CAPITULO I / CHARLOTTE

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-¡Mierda! ¿Que pasó conmigo?--

--Como terminé aquí?--

Me acerqué al espejo y noté que estaba pálida. Centré mi vista directo a los ojos mientras un sudor frío recorría mi frente. Intento amar, aunque por desgracia ya no tengo a quien, intento ser amada pero nadie se atreve a amarme. Siento mas verguenza yo que esa, la tipeja que se refleja en el cristal.

¿Un tormento? no, un infierno latente dentro de mi. Trato de olvidarme del ayer pero mi pasado va conmigo de la mano. Y aunque trate, porque trato, no puedo romper esas esposas de amor y odio que nos mantienen unidos.

--Tranquila-- Escuché la voz de papá que susurraba en mi oído.

--Tranquila Charlotte-- volví a escuchar, esta vez un poco confuso y falto de fuerza gracias al tukum tukum de mi corazón.

"Suspiré"

--Llegó la hora-- Pensé

--No hay vuelta atrás. No, esta vez ya no la hay--

--Argh... Argh...-- Se escuchaban los constantes gruñidos de un alma en pena provenientes de la sala.

Inhalé profundo, como si fuese el último sorbo de aliento de mi vida, me tiré encima mi abrigo rojo de lyocell ¿Porque rojo se preguntarán? Pues... para que no se note la sangre, tomé mi máscara de ave, me tapé el rostro,salí del cuarto hacia la sala y ahí comenzó todo.

El tipo ese estaba muy furioso, crei que despues de tanta tortura hablaría, pero me sorprende que aún siga callado, bueno no del todo.

--Mmm.. Eres un hijo de p..--

--¡Shu!.-- coloqué mi dedo índice frente al pico de la máscara y me incline hacia el.

--¡Callate!-- Demande. --Observa bien quién es el que está amarrado a la silla. Yo en tu lugar guardaría silencio y creeme, sólo hablaría cuando se te pidiere.--

Ensangrentado y con un rostro lleno de moretones me miró con repudio.

--¿Piensas que lograras algo? Si, Eso es lo que piensas ¿Crees que sacaras una palabra de mi? Jajaja-- carcajeó.

--Eres un estúpido no, no, eres un imbécil por pensar que podrás salir vivo de ésta.-- mientras hablaba me paré frente a él y solamente lo observé.

--¡Vendrán por mi! Jajaja. Te matarán jajaja imbécil, bastardo hijo de perra-- Gritaba bruscamente mientras me salpicaba de sangre.

--¡Oh! señor. Usted intimida mucho- Respondí.

Reí sarcásticamente.

--¿Dónde quedó el glamour que mostraba en televisión?-- Me agaché y saqué un trapo del balde lleno de agua mezclada con sangre y orina, el me miró y trató desesperadamente de desatarse pues ya sabía lo que le esperaba y aunque hizo resistencia le metí el trapo en la boca.

Fui a la mesa y tome la tenaza que estaba sobre ella, sujeté su mano y con toda la delicadeza del mundo fuí levantando la uña del dedo índice hasta que unos segundos después él y su uña dejaron de ser uno mismo.

--¡¡¡mmmhh.!!!-- mordía el trapo, un cuerpo poseído por el dolor, sus demonios internos hacían que se revolcara en la silla como tratando de salir de él para evitar el traumante dolor.

Luego me retiré hacia el cuarto donde me encontraba hace unos momentos.

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