Kendall Jenner Imagines.

Bodyguard (!)

-También tengo un meeting en dos horas.-Le dije caminando pasos delante de él, estábamos en las calles de Nueva York, varios fotógrafos intentaban acercarse, pero nunca tanto, sabían que Alex era capaz de hacerles daño por acercarse a mi mas de la cuenta, más de un paparazzi se había ganado un golpe de su parte, Alexander era el mejor.

Mi madre estaba encantada con el, desde el robo a Kim se había ocupado de la protección de todas, pero dado a que recibí amenazas desconocidas Kris me contrató al mejor guardaespaldas del showbiz, Alexander Divandi.

Estuvo en el ejército, tres tours en Irak.

No me imagino las cosas que vió allí.

Parecía que nada le daba miedo, y eso me hacía sentir protegida con el.

Pero también me daba curiosidad, quería saber la historia de cada cicatriz, cada placa de su collar y cada cosa sobre el.

Sí, me gustaba.

Un poco.

Pero ambos sabemos que nunca pasará, el era bastante profesional, distante, nunca se involucraría conmigo.

Siempre iba distanciado, no caminaba mi lado, solo hablábamos cuando era necesario y...

Auch.

Mi cabeza. Da vueltas.

No veo nada.

--

-¡Maldición!

Abrí los ojos lentamente y lo vi caminar de lado a lado por la habitación.

-¿Alex? ¿Que pasó?
-Hey, despertaste.-Se acercó a mi-¿Como te sientes? Lo siento mucho.
-Me duele un poco la cabeza.-Dije sobandome la frente.-¿Que pasó?-Volví a preguntar, el tragó saliva.
-Un paparazzo, salió por la esquina, su camara chocó contigo al voltear, ya me encargue de él, lo siento, Kendall.

Era la primera vez que me llamaba por mi nombre.

-Estoy bien, Alex, en serio.
-Debí haberlo previsto, pero estaba tan metido en mi cabeza.-Dijo sentándose al borde de mi cama.
-No seas tan duro contigo mismo.-Le dije acercándome.-En serio estoy bien, por otro lado... Tu mejilla está sangrando, te peleaste con el.-Me levanté de la cama.
-Estoy bien, solo me lavaré la cara.
-No te preocupes.-Dije caminando al baño, estaba descalza, el me había quitado las botas.

Yo quería cuidarlo.

Busqué en el baño el botiquín de primeros auxilios y saqué un poco de algodón y alcohol.

Él seguía sentado mirando al suelo, me senté a su lado.

-Mírame.-Le pedí, el volteó hacia mí.

Me acerqué un poco más para limpiar la herida y vi como sus ojos pasaban por todo mi rostro.

Y se posaban en mis labios.

Intenté ignorarlo, tal vez solo era mi cabeza intentando confundirme más.

Como siempre.

-Solo te hizo eso?-Pregunté viendo bien su rostro.
-Es la primera vez en años que alguien me hace una herida en el rostro.-Se sinceró aún mirándome.
-¿Cómo te hiciste está cicatriz?-Pregunté curiosa acercando mi mano a su cicatriz del rostro, la que iba desde su frente a su mejilla, el casi retrocedió como si fuera fuego lo que lo tocaba-Tranquilo, no muerdo.-Digo, el sonrie.
-No creo que quieras saber la respuesta a esa pregunta.-Rió

¿Esta nervioso?

-Si quiero.-Insistí, el soltó un fuerte suspiro.
-Me torturaron en Siria.-Dijo como si nada, abrí la boca tanto que podía tocar el piso, lo torturaron?
-Me estás jodiendo.-Reí nerviosa, pero vi su rostro mirarme serio.-Mierda, lo siento.
-Si, bueno, fue una etapa dura.-Se encogió de hombros.
-Lamento que hayas tenido que pasar por eso, Alexander.