Kidnapped (parte tres)

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Había pasado un un un año y medio desde que la dejé en la puerta de su casa.

Nada nunca me había dolido tanto.

La extrañaba todos los días.

Pero era mejor así, ella tenía una vida, una familia, amigos... Y su trabajo.

La seguía viendo de lejos, asegurándome que estuviese bien, aunque cuando la dejé no supe de ella por once meses, ahora iba de lado a lado junto a un guardaespaldas.

En cuanto a mi, yo seguía con mis cosas, trabajando, manteniendo un perfil bajo siempre.

Estaba en Nueva York, caminando de un lado a otro, esperando verla salir de su shoot, se supone que debió salir hace media hora ¿Donde estaba? Siempre salía puntual.

Tal vez ya se había ido?

Comencé a caminar al Starbucks que estaba al lado del set, había estado allí parado por horas.

Estuve por entrar cuando choqué con una esbelta figura, era ella.

-Lo siento...-Dijo y llevó su mirada a su rostro, palideció al ver a quién tenía en frente-Brook?

Retrocedí buscando escapar de la situación, pero su mano se aferró a mi muñeca.

-Brook, ¿Que haces aquí?-Preguntó algo agitada, negué e intenté soltarme de su agarre, pero ella tenía su mano fuertemente apretada a la mía.-Contesta.

No había salida, y no podía hacer esto aquí.

Pareció leerme la mente cuando me jaló y salimos del local, ella estaba con una gorra y una polera que la cubría bien, con razón no la distinguí.

Me jaló hasta una camioneta dónde su guardaespaldas le abrió la puerta y me lanzó una mirada algo intimidante.

Entró al coche y yo entré de copiloto, estaba algo nervioso, ella estaba radiante, se veía igual de hermosa como cuando la conoció.

Manejó en silencio y algo apresurada hasta entrar a un vecindario de Calabasas, entonces entramos por una reja a su gran casa, ella se estacionó y soltó un suspiro.

-Tenemos mucho de que hablar.-Dijo saliendo del auto, la seguí.

Sacó sus llaves y entró a la casa seguida de mi.

-Renata?-Llamó y una señora al rededor de cincuenta años apareció por lo que sería la cocina.
-Buenas tardes señorita Jenner.

Kendall se le acercó e intercambiaron algunas palabras antes de que se fueran por un pasillo.

Me quedé parado mirando a mi alrededor, había uno que otro juguete en el suelo y cuadros con fotos de ella con su familia.

La oí volver y se quedó parada mirándome al igual que yo, Dios, había extrañado tenerla cerca.

-Kendall yo...-Hablaste, pero ella interrumpió.
-No te disculpes, Brook.-Dijo duramente-Me dejaste tirada en la puerta de mi casa, como pudiste?
-Ken...
-No me llames así.
-No podías quedarte conmigo, okay? Estaba mal, tenias toda una vida por delante, no quería quitarte eso.
-Asi que solo te dishiciste de mí.
-No digas eso, hice lo mejor para tí.-Dije apretando la mandíbula.
-No sabes el daño que hiciste, Brook, nos abandonaste...-Dijo con sus ojos llenos de lágrimas, esperen... Dijo nos?
-¿A quien más te refieres con nos?-Pregunté, ella comenzó a llorar-Contéstame.
-Yo...

Entonces un lloriqueo de un bebé comenzó a oírse y creí entender a quién más se refería.

Pero no podía ser, no podía... Ser mío.

Estuve a punto de hablar cuando la empleada regresó.

-Señorita Jenner, la bebé está despierta.-Dijo y Kendall asintió sin mirarla antes de comenzar a caminar, la seguí y entramos a una habitación rosa, habían juguetes, peluches y... Una cuna.

Kendall alzó a la bebé y me miró con lágrimas en las mejillas.

-Ella es Kiara.
-Es...
-Tuya? Si.-Dijo limpiándose una lágrima con su mano libre, no podía creerlo.

Me acerqué y vi su pequeño rostro, era... Mi hija? Podía jurar que tenía mis ojos celestes y su cabello también era rubio.

-Kendall, yo no sabía.-Dije acariciando su mejilla-Lo lamento tanto, es perfecta.-Miré a la niña.
-¿Quieres cargarla?-Preguntó tímida, sonreí.
-Claro que si.

Me pasó a la bebé con cuidado y sentí como mi corazón se llenaba de amor, esta era mi hija, mi niña.

-No quiero soltarla nunca más.-Admitiste, acerqué mi mano a su rostro y su pequeña mano rodeó mi dedo, sonreí de nuevo, era tan hermosa.

Miré a Kendall y sus ojos estaban llenos de lágrimas.

-Creo que tenemos mucho de que hablar.-Te atreviste a decir, ella asintió.

Dejé a la pequeña en su cuna y me senté en un pequeño mueble al lado de la ventana.

-Sientate.-Pedí.

Ella se mordió el labio nerviosa pero lo hizo, su esencia invadió rápidamente mis fosas nasales y me di cuenta de cuánto la había extrañado.

-Se que cometí un gran error, Kendall, pero no pienso cometer otro.-Dije tomando su mano-Te amo, preciosa, y desde que vi a ese pequeño milagro te amo más aún.-Besaste su mano, ella solo lloró un poco más-No voy a dejarte de nuevo, nunca más si me das otra oportunidad.

Junté mi frente con la suya y limpié sus lágrimas, ella cerró los ojos fuertemente.

-Prometelo.
-Lo prometo, amor.-Dices y dejas un casto besó en sus labios-Prometo no dejarte ir nunca más.

Kendall Jenner Imagines.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora