cualquier error, por favor, señalarlo. capítulo no editado.
london calling; the clash.
Cierto castaño de mirada azulada observaba desde lejos hacia el escenario, en el cual, una cabellera rizada se movía al son de la música y colores que emanaba un viejo proyector colocado en la pared. Era jueves y Louis tenía que trabajar, entre hombres y mujeres sudorosos, cerveza barata, y una voz angelical llenando lugar.
Observaba con delicadeza al ojiverde, quien, con audacia, interpretaba alguna canción de Sex Pistols, el compás del bajo y el meneo de las caderas de Harry, le brindaban a Louis una sensación de tranquilidad y a la vez un cálido sentimiento en el corazón.
El bar estaba lleno y su padre no dejaba de gritarle órdenes que debían ser atendidas, con audacia, se deslizaba de mesa en mesa, enviando uno que otro guiño hacia los clientes para recibir una buena propina.
Fue cuando Harry decidió dar todo de sí en la última canción de la banda, alguna de The Clash, que la tranquilidad en él, pasó a ser una fuerte tempestad, su garganta se cerró y el calor empezó a extenderse por todo su rostro. Estaba entregando algunas cervezas hacia ciertos hombres ebrios que lo miraban sin culpa alguna, cuando lo miró.
Tenía su cabello castaño un poco graso y dañado en las puntas, su complexión delgada se movía al ritmo de London Calling, y sus ojos grises brillaban ante la presencia de quien Louis, creía ser una de las personas más maravillosas del mundo.
Cosa que jamás admitiría en público.
Con la mandíbula apretada y la cólera entrando en su cuerpo, observó como el anónimo muchacho se derretía por la sola presencia del de ojos verdes. A Louis no le resultó extraño no verlo parpadear.
Todo explotó cuando el rizado, en un momento de exhortación dada por el público, partió su camiseta en dos, dejando su tonificado pecho a la vista, los tatuajes le brillaban por la luz y el sudor. La multitud empezó a gritar.
Especialmente aquel chico de mirada traviesa.
— Maldita sea, ¿Qué está haciendo de hijo de puta? Voy a matarlo.
Sin esperar más, Louis atrevió a meterse entre la multitud, quien extasiada, bailaba sin sentido alguno. Poco importándole el indebido roce que el choque de cuerpos creaba, y la sucia sensación de tener a gente desconocida y sudada, pegándoseles.
De la nada, un suave cuerpo chocó bruscamente contra él. Ignorando al drogado, y poco cuerdo Harry frente al escenario, decidió enfrentar a aquel que lo había aplastado. Su irá creció más al ver que era aquel chico que babeaba por el rizado, segundos atrás.
— ¡Hey! ¡Quién te crees que eres para golpearme de esa manera, hombre! — gritó Louis por encima de la música, su pecho subía y bajaba por la adrenalina que sentía correr por sus venas.
— ¡Lo siento tanto! — se disculpó el chico con una mirada asustada, a Louis le pareció gracioso ver cómo temblaba debido a su presencia. — ¡No te vi! ¡Sólo trataba de llegar hasta el frente!
El chico suplicaba con la mirada perdida, junto a él, una chica lo miraba divertido. Su cabello era un estropajo de colores, predominando el azul y rojo, traía varias perforaciones a lo largo de su rostro, y el tatuaje de una cobra adornaba su pálido cuello.
— Tranquilo, Donnie. El chico bonito no te va a matar, ¿o sí? — comentó la susodicha con una mirada penetrante, sin embargo, Louis, no se dejó intimidar. — No es tu culpa que aquel bombonazo del escenario esté acaparando toda tu atención.
De repente, Louis recordó todo de inmediato.
Harry, The Clash, y los gritos de las personas al verlo casi desnudo en el escenario.
— ¡Maldita sea! ¡Harry!
— ¡Espera, espera! ¿Conoces al chico que está cantando? — gritó el tal Donnie en un tono emocionado, tomando a Louis de su muñeca, deteniéndolo de cualquier movimiento. Sus ojos brillaban debido al asombro y felicidad, había dejado de temblar.
— ¡Claro que lo conozco! ¡Es uno de mis mejores amigos!
— ¡Oh! ¡Mira, Lizzie! ¡Él conoce al rizado! Diablos, por favor. ¡Deberías presentármelo!
Louis sintió su cuerpo arder aún más, y ante la atenta mirada de ambos chicos, lanzó un gruñido alejándose por completo. Zafándose del brazo del desconocido, escapó entrando nuevamente a la multitud, mirando, sin entender, cómo esta empezaba a dispersarse.
Cuando llegó a lo que era el inicio del escenario, observó con fastidio como el lugar era ahora ocupado simplemente por el rubio, quien con una botella de whiskey en mano, gritaba barbaridades ante los ojos de aún quienes se encontraban frente a él.
Harry había desaparecido.
— ¡Louis! ¡Louis William Tomlinson! — Su padre, con un aspecto de furia y consternación, lo miraba desde la barra, un pequeño grupo de personas peleaba por ser atendido. — ¡Mueve tu maldito trasero y ven a ayudarme con esto! ¡Por algo te pago!
— ¡No creo que la miseria que me das se haga llamar paga, padre! — gritó Louis con enojo saliendo de su cuerpo.
Por otro lado, cierto rizado de mirada triste observaba desde lejos hacia la multitud que lo había acompañado por más de dos horas, ahora, estaba sedienta, bebiendo cerveza.
Sonrió aún con el pecho hinchado del orgullo que sentía por lo que estaba logrando, con su cabello sudoroso, resopló.
Por un momento, su mente empezó a traer al chiquillo de ojos azules de nuevo. Pero como lo había hecho anteriormente, decidió dispersar aquellos pensamientos con otras imágenes cálidas. Si Harry era sincero, su corazón aún latía fuertemente cada vez que el simple aroma del castaño llegaba hasta él. Y sabía con certeza, que, cuando Louis necesitase de él, no dudaría por un momento en ponerse de rodillas.
Cerrando los ojos, recordó alguna balada triste de alguna banda que Niall solía escuchar. El abrumador calor que lo sofocaba al pensar en el mar y la arena personificados, lo obligó a limpiar una pequeña lágrima que corría por su mejilla. Lágrima, que representaba el sufrimiento y la agonía que había estado sintiendo desde el momento en el que aquel ser indescifrable se adueñó de su corazón.
Como si de una pequeña flor en otoño se tratase, lista para irse, lista para ser olvidada.
Lista para morir.
Una pequeña mano se posó en su desnudo hombro.
— ¡Eh! ¡Hola, lo siento si te asusté! — una chica de extravagante físico lo miró con una tétrica sonrisa en la cara. Su maquillaje estaba corriéndose por el calor del lugar. De alguna forma le recordaba a Robert Smith. — Pero tengo un amigo que desea conocerte, creo que es un gran fan tuyo, y cuando me refiero a gran fan, lo digo en serio.
— ¡Claro! No me molestaría conocerlo, me siento aludido por saber que tengo fans. Soy un Don nadie. — respondió Harry con un leve sonrojo en sus mejillas, la sola idea de ser conocido por alguien más le alborotaba el corazón.
Siguiendo a la muchacha, saludó a varias personas a lo largo de su recorrido, quienes con miradas ebrias y cuerpos débiles, lo vitoreaban sonriendo.
— Para él puedes ser cualquier cosa menos un Don nadie, lo he visto babear cuando te mira. Tengo que decirte algo, Donnie es un poco tímido, puede que diga cosas un poco estúpidas o logre escupirte, pero en el fondo, en realidad es un amor. — continuó la chica llevándolo hasta el fondo de una de las mesas baratas. En él, un pequeño chico de ojos grises y sonrisa encantadora, lo miraba. Unos pequeños hoyuelos adornaban sus mejillas
— Tranquila, he pasado por peores momentos. — susurró Harry aun mirando al tímido chico frente a él. Estirando su mano, decidió empezar un saludo. — Mucho gusto, soy Harry.
— Hola. — el rizado no pudo evitar atrancarse cuando la delicada voz del castaño fue emitida, le recordaba a los suaves versos poéticos que alguna vez había escuchado. — Soy Donnie.

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boy; larry stylinson.
Hayran Kurgu"¿Hay alguien que vaya a escuchar mi historia? se trata de un chico que llegó para quedarse. Es la clase de chico que deseas tanto que lo lamentas... aún así, no te arrepientes de un solo día" Inspirada en la canción "Girl" de The Beatles.