Capitulo 3

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-Aqui tienes. Acredite quince dolares con noventa y uno en tu tarjeta de participacion, equivalen a mil trescientos puntos de juego. Que tengas una linda tarde- Sonrio entregandole la tarjeta al niño de unos doce o trece años, que me da las gracias y corre con su grupo de amigos a los juegos del arcade donde trabajo. 

-Te ha dicho "Gracias"- Mi compañera de trabajo, Georgia, llama mi atencion mientras masca su chicle despectivamente- Dios santo. Nunca vi a esa bola de niños tener buenos modales desde que vienen aqui. 

-Oh... ¿Hace mucho que vienen?- Pregunto mientras le paso un trapo humedo a los premios que estan en la vitrina. 

-Desde antes que yo trabajara aqui. Hace tres años. O quizas más. 

Asiento porque no se que otra cosa decir o hacer y me dedico a lo que estaba haciendo. 

El arcade de los hermanos Hopper era un area de juegos ubicada a unas cuantas calles de la fuente de agua Drumheller. Era tan grande que habian decidido que tambien contendria atracciones como el bowling, el billar e incluso algunos pocos juegos mecanicos que siempre suelen gustar a la gente. William Hopper fallecio hace muchisimos años y es James quien me contrato y sigue llevando adelante el negocio familiar. 

James Hopper es un hombre casi completamente calvo, de unos sesenta y seis años con una numerosa cantidad de arrugas en su rostro simpatico y dulce. Sin embargo, su personalidad no es tan agradable como lo denota su apariencia, suele tomarse nuestro trabajo con mayor seriedad que nosotras mismas pero el ya no puede atender el lugar por si mismo como solia hacerlo, asi que no le queda otra opcion que contratar personal. 

Una chica de unos ojos inmensamente azules y una calida sonrisa se acerca a la caja y Georgia esta muy concentrada con su telefono como para atenderla. Hago una mueca de desagrado y decido atenderla yo. 

-Bienvenida al arcade de los hermanos Hopper- esbozo una amable sonrisa- Mi nombre es Rita Norman ¿En que puedo ayudarte?

-Buenas tardes- Saluda y coloca sobre el escritorio de la caja registradora un avion coleccionable- Mi hermano de siete años se llevo esto el dia de ayer y quiere saber si puede cambiarlo por otro premio.

-Mmm....- Observo el avion que al parecer esta en perfecto estado, casi como si no hubiera sido retirado de su empaque- Mira, no deberia permitir que lo cambies. Segun el protocolo, los coleccionables no tienen devolución- La seriedad medio decepcionante en la cara de la muchacha me revuelve el estomago- Pero esta en perfecto estado, asi que hare una excepcion si no le dices a nadie. Yo lo sellare cuidadosamente asi nadie notara la diferencia. 

-No sabes cuanto te lo agradezco- Sonrie expresando felicidad y colocando sus manos sobre la mesa- Me llevaré ese tigre anaranjado de felpa de la derecha. 

-Claro- Digo abriendo la pequeña puerta corrediza y retirando el premio- Por la diferencia de creditos entre un premio y otro depositare 400 puntos de juego en tu tarjeta de participacion. ¿Te parece? 

-Oh cielos, eres grandiosa- Rie con alegria tendiendome la tarjeta- Le dare cinco estrellas al rate en su pagina de internet en atencion al cliente, lo prometo.

Rio y mi compañera de trabajo me mira de reojo- Oh no es nada. Es mi trabajo. ¿Se te ofrece algo mas? 

-Si, quisiera rentar tres tacos y una mesa de billar porfavor- Georgia coloca los tres tacos de madera sobre la mesa y la llave de la mesa de billar numero siete. 

-Son diez dolares. Cerramos la zona de adultos a las once- Anuncio y ella me paga, meto los billetes en la caja registradora y ella se va con los objetos hacia una pareja. 

Cuando veo al muchacho, mi corazon casi se rompe. 

Era Frank, el chico que me salvo el pellejo la tarde que me asaltaron. Una chica identica a la que se acerco a la caja pero de cabello rubio lo tomaba del brazo y apoyaba su cabeza en el hombro derecho de mi salvador. 

B-M1N3 ✓ [Ya impreso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora