CHARLOTTE

Capitulo V

No veía más que una niebla espesa, como de esas que brotan de las chimeneas a vapor, densa y negra como la misma alma del diablo. Apenas lograba ver los cuerpos a unos cuantos centímetros frente a mí. Pero...

Entre aquella multitud apagada y nesecitada de vida sobresalía una figura femenina. Parecía cuerda, de buen porte, su color y aspecto hacía que facilmente lograra distinguirse de entre todos, estaba de espaldas a mí así que traté de caminar hacia ella. Se veía muy elegante con un abrigo rojo.

Para nada sucia, sus zapatillas de tacón brillaban de limpios, me atrevería a decir que no era portadora de ninguna mancha de sangre o mierda de este lugar.

"Era como un faro entre la oscuridad" Pues todos parecían estar percatados de su presencia pero nadie se atrevía siquiera a verla.

-Disculpa, ¡ayúdame!, eh.. Por- por favor ayúdame. ¡Tengo miedo!-

Estaba ahí Inmóvil, o eso pensaba pues entre más caminaba hacia ella, más parecía distanciarse de mi.

¿Quién eres?- Pregunté. No estaba en posición de exigir respuesta, pero ella tampoco de negarmela.

-No soy, pero fuí. Y si te atreves volveré a ser-

No entendía ni una maldita palabra, un estruendo se comenzó a escuchar, como el de mil árboles quebrandose, como una tormenta en altamar, igual de agobiante el sonido, diria yo... todo se desvaneció en aquella oscura ciudad. Solo una voz apagada y saturada de aflicción hablaba.

--¿Estas viva? Hey, despierta

¿Qué haces tirada ahí? Vamos Dorotheé, mamá dijo que entraras o terminaras congelada, despierta de una vez--

¿Alguna vez has experimentado esa sensación repentinamente de caer al dormir? contracciones musculares involuntarias que ocurren justo cuando estás por quedarte dormido. "Justo eso sentí"

Una pesadez abrumadora en las extremidades me invadia. si, esa extraña e indeseable sensacion fue acompañada de latidos constantes.

Desorientada pelé los ojos como plato seco, me encontraba segada, si.. Como lo digo, no miraba una mierda, todo era oscuro con fugases destellos entre morados y gris.

Poco a poco la claridad se hacía notar más y los cadáveres se iban desvaneciendo, todo era borroso, empañado y nada definido, movía mi cabeza turbulenta tratando de saber dónde estaba.

--Estás temblando Dorotheé--

Aunque no veía nada más que una silueta rodeada de claridad, reconocí de inmediato aquella voz.

--Gracias al cielo, Tobias, por amor de Dios estás aquí... eres tu-- Me expresé con una voz quebrantada.

--No te veo, acércate por favor--

Tenia sentimientos encontrado, por un lado tenia miedo por lo vivido hace unos segundos, por otro, alegría por saber que todo estaba bien y que en especial Tobías estaba bien, no se que haria si algo le llegase a pasar.

--¿Como que no me ves? Estoy frente a ti, hermana eres una exagerada, el clima no es tan denso como para que no me veas.--

Siguió diciendo.

--Te estas congelando, hermana, te traje una colcha.--

--Gracias-- Empecé a ver con más claridad, así que me dejé llevar y me estiré como estrella sobre el césped frío.

- Espera ¿k verg? ¿Tirada sobre el césped?- Pensé.

Voltee a ver y me di cuenta que en efecto estaba ahí tirada y mi cuerpo estaba como iceberg.

Me levanté lentamente con la ayuda de Tobías y nos dirigimos a casa.

--¿Que hacias ahi tirada?-- Preguntó el solecito de 9 años.

--Vine a recoger el periódico-- contesté.

Sonreí y seguí diciendo. -- Aunque creo que tardé un poco en encontrarlo--

--¿Un poco?-- Me miró extrañado.

--40 minutos no es un poco-- Aseguró frunciendo el rostro.

Guardé silencio mientras él hablaba.

--El repartidor debió esconder muy bien el periódico como para que tardaras tanto. Bueno, yo haría lo mismo para molestar a todos en el vecindario--

-ah, si, no... Bueno si.- Dije distraida.

Tomé el picaporte, le di la vuelta y empuje para abrir la puerta, Tobias corrió y entró a la casa, me di la vuelta y me planté en la alfombra, di un vistazo a la calle, todo parecía normal y sin ningun rastro de sangre o cadáveres, aquello entonces, ¿fue real?.

--40 minutos-- Pensé.

Moví mis ojos de un lado a otro para ver si veía algo extraño, después de unos segundos cerré la puerta lentamente y le eché seguro, pues alguien seguía ahí afuera.. Yo no podía verlo pero el a mi si.