Luego de un par de días el ambiente entre Megs y yo había mejorado, seguimos como si nada hubiera pasado, nos veíamos todos los días, íbamos al cine, a algún centro comercial, o sólo nos quedábamos en mi casa platicando y comiendo.
De esta forma pasó un mes, llegando el día que menos esperaba.
* * *
Y así es como me encuentro junto a Megan en el aeropuerto, son las 6:10pm y su vuelvo está programado para las 6:55pm; nos encontramos sentadas en la sala de espera.
-¿De verdad tienes que irte? No lo hagas, por favor.-digo yo con una expresión de súplica, rompiendo el silencio.
-Mel, ya hablamos sobre esto, se trata de mi familia, sabes que no puedo quedarme, por más de que lo desee.-respondió.
-¿Qué se supone que haré sin ti?
-Eres una persona muy fuerte Melanie, eres tan jodidamente hermosa y especial, tú no me necesitas, puedes salir adelante por tu cuenta.
Bajo mi cabeza y suspiro.-No quiero que te vayas-digo para levantar mi cabeza de nuevo.-Pero...No todo sale como uno quiere, ¿verdad?- le dije con los ojos acumulados de lágrimas, en cualquier momento iba a romper en llanto, lo sabía.
-Yo...Lo siento, de verdad.-respondió ella con el rostro triste.
-No te vayas, por favor, prometiste que no me ibas a abandonar nunca.-dije yo con la voz rota.
-También prometimos que sin importar la distancia ibamos a estar siempre conectadas, siempre una para la otra, ¿recuerdas?.
-Si, pero...-No lo pude evitar, mis lágrimas comenzaron a caer, a multiplicarse, quería gritar, pero todo lo que ocurrió fue un llanto silencioso mientras miraba el suelo.
Ella levantó mi cabeza y me abrazó, me dió uno de sus abrazos tan cálidos, tan fuertes, de esos que no siempre se dan. Y lloré, sólo lloré en su hombro, esto era una despedida, la peor despedida.
Ya más calmada me alejé un poco de ella. -¿Te volveré a ver?
El único sonido que podía oirse era el de los aviones despegando y la presencia de las otras personas. Entendí que no podía responder a mi pregunta, así que esta vez la abracé yo.
El sólo pensar que iba a tener que regresar a mi casa y seguir mi vida normal, como si nada hubiera pasado, me destruía, así que la abracé, tan fuerte como pude, e intentando no llorar, le dije -Nunca me olvides, por favor.
Y de repente era ahora ella quien se encontraba llorando. -Nunca, te lo juro-Me respondió en medio de su llanto.
Finalmente llegó la hora, su avión iba a despegar, tenía miedo de que nuestra amistad se terminara debido a la distancia, era lo que más me aterraba.
-Mel, gracias por todo, por siempre haber estado ahí, en las buenas y en las malas, por regalarme tu apoyo y amor incondicional, gracias por ser la mejor amistad que pude tener. Y tal vez esto no es un adiós, es un hasta pronto, prometo regresar. Quiero que seas muy feliz, que alcances tus sueños y cumplas tus metas, no dejes que nadie te destruya Melanie, eres grandiosa.-Pronunció ella antes de irse.
Y viendo cómo se iba, con un nudo en la garganta, susurré: -nunca me olvides.
Se fué, y con ella se llevó una parte de mi felicidad. Me di la vuelta, volviendo a romper en llanto, no pude evitar llorar todo el camino de regreso a casa.
Una vez en mi habitación, con los ojos rojos e hinchados y la cabeza a punto de explotar, me acosté en la cama, dejando que aquellos viejos recuerdos volvieran a mi, todos los buenos y malos momentos que pasamos juntas. Y, viendo nuestras fotos en el celular, deseé que volviera.
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Nunca me olvides.
RandomAsí que la abracé, tan fuerte como pude e intentando no llorar, le dije: -Nunca me olvides, por favor.