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Lunes 24 de Diciembre del 2018

El pecoso estuvo en su casa durante algunos días, una semana, a pesar de que no fuera el peor golpe que había recibido le había afectado. Bakugou había estado cuidado mucho al peli-verde, le preocupaba mucho, se sentía culpable por lo que había pasado, a pesar de que podía caminar el solo hecho de saber que estuvo desmayado por 2 días le preocupaba.

Nikki-Chan

Ya me siento mejor desde ayer, Kacchan sigue diciendo que sería mejor si descansara más pero hoy es el 24 y quiero ayudar a mi madre, a pesar de que Kacchan y Todoroki se ofrecieron a ayudarla, siento que les estoy dejando todo el trabajo.

—Enserio, necesito ayudarlos -el pecoso se levantó de su cama y se cambió de ropa para después salir de su cuarto- Kacchan, ¿donde está mamá? -preguntó el oji-verde que aún se encontraba despeinado.

—¿Porque? ¿Te sientes mal? -preguntó preocupado el rubio cenizo.

—Desde ayer te dijo que se sentía bien, Bakugou... -le contestó el bicolor que estaba ayudando a terminar la decoración del árbol.

—¡Cállate, bastardo! Nadie te hablo a ti -El rubio se encontraba cocinando, Inko lo estaba ayudando.

—S-Solo quiero sa-saber dónde está... -contestó nervioso, pensó que ya no habría más peleas después de las vacaciones pero no es así.

—Fue a comprar algunas cosas, Midoriya... -respondió el bicolor.

—Oh, esta bien. ¿En serio te vas a quedar para la navidad? -pregunto el oji-verde con una sonrisa.

—Si, Inko dice que me puedo dormir aquí, según encontró la llave del cuarto de invitados.

—¿Ese viejo cuarto? Pensaba que siempre estaría cerrado, desde que recuerdo esa estupida puerta a estado cerrada.

—Será como una pijamada, es interesante, nunca e hecho una con más personas, Kacchan era el único que venía.

—Es que eras un jodido imbecil y lo sigues siendo estupido nerd de mierda -dijo mientras cortaba algunas verduras, el rubio era bueno con el cuchillo, un don.

—Ya decía que eras demasiado amable -rio de una manera nerviosa el peli-verde.

—Sigo preguntándome, ¿como lo sigues aguantando?... -el bicolor de acercó al pecoso para pasar su brazo por su cuello.

—Es mi mejor amigo, desde que somos niños, me fui acostumbrando supongo.

—Mi fi icistimbrindi sipingi -iminto el rubio cenizo.

—No seas infantil, Bakugou...

—¡Calla tu puta boca! Tú no me dirás que tengo que hacer -Dijo enojado el rubio.

—Ya tranquilos... -dijo en voz baja, no quería que empezaran a pelear de nuevo-

—Midoriya, ¿Porque Bakugou duerme contigo?...

—¿Eh? Pues supongo porque desde niños dormíamos juntos -contestó sin más el peli-verde.

—¿Enserio? Bakugou nunca dijo nada...