador regresa rápidamente con el medicamento, corro por la habitación en un intento fallido para escapar de él. Sujetan mis extremidades, inyecta en mí muslo nuevamente aquel odioso sedante, para luego soltarme. De nuevo estas sensaciones extrañas de somnolencia , mí vista se nubla y mí cuerpo tambalea...todo es oscuridad.

No sé por cuánto tiempo estuve sedada, comienzo hacer uso consciente de mi audición, escuchó sonidos extraños hasta que logró identificar de qué se trata. Es el sonido de respiración agitada de alguien, mis sentidos sé van despertado lentamente, aun no puedo abrir mis ojos. Una sensación extraña me invade, siento mí cuerpo erizado al percibir las caricias de alguien.

Manos grandes y masculinas tocan mí figura femenina, mis piernas, mis muslos, esas manos tocan mis caderas deslizándose con presión sobre mí.  El fuego se prende en mí vientre bajo ante éstas caricias, deslizan nuevamente ambas manos  hasta meterlas por debajo de mí franelilla recorriendo mí abdomen cayendo en el inicio de mis pechos. Mí cuerpo sé estremece ante la posibilidad de sentir qué tocan mis senos y luego pasa... una sutil caricia consiente mis senos con suavidad, siento las palmas de sus manos arropar cada seno con pasión. Un jadeo erótico sale de mí, es una locura, lo estoy disfrutando. Enseguida viene a mí mente una preocupación ¿Quién es el responsable de esto? Abro mis ojos abruptamente ante la sorpresa de ver quién es él responsable de mí calor. Entonces lo veo, quedó estupefacta, es él... él Dr. Iván. Sigue con ambas manos en mí pecho, nos quedamos mirándonos inmóviles por unos segundos, me observa directamente a los ojos seriamente calmando su respiración. Rompe el incómodo momento moviendo sus manos hacia su estetoscopio colocando este en sus oídos y por debajo de mí franelilla introduce su campanilla, escuchando mis latidos. Lo miro con indignación total ¿Realmente me creé tan estúpida para pensar qué era un examen físico? Odio su descaro.

Lo miro directamente a su rostro con notable molestia, a él parece no importarle, sigue "examinándome" con su rostro serio. Volteo mí rostro hacía la pared, está bien yo no diré nada de tu atrevimiento y tú no dirás nada de mí disfrute por lo qué hacías. Me parecé justó.

La habitación jamás estuvo tan silenciosa, estoy realmente incómoda con su presencia, es entonces cuándo el recuerdo de sus manos sobre mí piel vuelve acalorarme, mis mejillas me delatan, siento un ardor en ellas sé qué están tan rojas como un tomate pero no voy a mirarte no señor. Retira sus manos, escuchó sus pasos hacía la puerta _Raúl cuándo puedas por favor llévala al jardín, un poco de sol la ayudara_ dice Iván al cuidador para luego irse.

Tal cómo le indico llega Raúl, parecé un muchacho honesto, no sé cómo puede trabajar en un lugar cómo éste _ Katerine debo llevarte al jardín por favor colabora ¿sí?_ dice mientras desata las correas de mis muñecas, lo dejo hacer su trabajo. Caminamos el largo pasillo hasta llegar a un gran salón de entretenimiento, hay personas sentadas jugando ajedrez otras dibujan y pintan con oleo pero no me deja allí, seguimos hasta una gran puerta, cuando la abre me doy cuenta qué hay un hermoso jardín, abro mis ojos con asombro jamás pensé qué existiera un lugar tan lindo aquí _ Te quedaras aquí un tiempo Katherine intenta distraerte y socializar un poco_ es lo último qué me dice Raúl antes de irse.

Voy directamente hacia unas hermosas calas blancas, arrodillándome en el césped, las toco delicadamente, por primera vez desde qué llegue aquí una sonrisa se dibuja en mí rostro _Son hermosas ¿verdad?_ esa voz a mí espalda puedo reconocerla ahora donde fuere, mí sonrisa sé va de mí rostro tan pronto cómo llegó. Sé agacha a mí lado Iván pero lo ignoro por completo cómo si nadie estuviera hablando, toma una cala con su mano la desprende y me la ofrece ,veo por el lateral de mis ojos lo que parece ser una sonrisa en su rostro, sin verlo tomó la cala entré mí mano pero recuerdo su atrevimiento al tocarme sin permiso, aunque me haya gustado nadie le dio permiso hacer eso, es un aprovechado y un abusivo , con enojo destruyó frente a él la cala entre mis dedos soltando luego los pedazos de flor al césped. Su sonrisa desaparece lentamente, oigo su respiración acelerarse con enfado se incorpora con brusquedad y sé aleja de mí. Cierro mis ojos y escapa de mí un suspiro, arqueo mis cejas, no quiero estar aquí, quiero estar a tú lado Jhon.

Me dispongo a observar el jardín y sus alrededores, miles de flores de diferentes colores es realmente hermoso éste jardín, camino por el lugar disfrutando del aire fresco cuándo escuchó una voz dulce_Hola_ me dice una muchacha no más de 16 años a lo mucho, sonrió, ella me responde la sonrisa _¿Cómo te llamas?_ continua diciendo _Katerine White_ respondo _Mi nombre es Yulie_ lo dice sonriente de forma inocente, tiene un aire infantil lo cuál no me desagrada, así qué me siento con ella en el césped.

_Yulie: ¿Por qué estás aquí? 

_Katerine: bueno yo... me enamore de un fantasma y nadie me creé. 

_Yulie: ¿de verdad? 

_katerine: así es. 

_Yulie: te creó, cuéntame ¿cómo es? 

Me rio con afecto al ver su expresión curiosa ante la pregunta. 

_Katerine: pues es un ser maravilloso, tiene unos ojos azules preciosos...

De repente mi voz ceso "ojos azules" no puedo evitar recrear en mí memoria el azul tan intenso de aquellos ojos, de Iván, frunzo el ceño ¿Porqué pienso en Iván? Es un idiota. 

_Yulie: ¿Ocurre algo Katerine? 

Al escucharla, caigo en sí y la conversación que llevamos, sonrió con un tanto de vergüenza.

_katerine: no, tranquila. Entonces te hablaba de Jhon , así se llama mi amor fantasma, lo amo muchísimo lo extraño tanto. 

_Yulie: ¿él también te ama? 

_Katerine: si...él me ama con todo su corazón. 

Luego rio así sin más recordando qué ese es el motivo por el cual estoy en este lio. 

_Katerine: y pensar qué por eso estoy aquí. Por decir qué me enamore de un fantasma.

_Yulie: tu estas aquí por decir qué te enamoraste de un fantasma y yo por decir qué tengo 12 años. Nadie quiere qué yo tenga 12 años pero es la edad perfecta en qué puedo disfrutar de mis padres y verlos todos los días, ya no sentiré más esa ausencia.

_Katerine: oh...lamento lo de tus padres. 

_Yulie: no lo lamentes ahora los veo a diario en mi mente.


Prisionera de tu locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora