Fingiendo ser un Chico (Harry and Zayn)

Capítulo III: 'Harry y Zayn'

-¿Y quién coño eres Dylan? ¿Y por qué estás en mi habitación?- preguntó con ponzoña, mirándome esperando una respuesta óptima.

 -Soy tu nuevo compañero de cuarto- contesté aparentando una voz masculina que, admito, exageré bastante.

De pronto sonríe – aclaro que fue una sonrisa sagaz, engañosa y venenosa – acomodando sus maletas en sus manos; y pude notar como los nudillos de ambas extremidades palidecían por la presión que ejercía.

-Vale Dylan, bienvenido a Seattle High. Soy Harry Styles- extiende su mano y la estrecho con firmeza.

Quise soltar un chillido cuando apretó la mía con tanta fuerza, que sentí como si mis huesos fueran a romperse.

-Un placer- sonreí de su misma manera: completamente falsa.

-No diría lo mismo- respondió agrio.- Muévete, estorbas mi cama.

Lo miré frunciendo el ceño y entreabriendo los labios para efectuar una oración negativa a su grosera petición, pero él habló primero:

-No creas que por llegar antes tendrás privilegios. Aquí mando yo, ¿has oído?

Asentí con dos ojos enormes esmeralda mirándome expectante, como si fuese a clavarme cuchillazos si no me movía.

Quité el bolso, y lo moví a la litera que se encontraba del otro lado del cuarto, frente a la suya; y acomodé mi valija sobre ésta.

-Esa es de Niall- advirtió sin quitar la vista de su móvil, con voz áspera y ronca.

Le quedaba tan bien ese tono, dándole un toque misterioso y atrayente.

-¿Qué?- pregunto cruzándome de brazos.

-Que te muevas imbécil, esa es de Niall- escupió relajado en su lecho sin siquiera mirarme.

Rodé los ojos y arrojé el bolso en la siguiente cama, con la intención de acostarme en ella y dormir hasta que aquél capullo se borre.

-Esa es de Zayn- endosó Harry, pero esta vez observándome con su frívola mirada.

Nunca había conocido a un muchacho tan… vacío.

-Es una puta broma- murmuro enfadada, cruzando la habitación para ubicarme en la litera junto a la suya, la cual intentaba evitar.

Puse la maleta en el suelo y me dejé caer en el colchón cerrando los ojos esperando caer en un letargo eterno. ¿Sabían que los perezosos duermen veintidós horas al día? Creo que fui un perezoso en mi vida pasada.

-Esa tampoco.

Abrí mis ojos de par en par.

-¿Entonces en qué puta cama puedo quedarme? Joder- siseé con mi vena a punto de reventar.

Cuando me enfado, un filón atraviesa mi frente y pareciese como si fuera a reventar. Siempre me han molestado por eso.

-En ninguna, ¿qué te parece dormir en el corredor?

-Muy gracioso, deberías ir a un programa de comedia.- Ironicé- capullo.

-Capullo y tu puta madre- contraatacó, con pura tranquilidad.

Que pesado esta este. Me fastidia que me insultara pacíficamente, sin siquiera elevar la voz. Como si todo fuese normal para él.

-A mi mamá no le llamas así hijo de puta- protesté tirante.

 -No me jodas los cojones, Dylan. Ahora vete a jugar con Barbies; gay.

¿Por qué mierda todos me dicen así? Vale, me gustan los hombres pero es porque soy mujer. ¿En serio luzco como homosexual?