El Anillo

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Domingo, Domingo...Domingo.

Había dicho que hubiera querido morir desde que se despertara, pero incluso eso le salió mal...porque no durmió en toda la noche.

Así que cuando su santa madre tuvo la amabilidad de despertarlo con aquella radiante sonrisa supo que debía resignarse, había hecho un desayuno digno de un condenado a muerte. No se quejó porque eso si valió la pena.

Su hermana había salido a alguna parte, su madre menciono que su hermana estaba envidiosa que su hermano pequeño se estuviera casando más primero que ella, pero Ashiya no perdió tiempo para un cambio...cambio que fue denegado.

Aunque fue un desayuno delicioso, pudo notar que era únicamente lo suficiente para dos personas, preguntándole sobre esto a su madre esta le respondió con toda la calma que ya que su hermana le aviso desde la noche anterior que no estaría decidió hacer para su invitado y ellos, pero su nuero muy amablemente le llamo para avisar que no llegaría a la hora planeada y que sacaría a su prometido a alguna parte.

Hanae murió un poco con esa noticia...y al mismo tiempo se emocionó...pero también se aterro. Quería tanto irse donde estaba Abeno en ese momento.

La cara emocionada de su madre contrastaba perfectamente con la suya, su madre no paraba de decir que su nuero era tan trabajador y responsable...cuando era un hecho de que no le conocía...y eso era lo preocupante

—Este... ¿Mamá? —la sonrisa radiante de su madre le dejo momentáneamente cegado, pero no desistió — ¿A dónde te marco? —

— ¿Pues donde más? A la casa—el frio que recorrió su piel no se calentó ni con la cálida sonrisa que su madre tenía en el rostro, y que tétricamente parecía extenderse aún mas

— ¿Cómo es que tiene el número de la casa? —no quería saber la respuesta, algo le decía que no le gustaría.

—Está en la guía de teléfonos—Si, no le gusto

Lo demás que siguió fue ayudarle a su madre en la florería, su madre saldría a entregar unos arreglos florales para una boda que se daría en la ciudad vecina, él quería acompañarla, pero su madre simplemente le sonrió diciendo que su prometido no tardaría en llegar, que lo saludara de su parte.

Él no pudo objetar nada, estaba petrificado.

Quería tanto llorar, pero sabiendo que ese momento llegaría fue imposible.

Abeno-San dijo que era un chico fácil para llorar...pero ahora sabía que cuando quería le era imposible, bien hecho Hanae, de ahora en adelante siempre desea llorar.

...

Los minutos eran tortuosos, cada que la puerta era abierta él inconscientemente se escondía, eso causaba extrañeza en los clientes, pero no le daban importancia, agradecía que ese día en específico pareciera tener más personas, así quizás su prometido desistiera de sacarlo a algún lado...aunque como su madre lo describía quizás el chico se ofreciera en ayudarlo...y eso solo causaría que ambos estuvieran en un lugar lleno de flores, flores que eran símbolo de amor y paz...y él no quería que como las flores, el amor floreciera en ese lugar.

Por pensar en esas cosas el simplemente ignoro que la clientela comenzaba a disminuir, y que cuando estaba convenientemente vacía y que la siguiente persona que entro lo hizo llevándose una de las mejores sonrisas de Ashiya Hanae pensando que era un cliente.

Y lo fue a sus ojos hasta que el chico se presentó como "Haru Mitsuki"

Hanae quedo anclado al suelo, su sonrisa se congelo y en cambio el desconocido saludo cortésmente, Hanae le respondió, sin pensar que el desconocido simplemente le estaba respondiendo a su saludo anterior.

Matrimonio [Abeashi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora