9 - Lúcido

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Gary estaba en la heladería. Jugaba con sus dedos al mismo tiempo que sus piernas tambaleaban.

Se sentía nervioso, pues había estado esperando encontrarse con su amigo desde hace 3 días y nada.

No había sueños, hasta hoy.

El chico observaba a la gente que estaba acompañada mientras que entre ellos intercambiaban sonrisas, palabras y miradas.

Todos se divertían, se entretenían. Incluso se enamoraban y Gary lo sabía muy bien.

Rostros perdidos e hipnotizados en miradas de personas.

Sonrió al pensar que seguramente así es como el se veía cuando estaba con Avocato.

Suspiro.

¿De verdad se encontraba enamorado de Avocato?.

¿Que fue lo que le pasó?.

Estuvo casi 4 años con una aburrida rutina, y de un momento a otro su vida cambió.

Tal vez, se había convencido a sí mismo de que lo había asimilado, pero no.

Eso le causaba mucho conflicto a Gary, pues no sabía si todo lo que sentía era algo sincero.

Gary rara vez fue correspondido.

Inclusive, a la persona a quién le estuvo mandando mensajes durante precisamente 4 años, tampoco lo correspondió.

Y ahora, alguien con quien había tenido un apretón de manos parecía corresponderlo.

—¡Ey! ¿Acaso piensas en mí?. —Avocato llego a la heladería y se sentó en la mesa donde estaba Gary.

La felicidad invadió al chico que no dudó en levantarse para acercarse al ventrexiano y darle un fuerte abrazo.

—Pensé que no llegarías —susurro al oído del recién aparecido.

—Mientras se trate de ti, siempre llegaré —se libro de los brazos de Gary para poder darle un pequeño y tierno beso en su frente. —Cuando estés triste, desesperado o sientas como te sientas, siempre estaré para ti.

Gary le sonrió y procedió a sentarse.

—Veo que no pediste nada hasta que llegara yo.

—Quería que los dos disfrutáramos el momento, por eso espere.

Avocato vio con felicidad a Gary —Pues ya estoy aquí, así que será mejor que empecemos —Volteo a mirar el cartel donde mostraban todos los sabores y variedades. —¿Quieres lo de siempre?

—¡Si!

—Muy bien —se levantó —Ire a pedirlos, tu quedate aquí. —el ventrexiano guiño el ojo y se fue.

Gary río sonrojado.

¿Acaso podría decirles a H.U.E y a Quinn que Avocato permanecía con el?.

¿Pequeño Cato podría creerle que su padre merodeaba por los sueños del chico?.

Al menos ellos no habían mencionado nada de haber soñado al ventrexiano, por lo que podía deducir que era el único.

Y por otro lado, sabía muy bien que todo esto era solo parte de su imaginación que constantemente lo molestaba.

Pero más que molestarle, lo hacia feliz.

Independientemente de toda esta confusión de sentimientos a la que estaba siendo sometido, le hacía feliz ver a su amigo y escuchar su voz.

Verlo vivo, sentir por un momento, que el seguía ahí, como si nada hubiera sucedido.

Ahora mismo lo miraba pedir los helados. Avocato cruzado de brazos, Gary descansando en su mano.

Nave Especial (Gary x Avocato)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora