Carta 6: "Falsa unión"

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Miraba el frío techo, sentía mi alma opresora de todo rencor, mi alma crujía y cuartaba como un espejo al caer a un suelo de mármol, escuchaba una y otra vez el sonido, cayéndose a pedacitos, a migajas. En eso escucho la puerta, y la veo, sus ojos verdes con su cabello recogido de un moño.

— Hola – me decía con una sonrisa. - ¿Quieres cenar algo?

— No... - me volteó hacia otro lado para no verle.

— Al menos un sándwich. – Sus pasos se hacían más presentes.

— Déjame solo. – Le dije un poco enojado, me toma del brazo y me gira con un poco de violencia. - ¿Qué?

— ¡¿Qué hiciste Daniel?! -Tomó un pequeño frasco de gotas para dormir que estaba a mi lado. - ¡¿Cuánto te tomaste?! – preguntó preocupada.

— ¡Déjame solo! – traté de levantarme pero mis brazos me pesaban, debí cerrar la puerta.

— ¡Te llevaré a un hospital! – me tomó por los brazos y trató de levantarme.

"

Lo que no se hace consciente se manifiesta en nuestras vidas como destino.

Carl Gustav Jung (1875-1961) médico, psiquiatra, psicólogo, y ensayista suizo.

15/08/18

Mi padre, como sabrás, murió. Y me quedé, lastimosamente, con mi madre. Por obvias razones, ella reinicio su vida con otro hombre, ya que, según su ética, necesita de un macho para poder vivir plenamente. Pero yo la necesitaba a ella. Claro, para mi mamá es fácil, puede casarse cuanto hombre le parezca bueno y ser feliz con esa persona pero yo... no puedo buscar a un padre, no lo puedo hacer, es imposible. Es más difícil perder a un padre o a un hijo que una pareja.

Total.

Mi madre decidido tener una relación con un hombre de casi mi edad, 20 años. No lo niego, era muy guapo, parecía Gastón de la Bella y la Bestia, igualito sólo con el pelo un poco más corto, pero igual de atractivo. Cabello negro, ojos azules, piel un poco morena, alto, con un buen cuerpo. Estudiaba arquitectura. Pero, lo hermoso no lo quita lo estúpido. Era tan estúpido que a veces me hacía reír de lo tonto que era. Bueno, es. Creo que su única cualidad es ser guapo, nada más. Pero, aun así, yo extrañaba a papá e independientemente de que, el sea hermoso, para mí mi padre será el mejor. De él, heredé sus ojos. Tenía unos ojos maravillosos. Aun así, no estamos hablando de él.

Alfred. Así se llamaba, y mi mamá estaba locamente "enamorada" de él, a veces pienso que sólo le llenaba un vacío, el vacío de tener a alguien a quien abrazar por las noches de frío, a quien calentar sus labios, quien le dijera las cosas mas dulces. Estaba sola, al igual que yo. Pienso que el amor de una hija no es lo suficiente que el de un amante. Es una falsa unión al fin a cabo. Y te preguntarás el porqué. Bueno, te lo diré.

Mi madre trataba de relacionarme con él, como obligar a un niño diabético a no comer dulces. Era algo parecido. Era como obligarme, a mí, una niña que a pesar de su corta edad, le carbura el cerebro con un hombre, con la misma magnitud de su hermosura esculpida por los dioses, era igual de estúpido. Me sentía como la canción de "Ella es bonita" hecha por Natalia Lafourcade, sólo que siendo el es bonito. La escuchaba todo el tiempo, mientras miraba a los dos tortolos besándose y dándose amor. No miento, me daba envidia. Siento que mi madre, si eligiera entre los dos, lo escogería a él sin dudar. Parece que el salió de sus entrañas y no yo.

Todo cambió esa noche. Esa amarga noche. Cuando entró a mi cuarto. Escuché la puerta siendo tocada.

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DesaparecidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora