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Narra Jaebum

La llegada de mi pequeña criatura hizo que muchas cosas cambien, para bien, los últimos siete años han sido los mejores que he tenido en toda mi vida, el tener un hijo no estaba en mis planes, pero no me arrepentiría, jamás lo haría, Yugyeom llegó a salvarme, el pequeño Yugyeom.

Él hizo que me acostumbrara a despertar mucho más temprano de lo que solía hacerlo, hizo que aprendiera a cocinar, hizo que sea más responsable con mis actividades, hizo que organizarara mejor mi tiempo, hizo que mi vida sea mejor.

Me enseñó que debía madurar.

Despertar por unos llantos a las tres de la mañana se me hizo costumbre, por lo que cuando esos llantos cesaron provocó una sensación extraña en mí, también se me hizo costumbre limpiar el desastre de todas las mañanas, papilla de vegetales, ¿a qué persona no le gusta el brócoli? En definitiva a Yugyeom no.

Me costó mucho entender que mi pequeño bebé estaba creciendo, mi madre me ayudó en muchas cosas, yo no sabía nada de cómo criar un hijo, claro, con la ayuda de los videos en YouTube aprendí varias cosas, pero la única que supo explicarme bien todo, fue mi madre, siempre estuvo apoyándome, ella y mi padre, los dos son buenos abuelos, le compran ropa y juguetes a Yugyeomie, juegan con él e incluso le cantan canciones, son geniales.

Nunca volvimos a tocar el tema de Soojin, tampoco era absolutamente necesario.

El primer cumpleaños llegó en un abrir y cerrar de ojos, Yugyeom ya tenía sus pequeños dientes de leche, su cabello negro y un poco rizado empezó a crecer, mis padres le compraron una pelota de fútbol de tamaño grande, pero él era muy pequeño para usarla, así que decidí guardarla para más tarde.

El cumpleaños número dos llegó también y fue uno de los más importantes, por que Yugyeom estaba empezando a caminar, sus pequeñas piernitas y brazos se movían de atrás hacia adelante en busca de equilibrio, he de admitir que derramé varias lágrimas en el proceso, ver a mi hijo dar sus primeros pasos fue una sensación que no podré olvidar, estuve tan orgulloso de mi pequeño, mi pequeño Yugyeom.

En su cumpleaños número tres ya estaba hablando, hablar no le resultó difícil, lo difícil era hacerlo callar, Yugyeom hablaba y hablaba a cada rato, el único momento en donde se podía apreciar paz era cuando él estaba dormido, Yugyeom hablaba mucho, incluso con palabras inexistentes, pero aún así, me llenó de orgullo ver cómo mi Yugyeomie crecía cada vez más.

Cuando cumplió cuatro años le hicimos su primera fiesta de cumpleaños temática, con cuatro años Yugyeom se vio obsesionado con un personaje de Disney, un automóvil de color rojo con ojos, Yugyeom gritaba y se reía cada vez que le ponía su película favorita, saltaba de la felicidad y finalmente se quedaba dormido.

En su cumpleaños número cinco le entregué la pelota que mis padres le habían obsequiado, él estuvo muy feliz y me dijo que lo llevara al parque, no pude negarme, me miraba como si fuera un cachorrito.
Cuando llegamos jugamos un poco y comimos un helado, después de media hora empezó a llover, corrimos a toda velocidad para que la lluvia no nos alcance cuando tropezamos al mismo tiempo y caímos en un charco de lodo, rápidamente lo levanté y nos pusimos a reír, él salió bien, pero no sus pantalones.

No me di cuenta de cuánto tiempo estuve divagando, cuando mi madre me dijo que lo había inscrito en el jardín de infantes, yo no lo podía creer, se suponía que yo debía hacerlo, pero de alguna forma le agradezco que lo haya hecho por que de seguro yo lo habría inscrito en el final del año.

La vida en el jardín de infantes fue divertida, él aprendía a dibujar y pintar con esos lápices grandes de colores que siempre olvido cómo se llaman.

Mi madre a veces iba a recogerlo, mientras yo buscaba trabajo, me resultaba difícil hallarlo, ya que tendría que acoplarme a las necesidades de Yugyeom, no dejaría que mi madre se hiciera cargo de él todo el tiempo.

Yo era su padre y yo debía cuidarlo.

—¡Papi! —dijo Yugyeom cuando nuestros ojos se encontraron, él vino corriendo y yo lo alcé en mis brazos— te extrañé mucho Papi Jae— dice— Yugyeom ahora tiene seis años y está a punto de terminar su primera fase, en unos cuantos meses tendría que ir a la escuela— mira lo que hice para ti—menciona mientras me muestra un pequeño dibujo, estamos él y yo tomados de la mano mientras sonreímos debajo de un arcoiris que por alguna razón solo tiene tres colores.

—Está precioso Yugyeomie, ¿tú lo hiciste solito? —le pregunto bajándolo muy despacio para que no se me caiga.

—¡Si, papi! —afirma y me sorprendo mucho más— lo hice yo solo.

—Te felicito mi campeón, ahora, ve con la abuela a cambiarte para ir a comer y luego a hacer las tareas, ¿qué te parece?

—Si papi Jae, vamos abuelita—dice tomándola de la mano y empezando a subir las escaleras.

De mis labios sale un suspiro, me siento una persona muy afortunada.

Miro el dibujo nuevamente, Yugyeom me ha preguntado sobre su madre pero siempre logro cambiar de tema y rápidamente hago que Yugyeom olvide lo que preguntó.

Más tarde le diré que tener una mamá y un papá como todos los niños de su escuela es aburrido, que es mejor marcar la diferencia y ser felices.

Claro que sí.

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Holaaaaaaaaaaaaaaa, ¿cómo están? ¿Esperaron mucho? De verdad lo siento, me ha pasado de todo, pero no les voy a aburrir con mi aburrida vida, aveeea xD de verdad lamento la demora, gracias por esperar, aquí les dejo un pequeño resumen de cómo ha sido la vida de la familia Im, en el siguiente aparece de nuevo la nutria jsjs

Hice algunos cambios, Youngjae no estudió pedagogía en educación infantil, ¿k es es0? Lo cambié a psicología infantil porque sí xd mentira era necesario.

Muchas gracias por todos los votos que me regalan T-T

—Noesh💕

¡Ops! [2Jae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora