Capítulo 15 • El día de la entrega.

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Ya habían pasado tres meses desde que vivía en corea con los miembros, y ya había construido una muy buena relación con los que llamaba para mis adentros "mis niños bellos", y los chicos me llamaban "omuni" .

Yo aún los llamaba por sus nombres artísticos ya que se me hacía más fácil recordarlos, puesto que todavía no me sentía preparada para usar honoríficos con ellos, solo por una cuestión de respeto.

En el tiempo que llevaba con ellos casi hacia todo en la casa, y a ellos los ayudaba en todo, hasta cuando tenían show o concierto iba con ellos como staff, ya que los preparaba para estar frente de cualquier cámara, así como fuera de ellas .

Había aprendido muchos platos completos y balanceados tradicionales para ellos y cuando estaban en casa y no tenían que salir tenia un cronograma de medio día para no exigirles demasiado, en el que después del almuerzo tenían que entrenar dos horas para luego practicar su canto dos hora mas. Una vez cumplidas esas actividades podian ser libres de hacer lo que quisieren.

Con Haruka cuando estábamos libres por las tardes nos veíamos, salíamos de compras y nos sentábamos a la horilla del rio Han a charlar de como nos iba en nuestras vidas, a ella según Lee si le podía contar lo que pasaba en la casa, ya que era de confianza del jefe.

Los chicos todas las mañanas habían adquirido la costumbre de turnarse para tratar de despertarme siempre con una tortura innovadora, aprovechándose de mi estado zombie matutino y de la dificultad que tenía para levantarme por mi voluntad.

Todos tenían una manera de hacerlo, pero la más pesada era la de Bek, poniendo algo en mi rostro como espuma de afeitar, cubos de hielo en mi espalda o haciendo garabatos en mis mejillas con marcador permanente y esas cosas, mientras que la más tranquila era la de kyungso, que solo pronunciaba mi nombre con voz suave, abriendo las cortinas.

Xumin encendía un parlante Bluetooth y ponía música a todo volumen cerca de mis oídos.      Key me llamaba "omuni" mientras que con su pie empujaba mi cuerpo.                                                  Yi trataba de hacerme cosquillas con un peluche o me picaba el rostro con su dedo índice al son de "perezosa" en Chino repetidas veces.                                                                                                    Chanyol trataba de decirme algo en español que no entendía todos los días en tono fastidioso.    Zhen cantaba en sus tonos más altos sentado en mi escritorio.                                                                  Su ho solo me decía que tenia hambre y que por favor me levantara insistentemente, mientras que Sejun cada día reposaba su rostro en mi cama para decirme ¡"omma levántate" ! en tono de niño caprichoso mientras me soplaba el rostro, al cual cuando lo escuchaba no podía evitar acariciar su cabeza medio dormida para que se callará.

Hablaba a menudo con mi familia por las noches, y ya hacía un mes que le había pedido a mi mama que me mandara lo que necesitaba para tomar mate y un atado de cigarrillos de los que fumaba, ya que tampoco había en Corea y me había quedado sin nada.

No quise dar la dirección de la casa por seguridad, así que sólo le dije que la mandara al correo principal, y de paso desde ahí le giraba el dinero de la compra.

Había llegado el día en el que me desperté con la dulce y profunda voz de kyungso. Mientras éste se marchaba luego de despertarme tome mi teléfono y me di cuenta que tenia un correo diciendo que mi pedido ya había llegado, por lo que al verlo me llene de alegría.

kyungso había abierto la ventana. Entonces pude sentir  un viento caliente y húmedo golpeando mi rostro, ya había llegado el verano y estaba haciendo calor, pero estaba nublado .

Un día a la vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora