Capítulo 24

76 2 1
                                    

Raoul:

Entré al piso y no vi a Agoney en el salón, fui a la habitación, viéndole en la cama con el portátil

Al verme entrar sonrió

- Hola. Hablé

- Hola. ¿Donde estabas?. Preguntó

Sin decir nada me senté a su lado, dándole un pico en los labios

- Te tengo una sorpresa. Sonreí

- Que es?. Preguntó

Dejó el ordenador a un lado y cruzó las piernas frente a mi

Me quité la chaqueta y del bolsillo interior saqué un sobre

Me miró con el ceño fruncido sin entender

- Eso que és?. Preguntó

- Averigualo tú. Sonreí tendiéndole el sobre

Lo cogió de mis manos y lo abrió. Sacando su contenido

Abrió los ojos como platos al ver los billetes de avión

- No te creo. Habló mirándome con una amplia sonrisa

- Prepara las maletas que nos vamos en 2 días a Canarias. Sonreí

Se avalanzó a mi, haciendo que yo me tumbara en la cama, teniendo al canario sobre mi, en una milésima de segundo chocó sus labios con los mios

2 días más tarde:

Raoul:

Ahora nos encontrábamos frente a la casa de Agoney, el moreno abrió la puerta y nada más entrar vimos a su padre, Glenda y Oscar

Dejamos las maletas al lado de la puerta una vez la cerramos

- Bienvenidos a casa tortolitos. Habló Glenda acercándose a nosotros

Abrazó a su hermano por los hombros. Cuando se separaron se miraron con una sonrisa los dos

Cuando se separaron Glenda se acercó a mi

- Ven aquí rubio. Habló abriendo los brazos

La abracé por la cintura, sintiendo como los suyos me envolvían

Cuando nos separamos sentí la voz de su padre

- Ya que estamos todos aquí, porqué no nos vamos a comer juntos. Sonrió el hombre

- Por mi perfecto. Habló Glenda

- Como negarme. Sentí a Agoney

- A donde me llevéis yo voy. Hablé

- A mi no me dejais solo aquí. Habló Oscar 

- Pues salgamos a celebrar que ya estáis aquí. Habló otra vez el hombre

Salimos todos de la casa y nos fuimos a un restaurante que estaba cerca de la casa

Cuando nos sentamos y nos dieron las cartas cada uno eligió lo que quiso. Cuando la camarera se acerco le pedimos los platos y cuando acabó de anotar se fue 

De pronto sentimos a Glenda, la cual estaba frente a nosotros sentada al lado de Oscar

- Y bien parejita. ¿Qué tal todo?

- Muy bien. Sonreímos los dos

- Ya acabasteis la gira verdad?. Preguntó ella

- Si, hace poco la acabamos. Fue una pasada estar todos juntos de nuevo en el escenario. Explicó Agoney

- Y el piso como quedó?. Preguntó Oscar

- No os mandé las fotos?. Preguntó el canario extrañado

- No. Todavía las estamos esperando. Habló el padre del canario

- Cuando volvamos os las mandamos. Quedó muy bonita. Hablé con una sonrisa

Unos minutos más tarde llegó la camarera con nuestros pedidos y nos pusimos a comer entre anécdotas y risas

1 hora y 30 minutos después:

Agoney:

Cuando acabamos de comer y salimos miré a Raoul, cogiéndole de la mano y entrelazando nuestros dedos. Con una sonrisa me miró

- Te apetece ir a la playa?. Preguntó

- Me encantaría. Sonreí

- Nosotros nos vamos para casa. Sentí la voz de mi padre

- En un rato vamos. Hablé

Ellos se fueron dirección a la casa y nosotros a la playa. Nos sentamos en la arena, cerca de la orilla

Cerré los ojos, disfrutando de la brisa fresca del mar

- Gracias. Hablé tras un suspiro

- Porqué?. Preguntó

- Necesitaba ya desconectar de todo. Necesitaba respirar

- Sabía que te vendría bien volver a tu tierra amor. Además a mi también me apetecía volver

Me tumbe en la arena, sintiendo como el rubio se tumbaba a mi lado y se acurrucaba en mi pecho, le abracé por la cintura y cerré los ojos. Dejándome arropar por el sol, la brisa del mar y los brazos de mi pequeño rubio

(...)

A la mañana siguiente:

Agoney:

Me desperté cuando sentí el sol entrar por la ventana. Giré a mirar a mi lado y vi a Raoul tapado hasta la cintura la sabana. Estaba boca abajo. Con su cabello rubio revuelto y con la boca un poco abierta

Me levanté de la cama con mucho cuidado de no despertarle y me fui al pequeño balcón que tenía la habitación

Me apoyé en la baranda admirando el día soleado. El ruido relájate del mar. Estar en Tenerife, en mi casa siempre me hacía sentir mejor. O por lo menos olvidarme un poco de mundo

No sé cuanto tiempo pasó hasta que sentí sus brazos alrededor de mi cintura y sus labios dando pequeños besos a mi cuello y hombros

- En que piensas mi vida. Sentí su voz

- Siento una paz en estos momentos. Hablé después de soltar un suspiro

- Ya lo llevo notando desde que llegamos. ¿Y ahora que te ví en tu mundo?. Preguntó

- ¿Que habría pasado si Noemí no nos hubiera pedido que nos besáramos?

- Pues no lo sé. Pero tampoco me arrepiento de aceptarlo y mucho menos me arrepentiría de confesarte lo que sentía por ti. Porque ahora no puedo vivir sin ti Ago

- Te he dicho alguna vez que me encanta cuando hablas así

Me giró entre sus brazos y en una milésima de segundo después sentí sus labios sobre los míos. Le abracé por el cuello para profundizar el beso

Cuando el aire nos comenzó a faltar nos separamos y nos miramos a los ojos

- Te amo mi canario. Susurró

- También te amo chiquitín. Susurré de la misma manera para volver a conectar nuestros labios

Dos almas y un sueño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora