La Amparo estaba puteando a la cajera de arriba pa' abajo por alguna razón.
Y yo como el sapo que soy me acerqué para escuchar mejor mientras el Fernando se quedaba en la fila.
- Loco, te pasé cinco lucas y me compré dos completos de luca, ¿me podi dar mi plata?, no seai barsa.- le dijo la Amparo a la mina de la caja.
La cajera era la típica weona que odiaba su trabajo y daría lo que fuera por no estar ahí, todo demostrándolo con su cara de culo de tres metros.
- Podrías avanzar que hay más personas que quieren comprar hace rato.- le dijo la mina en tono pesao ignorando su reclamo.
- ¡Weona!, devuélveme la plata, no te estoy webeando.- sacó una cuchilla.
No broma, nunca tan maliante.
Como que me quería meter porque literal le estaba robando en la cara y le importaba una raja, pero no tenía donde ni como meterme yo.
- No te debo ni una wea, para tu wea pendeja culia estay puro dando jugo.- le gritó la cajera.- si no te vay pido que te saquen y era.
Ya que weá.
- Flaca, devuélvele la plata y no la tratí así, te van a echar cagando si seguí con tu wea, no seai barsa, si todos pueden ver que los completos valen luca.- perdón no me aguanté no meterme.
La Amparo me miró mas enojada que la chucha y con los ojos bien abiertos.
- ¡Me puedo defender sola, Fabián!- me gritó y yo quede pa' dentro.- ándate.
Que cuático esto de que una mina te odie, juro que nunca me había pasado. Pesa culia. Me piqué, así que puse los ojos en blanco y me devolví donde el Feño.
-¿Vamos a otro lado?.- dije con mi orgullo herido. ¡De verdad esta mina me sobrepasa!.
- Mea' corta que te dio.- se rió de mi el infeliz.
¿Todos tienen algo contra mi hoy?
Que dramático.
Yo creo que me va a llegar la regla, ah.
- Ya, vamos.- me dijo mi amigo teñido.
Al final comimos pizza porque no habían mas weas abiertas.
- Sabí que estoy pensando pagarle las veinte lucas al Bastián.- dije semi-rendido.
- ¿Vo' me estay webeando?- dijo el Feño con la boca llena, cochino culiao.
- Traga primero.- pasó rápido la comida por la garganta y levantó las cejas para que respondiera la pregunta.
- Puta, tu hay visto como es la weona, ya le enterró un cuchillo a mi orgullo como tres veces.- me toqué el corazón dramáticamente.- no estoy pa' andar dando pena por una mina cualquiera.
- Los dos sabemos que no es una mina cualquiera.- tomó un sorbo de su Sprite.- además si no fuerai con actitud culia de canchero que claramente no le agrada, en vola te pescaría mas.- levantó sus hombros.
- Ya intenté eso y apareció una de mis babys po, además soy así po weon, no voy a pretender ser otra persona.- dije con el ceño fruncido.
- Bueno como querái, menos mal no me metí en su apuesta weona.- se rió.- ni sabí, capaz termines pololeandotela.
¿Qué dijo?, me atoré con la comida y lo miré ofendido.- ¡no hablí weas culiao!- le pegué un pape.- eso jamás va a pasar.
- Yo también dije que jamás va a pasar y aquí me tení enganchao' de la Daniela.- quién es este weon, al Feño se lo llevaron los aliens.
- No te reconozco.- negué con la cabeza.
Y hablando del rey de Roma, apareció la Daniela con una amiga caminando directo hacia nosotros.
- Fernando no me digai que la invitaste tú.- susurré.
- No, te juro que no.- levantó los hombros.
- Hola, amor.- puaj, que mamones.- hola Fabián.- me dio un beso en la mejilla y yo solo le hice un ademán con la cabeza.
- ¡Hola!.- saludo su amiga.- me llamo Miranda.- nos dio un beso en la mejilla a cada uno.
Igual era mina.
- ¿Qué hacen por acá?- preguntó el macabeo Fernando.
- Vinimos a comer po.- dijo en tono obvio su polola, andante, lo que sean.- la Miranda vive acá al lado.
Que invite a una cachita digo yo.
Se quedaron ahí sentadas con nosotros, yo quería irme hace rato. Aunque igual la amiga me tiraba las corrías y me rozaba su pierna.
- Voy a ir a fumar.- dije levantándome de la mesa.- vuelvo al tiro.
- Yo también quiero fumar, te acompaño.- se paró conmigo.
Cuando salimos saque un pucho y lo prendí.- ¿querí?.- me dijo la Miranda, mire de reojo y tenía un pito en sus manos.
¿Por qué no?.
- Ya, pero salgamos de acá.- empecé a caminar.- ¿vives cerca o no?.- asintió con su cabeza.
Al final no vivía tan cerca parece.
- ¿Cuántos años teni?- me preguntó.
- ¿Diecisiete y tú?- dije apagando el cigarro.
- Dieciséis, este año cumplo diecisiete.
- Ah buena.- no se me ocurrió algo mas que decirle.- ¿hace cuanto fumai?
- Desde el año pasado creo.- levanto los hombros.- me relaja caleta.
- A mi igual.- mire pa atrás y tenía los medios panes.
- ¿Estay soltero?- me preguntó como que no quiere la cosa.
- Siempre, linda.- le guiñé.- ¿tú?.
- Más o menos.- hizo una mueca, la agarré de la cintura y la acerqué a mi quedando pegados, ella se mordió el labio.
- Ah pucha, igual no soy celoso por si acaso.- le dije acercándome aún mas y ella subió sus brazos a mis hombros poniéndose un poco de puntitas.
Pa que decir que no me la comí, entre otras cosas. Aparte del medio cogollo que se sacó.
Además yo no estaba haciendo nada malo, el amante no tiene la culpa dijo una vez mi sabio padre.
Y de paso se me olvidaba la pesa de la Amparo.