III

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...–Se alejó al mismo tiempo que la burbuja se desvanecía y el torrente marino regresaba a la normalidad; JungKook comenzó a nadar a la superficie y el dios lo miró desde las sombras del océano.– Es tan lindo y... También ingenuo. –El dios miró a su mascota y sonrió satisfecho– ¡Sethus! Bien hecho.
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JungKook salió a la superficie en dirección a su barco y su tripulación, tan pronto como NamJoon lo vió fuera del agua lo tomó del cuello de la camisa y lo subió al babor. Sus camaradas festejaron su supervivencia.

–¡Qué gusto verte!. –Se acercó uno de los mellizos de su tripulación e inmediatamente regresó con su hermano– Págame, vivió.–

–¿Qué pasó ahí abajo? –Preguntó NamJoon–

–Nunca... Vas a creer lo que sucedió ... –Habló mientras recuperaba el aliento–

–Dímelo.–

–Está bien, aquí voy. Conocí a Taehyung, el dios del caos. Está enamorado de mi y me invitó a su palacio. –Se sentó correctamente el el suelo. NamJoon arqueó una ceja y luego carcajeó.

–¡Ja! ¡Qué gracioso, dios del caos! ¡Ja! Lo tengo que escribir.–Se largó a reír.

–Entonces ya no hay libro, ¿ahora que hacemos?. –

–Ten paciencia, Hoseok. Al menos sabemos dónde está.– Dirigió su mirada al barco que seguía flotando cerca del suyo.

Caballeros, trazen el curso hacia Siracusa.–Ordenó Jimin a sus guardias.

El transcurso del navío fue pacifico, la gente de Siracusa estaba muy contenta de saber que el libro estaba a salvo. El rey ordenó a sus súbditos preparar todo para un banquete para celebrarlo.

–Desde que tengo memoria, sueño con este momento. En el cual todo es paz y tranquilidad y donde mi hijo ha madurado. –Brindó– ¡Por el libro de la paz!–

–Y por el rey Kim y el príncipe Jimin. ¿Eh?–El embajador se detuvo al ver que los guardias se dirigían con arma en mano a la entrada del salón.

–¿Lo ven?. Esto es lo que pasa cuando usan la entrada.– Pronunció JungKook recibiendo un asentimiento de NamJoon.

¿Qué está haciendo aquí?.–Preguntó el rey.

–Al menos no está robando a nadie.–Calmó el príncipe a su padre.

Será porque todo lo robable está aquí.–Ironizó el rey.

Un guardia estaba desafiando a JungKook con su espada.

–Te apuesto diez coronas a que tendrán que bajar esas espadas.–

–Acepto la apuesta.– En ese momento Jimin dió la orden de hacerlo.

Guardias, bajen sus espadas. No te veo en diez años y, ¿ahora dos veces en un día?. ¡Uf! Me siento abogado.–

–Quería venir a que me dieras las gracias, de nuevo.–

–Seguro escuchaste que hay comida y vino gratis.–

–¿Escucharon?. La cena y los tragos corren por su cuenta.–

–Ven acá, quiero presentarte a alguien.– Jaló a JungKook del brazo.

A trabajar. –Susurró. En ese momento los guardias pidieron las armas a los piratas, NamJoon torció el labio y rápidamente sacó dos dagas asustando en el acto a los guardias, comenzó a reír y todos comenzaron a dejar sus armas en la mesa.

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JungKook y Jimin caminaban entre la multitud mientras el primero tomaba una copa de vino en el camino.

Quiero que conozcas a mi prometido.– JungKook cerró los ojos y y bebió en contenido de la copa, cuando abrió los ojos se sorprendió al ver a su amigo tomando delicadamente la mano de un muchacho más bajo que él, bien vestido con prendas azul oscuro, el cabello negro bien peinado, de piel lechosa y pequeños ojos marrones.– Lord Min Yoon Gi embajador de Tracia.– JungKook quedó sin habla por un momento pero una suave pero profunda voz lo sacó de su ensoñación.

–Con que tú eres JungKook. Me comentaron en la mañana lo que trataste de hacer. Primero intentas robarle a Jimin y luego le salvas la vida. Qué te consideras, ¿Un ladrón o un héroe?.– Por un momento ambos apartaron la mirada para mirarse entre sí, momento que JungKook aprovechó para desaparecer.

–El quería darme la oportunidad de darle las gra-... cias.–

A lo lejos Hoseok se encontraba conversando con un cocinero acerca de su vida marina mientras cargaba bastante comida para atiborrarse.

–Ocho meses en el mar sin comida, no sabes lo horrible que fue.– Su vista captó a su capitán, se acercó.– Oh, esto será demasiado fácil. No hay demasiados guardias-...

–¡Olvídenlo!. Nos vamos al barco.–Huyó.

–Oh...–

–¿Estás loco? El libro es casi nuestro. –Habló NamJoon mientras volteaba a ver al príncipe y a su compañía, notando como el más pálido se encogia de hombros.– Dugh... –

–¡Bah! ¿Qué? ¿Quién es? ¿Un ex-novio?–

–No es tan simple. Andando.–

Y así los piratas salieron del salón sin percatarse de que alguien los observaba desde lo alto.

Ay, esto es tan fácil.–Taehyung se desvaneció rápidamente.

Jimin llevaba del brazo a Yoongi, lo guiaba al balcón. En cuando llegaron a la orilla Yoongi soltó un profundo suspiro mientras miraba al horizonte.

–Es tan hermoso.–

–Lo sé, mi padre lo mandó a construir cuando era niño. Tiene guardias en todos los niveles,y sí te fijas en el... –Se vio interrumpido por la imagen de su prometido cuando lo miró arquear una ceja.– Ah, te refieres al océano.–

–Me hubiera gustado conocerlo mejor.  Sólo miralo, Jimin. Hay tantas maravillas...– Miró de nuevo a Jimin.

–Yoongi...–Tomó su mano– Nuestro matrimonio fue acordado desde que eramos niños y no quiero que lo hagas solo porque tienes que hacerlo.–Yoongi lo miró apenado– Por eso te lo pregunto. Yoongi... ¿Quieres ser mi esposo?. –

–Jimin, yo-... –

–Qué bueno que los encuentro, quiero brindar con los ministros, pero no puedo hacerlo porque hacen algo raro con la rodilla. Yoongi, necesito un embajador.–Habló sin pausas el rey.

–Con gusto.–

Yoongi acompañó al rey y Jimin se aflojó un poco el cuello de su camisa, los nervios se lo comían.
Por otro lado, en la torre que hace unos minutos Jimin había alabado una sombra se escurría por las paredes hasta llegar al interior, el caos comenzaba a moverse. Entró en la sala del libro y se encontró con un guardia el cual custodiaba el tesoro sagrado. Taehyung materializó sus manos y apagó únicas dos antorchas de la habitación. El guardia se sobresaltó y se puso en guardia. Taehyung por fin se materializó pero esta vez con la apariencia de cierto joven de cabellera rosada, sacó su daga y salió de las sombras; el guardia lo atacó pero Taehyung fácilmente lo detuvo, con su brazo hizo que el guardia se pusiera de rodillas a la altura de su abdomen mientras sostenía su espada y de un fuerte puñetazo lo mandó a dormir.

Me encanta usar disfraces. – Dejó caer la daga que antes pertenecía a JungKook en el piso y soltó una suave risa maligna.– Todas las piezas han tomado su lugar. –Y así, Taehyung cerró el libro y esparció su poder a lo largo de Siracusa.

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La Leyenda De Los Siete Mares [KookGi] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora