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Prisión de titanes, Tártaro.
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En lo profundo de la mazmorra, los titanes y criaturas del abismo se encontraban reposando sus pesados cuerpos los cuales fueron puesto en alerta de inmediato al sentir la presencia de quien se encargaba de liderarlos.

–Despierten primores, es hora de jugar. –  Un dios de apariencia joven, rasgos afilados, piel clara y un flamante cabello oscuro como la mismisima  noche hizo acto de presencia en su reino entre cortinas de humo negro, era su manera de aparecer por el mundo. Nada más y nada menos que Taehyung, el dios de la discordia.
Empieza un nuevo día y el mundo de los mortales está en paz, pero no les durará. Sólo mirenlos ... –Observó lo que parecía una bola de cristal con apariencia de nuestro planeta.
Tiro de un delgado hilo y su mundo entero está envuelto en un caos... ¡Glorioso caos!. Y vean nada más esto... –Prestó atención a un lugar en especifico, Italia.–
– ...un noble príncipe, un invaluable tesoro y un desalmado ladrón. ¡Ow, cuánto me voy a divertir!... Sethus –Llamó a su monstruo marino– Ya sabes qué hacer. –Elevó ambas manos
–Qué comiencen los juegos. – Y sin más la criatura cayó desde los cielos hasta la ruta de navegación de los navegantes.

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Mar de Silicia.
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El día transcurría tranquilo en lo ancho del océano, incluso los dioses pensaban que sería un buen día. O eso creían...

–¡Caballeros!, esto es lo que estabamos esperando. El objeto más valioso del mundo se dirige a Siracusa... Es una lástima que nunca llegará.–

La tripulación río levemente

–¡Después de hoy nos retiramos a Fiji!–

Comenzaron el saboteo activando las navajas de un lado del barco.

–¡Seremos ricos! – Liberó su espada y al momento del impacto entre naves, se lanzó a la nave ajena.
Un muchacho de aparentes 23 años combatía sin piedad a los guardias del barco que atacaba, poseía tez un poco bronceada, ojos almendrados, cabello de tono rosado casi rojo, y un cuerpo digno de envidiar. El muchacho se paseaba entre las espadas de sus contrincantes derribando a todos a su paso; ese era Jeon JungKook, el bandido leyenda de los siete mares, conocido por robar las cosas más valiosas que hubiera en su camino  y por escabullirse más de un par de veces de las manos de los altos mandos.

¿Viste esa maniobra? Bastante bien, ¿no?. –Preguntó el chico al hombre moreno a su lado.

Creo que te excediste, sólo un poquito. –Ese moreno era NamJoon, el segundo al mando de su barco y su mano derecha en las peleas que ocasionaban sus constantes asaltos.

–¡Agh!... Que me excedí... –Un guardia atacó a su compañero mientras lo seguía pero éste atrapó el filo de la espada enemiga con su blanquecina dentadura haciendo gritar al contrincante y lanzandolo al agua en el acto– Ah, y tú nunca de excedes.– Su mirada se desvío hacia el camarote de la nave y se topó con el intento del resto de sus camaradas en darle batalla al capitán del terreno enemigo.– ¿Jimin?

–Oh, se pone interesante. ¿Cuánto ha pasado?. –

–Más de una eternidad.– Se acercó al capitán contrincante el cual repartía patadas a la tripulación pirata y con su espada repelía los cortes que llegasen a dañarlo.– Sigues peleando como una anciana.

–¿JungKook?.– El capitán bajó la guardia y fue derribado– JungKook, ¿Qué-...? –Se levantó– ¿Qué estás haciendo aquí?

–Trabajando... –El pirata sacó una daga de su cinturón y arrancó la cerradura del camarote– ¿Y tú?

–¿Qué te pasó?... ¿Dónde te metiste? Yo-...

–Hump, me gustaría charlar pero tengo cosas que hacer, personas que ver... Cosas que robar... –El pelirosa se adentró en la habitación hasta llegar a su boleto para la buena vida, el capitán de la nave que tenía dicho boleto era Kim Ji Min, su mejor amigo de infancia dos años mayor que él, hijo del rey Kim Seok Jin y príncipe de Siracusa. Finalmente su recorrido terminó frente a un libro azul que resplandecía en el centro de la pequeña habitación. El pirata fue seguido por el príncipe.– El libro de la paz...–

–Mi trabajo es llevarlo intacto a Siracusa.–

–¿En serio? Ahora vas a hacer que me sienta mal porque te van a despedir.–

–No hablas en serio, ¿desapareces diez años y apareces para robarme?.–

–Ojalá no fueras tú, lo siento. ¡En serio! Pero-...

–¡Pero se trata de mi!. JungKook...–

–Jimin, de niños teníamos gestos secretos, palabras clave y un escondite. Fue divertido,  divertidísimo pero... Eramos niños.–

–¡Y amigos!. No te lo llevarás, olvídalo. De todos modos, ¿qué harías con él?,el libro de la paz protege a las doce ciudades.–

–¡Exacto!. Imagina el dinero que me darían por recuperarlo...–

–Lo voy a repetir, hace muchos años tú y yo eramos amigos. Si esa amistad significó algo para ti, ¡Pruébalo!.–

JungKook suspiró.

Tienes razón... Eso fue hace muchos años.– Acercó su mano al libro y el más bajo tomó su mano, impulsó para lanzarlo y lo hizo haciéndolo rodar hacia atrás en el suelo, arrebatando en el acto una de las espadas que colgaban de la espalda del más joven.– Por favor no te hagas el héroe, Jimin. –El pirata se levantó del suelo y tomó su segunda espada, acercó la punta de esta a la espada de su amigo y con un ligero choque comenzaron a hacerlas girar, por un lado intentando arrebatar y por el otro proteger.
Finalmente llegó el momento en el que ambos detuvieron sus espadas frente a frente.

Si quieres obtener el libro, será sobre mi cadáver.–

La Leyenda De Los Siete Mares [KookGi] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora