uno.

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no está editado, lo haré después. señálenme los errores que encuentren, gracias.

heaven knows i'm miserable now; the smiths. 



A Harry jamás le importó el hecho de romper su corazón más de una vez para tener satisfecho a las personas.

El ser aceptado había creado un trauma tan grande en él, que, en algún momento de su vida, terminó siendo aquello que fingió por más de una vez. Nadie, jamás, había descubierto al verdadero Harry Styles.

Ni siquiera Louis Tomlinson.

Harry siempre se vio a sí mismo como verano.

Las personas decían que él era otoño. Frío, nostálgico y abrasador. 

Louis Tomlinson le había dicho que parecía primavera, lleno de vida y caótico a la vez, mañanero y casi dulce.

En realidad era invierno. La vida lo había obligado a serlo. Pero no ese invierno que congela, ese que te hace odiar tu propia existencia y buscar un poco de calor en los brazos equivocados. Sino aquel que reúne a lo amado y te hace fantasear, ese en el que el frío no te da nada más que calor, porque estás con la persona correcta.

Para Harry, Louis Tomlinson era la primera definición de invierno, muy en el fondo, lo sabía, pero de alguna forma, quería aceptar que era la segunda.

Habían pasado ya cuatro meses desde el primer encuentro con aquel ángel de ojos color mar y piel de oro. La banda de Harry solía tocar uno que otro día en el bar de su familia cerca del centro. Tocaban nada más que covers, para borrachos y gente con el corazón roto. Eran pagados con cerveza y comida gratis. Cuando la noche era buena, había dinero de por medio. Después de cada presentación, Harry solía follar a Louis contra el basurero de metal que había tras la cocina del bar, otras veces, en el ático de su casa, fumaban un par de porros y probablemente tomarían un poco de alcohol robado de la estantería del bar, se emborracharían y follarían de nuevo.

Exactamente, como en aquel momento.

— ¡Harry! ¡Oh, sí! ¡Dios, Harry!

Se encontraban en el ático de la casa del menor. El padre de Louis aún se encontraba trabajando en el bar después del show y el castaño había aprovechado para llevar al mayor a su casa, y tener un poco de diversión. Habían bebido de más, y el calor los abrasaba.

— ¿Te gusta, verdad? — cuestionó Harry tomando la garganta del ojiazul mientras lo embestía fuertemente, era su segunda ronda en la noche. — ¡Responde!

— ¡Oh, sí! ¡Me encanta! ¡Lo amo, lo amo!

Justo después de haber pronunciado aquella frase, Louis sintió un fuerte tirón en su estómago, y mientras se corría, Harry se vació por completo dentro del condón que llevaba puesto.

— Maldición, Harry. Siempre sabes cómo destruirme por completo. — comentó el castaño mientras respiraba pesadamente, las viejas sábanas que había colocado en el piso lo resguardaban del polvo y sonreía mientras observaba como las mejillas del rizado se teñían de un leve rojo. — Hey, no debes avergonzarte. ¡Mira el lado positivo! Para ser alguien tan callado, sabes cómo hacerme gritar por completo.

— ¿En serio? — río Harry tomando un pedazo de la sábana y pasándola por el pequeño vientre de Louis, limpiando cualquier rastro. — No soy tan callado, ¿sabes?

— ¡Claro que lo eres! Las únicas veces que te he visto decir más de diez palabras en una oración es cuando estás cantando, por cierto, la presentación de hoy, me encantó.

— Gracias. — sonrió Harry aún con las mejillas teñidas de carmín. — Y respecto a lo otro, quizás sabrías que soy menos callado si saliésemos más, podríamos arreglar eso. ¿Sabes? Descubrí un pequeño restaurante cerca del lado oeste de aquí, es... un lugar hogareño, y según he escuchado hacen la mejor pasta del mundo...

— Harry, es muy considerado de tu parte. Pero tendré que declinar la oferta, ¿sabes? Estaré muy ocupado. — comentó Louis levantándose en busca de su ropa

— Aún no te he dicho cuando podríamos salir...

Un sonrojado Louis golpeó su cabeza con una de las luces que colgaban del techo.

— ¡Oh! ¡Es que estaré muy ocupado todo este mes! ¡Y probablemente el que venga también! Las festividades vienen y papá tendrá el bar lleno, supongo que necesitará demasiada ayuda.

Harry miró a Louis mientras este divagaba en busca de su camiseta, al no encontrarla, emitió un suspiro de frustración y le dirigió una mirada llena de incertidumbre al rizado. Con la voz un poco nerviosa continuó.

— Creo que deberías irte, Harry. Papá está por llegar y dudo mucho que sea de su agrado encontrarnos de esta forma, aún huele un poco a marihuana y tengo que limpiar todo este desastre.

Sin mirarlo, Harry tomó sus cosas y gruñó por lo bajo. Era la séptima vez en el mes que había tratado de alguna forma, invitar a Louis a salir. Pero siempre era lo mismo, jamás aceptaba. Sus encuentros no se resumían más que en momentos sexuales después de cada show. Algunas veces, había tenido que ver a Louis irse de los brazos con alguien más.

— Lo entiendo, Louis. — susurró saliendo del ático, el castaño tras él, cuando llegó a la puerta de la casa del menor, intentó una vez más, ignorando el fuerte dolor de su corazón y el parloteo cacofónico de su mente diciéndole que se vaya de aquel lugar, habló. — ¿Quieres salir esta noche? Podemos ir a mi habitación, Niall horneó un pavo y estaría encantado que lo probases, incluso utilizó un poco de condimento árabe que compró en...

La mirada que Louis le envió respondió aquella pregunta.

— Harry...

— Sí, sí. Lo entiendo, Louis, perdón por molestar.

Con una última mirada, caminó bajo la fría noche de Diciembre, la nieve caía a montones y el crujir de sus botas contra el cemento creaba una atmosfera tensa. Harry sabía que no podía obligar a Louis a sentir o hacer cosas que no quisiese, pero de todas formas, cada vez que pasaba, su corazón se rompía un poco. No supo cuándo, pero las lágrimas caían sobre su rostro, y sintiéndose débil, las limpió con molestia.

No fue después de veinte minutos, que entre la oscuridad de la noche, observó el cuerpo de cierto castaño de piel como el oro. Siendo abrazado por alguien que desconocía, el cual le doblaba el tamaño. Bajo la luz de un faro descompuesto se besaban, y las pequeñas risas que dejaba escapar el menor, causaban un sentimiento poco agradable dentro de Harry.

De todas formas, siguió su camino e ignoró la acidez que sentía en su propio cuerpo. Cuando llegó a casa, tomó su guitarra, y ante la atenta mirada de su rubio amigo, empezó a tocar aún con lágrimas en los ojos.

"...yo era feliz en la bruma de una hora de borrachera, pero el cielo sabe que ahora me siento miserable (...) ¿Por qué le doy mi valioso tiempo a la gente a la que le da igual si vivo a muero? El cielo sabe que ahora me siento miserable..."

boy; larry stylinson.Where stories live. Discover now