Capítulo 20

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Raoul:

Cuando por megafonía anunciaron mi vuelo, me levanté y le enseñé el billete a la señora. Me dejó pasar y cuando entré al avión me indicaron un asiento

Cuando me senté y despegamos no podía conciliar el sueño. No podía ni siquiera cerrar los ojos sin imaginarme a Agoney destrozado

10:50:

Llegué al aeropuerto cerca de las once de la mañana. Me importaba poco si me veían y me reconocían. Total estaba en la tierra de mi chico

Llegué a la parada de taxis y me subí al primero que vi con luz verde 

- Buenos días. hablé

- Buen día joven. ¿ A donde le llevo?

Le enseñé el mensaje del canario y el conductor asintió y empezó a manejar

Unos 40 minutos más tarde la casa conocida hizo presencia frente a mis ojos

Le pegué al taxista lo que marcaba en el taxímetro, salí y me acerqué a la casa

Piqué al timbre una vez

Como un minuto más tarde apareció Oscar, el novio de Glenda

- Hola. Habló

- Hola. Contesté

Me hizo un ademan para que pasara cuando él se apartó de la puerta

- Como están?. Pregunté

- Es mejor que lo veas por ti mismo. Ven, te llevaré al cuarto del Agoney

Nos dirigimos al cuarto del moreno

Picó dos veces casi inaudibles y me dejó entrar primero cuando abrió la puerta

Con una sonrisa agradecida entré

La imagen que vi me rompió y algo en mi pecho se encogió

La chica estaba sentada en la cama y el canario estaba acurrucado en sus brazos

Cuando agudicé el oído escuché como la mayor de los dos estaba cantando una melodía lenta, apenas susurrándola

Pocos segundos después Glenda me miró y aquella sonrisa rota hizo que mi pecho se encogiera mucho más

- Llegaste rápido. Habló en voz baja

- Lo más rápido que pude. No podía dejarlo solo en estos momentos. Y de verdad lo siento mucho Glenda, de corazón

- Gracias rubito. Mejor os dejo solos

Me acerqué a Agoney, abrazándolo por la cintura, mientras él seguía de espaldas a mi

- Mi niño. Susurré en su oído

Se giró aún sobre su hermana y me miró a los ojos, viendo los suyos rojos, brillosos y apagados

- Viniste. Habló con la voz rota

- Claro que si amor. Como iba a dejarte en estos momentos cuando sé que tu no lo estás pasando nada bien. No no. Eso nunca va a pasar

Se abrazó a mi cuello con fuerza. Le abracé por la cintura y le senté sobre mis piernas. Haciendo que su hermana se pudiera levantar con más facilidad

Cuando la chica se levantó, le dio un beso en la cabeza al moreno y me miró

- Si necesitáis algo no dudéis en decirlo si. Sonrió un poco

- Descuida, está en buenas manos. Sonreí

- Eso lo sé. Nos vemos luego

Cuando se fue de la habitación acomodé mejor a Agoney sobre mis piernas

Dos almas y un sueño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora